Si hay una obra que ha triunfado en crítica y premios en 2023 fue esta Patos. Dos años en las arenas petrolíferas, que ahora Norma Editorial recupera en una edición en rústica a un precio muy asequible. La obra se ha alzado con numerosos premios, entre ellos los Eisner y Harvey, y fue incluida entre las mejores lecturas del 2022 en numerosos periódicos como The New Yorker, The Guardian o Time. Esta edición en rústica la acercará aún más al gran público, puesto que se trata de un tomo de 430 páginas que no llega a los 30€. Una dura crónica de las vivencias de su autora en varias explotaciones petrolíferas canadienses, en la que encontramos una crítica muy evidente, pero otra mucho más inteligente y velada.
Patos nos presenta la propia historia autobiográfica de su autora Kate Beaton que, una vez terminada su carrera universitaria ve cómo tiene que hacer frente al préstamo de estudios y, tras reconocer que los trabajos para su sector no le dan suficiente dinero, toma la decisión de irse a trabajar a una instalación de explotación petrolífera, donde puede trabajar muchas horas y conseguir dinero «rápido». Pero lo que descubrirá allí es un mundo de hombres solitarios con poco contacto femenino, y aún menor habilidad para tratar como se debe a otra persona, independientemente de su género.
Pero como decía antes, esta obra puede verse desde dos puntos de vista: uno es muy evidente, el de la crítica al machismo, al acoso, e incluso algún paso más que se da en ese tipo de instalaciones sin que nadie mueva un solo dedo, o siquiera al menos que se vea como algo negativo. Beaton retrata muy bien el corte social habitual en esos trabajadores, de tipos con pocos recursos, menos estudios y que están acostumbrados a moverse exclusivamente entre hombres, que entienden que cierto tipo de comentarios son divertidos para ellos y por tanto debe serlo para la chica que los recibe. La obra dedica prácticamente dos tercios de su extensión a mostrar anécdotas de ese tipo, pudiendo llegar a ser repetitivo, pero que en el fondo acaba funcionando para transmitir al lector el desgaste continuo que tuvo que soportar su protagonista en los dos años en los que estuvo trabajando, y la mella real que llegó a hacer en su propia salud mental.
Aunque hay otra parte de la obra que me ha gustado mucho más, por menos evidente, y es todo lo que hay construido en torno al mundo del petróleo, con expropiaciones ilícitas de tierras, un ataque continuo a la biosfera y cómo el dinero acaba alienando al ser humano. De hecho, el propio título plantea un paralelismo entre esa noticia aparecida en un periódico en la que unos patos acabaron falleciendo en una de las instalaciones petrolíferas con la propia situación de la protagonista que llega un momento de la historia en la que se ve atrapada sin poder escapar de ahí, hasta poder liquidar su deuda, a pesar de que hace intentos por buscar otras alternativas.
El dibujo de esta obra me ha parecido contradictorio: por un lado es un estilo muy sencillo, que una vez está avanzada la historia hace difícil reconocer a algunos personajes por lo parecidos que resultan entre sí. Y eso a pesar de que con cada cambio de localización incluye una pequeña presentación de personajes recordando nombres y cargos. Pero por otro lado, Beaton tiene una capacidad narrativa prodigiosa, consiguiendo que una lectura, que en algún momento debería ser monótona por lo repetitiva y por la recurrencia de sus localizaciones, no se haga bola jamás. Tiene la capacidad de ir alternando anécdotas y situaciones que la hacen muy amena en su lectura, aunque siempre tengan el mismo tema de fondo. Curiosamente, la maquinaria pesada y los paisajes los hace con gran nivel de detalle y realismo.
En definitiva, Patos. Dos años en las arenas petrolíferas me parece una obra que ha conseguido todos los premios que ha conseguido de manera merecida, por mostrar una realidad en un entorno laboral mayormente desconocido, a la vez que siembra soterradamente el interés por cómo se salta la ley cuando interesa, si hay dinero de por medio. Personalmente me ha interesado mucho más ese aspecto, por la manera tan inteligente que tiene de presentarlo, y no porque tenga más o menos interés que el tema del acoso en el entorno laboral. Pero este aspecto se critica de una manera mucho más evidente y, en un sentido puramente artístico, me ha interesado algo menos. No obstante, se trata de una obra muy bien narrada que merece ser leída por mucha gente.
Lo mejor: Lo bien que camufla la crítica a las explotaciones petrolíferas entre denuncia al acoso laboral. Una capacidad narrativa encomiable.
Lo peor: Hay momentos en que cuesta reconocer a algún personaje, por lo que se parecen entre sí.