Con el tomo 8 llegamos al final del seinen manga Parasyte, del cual ya hablamos a raíz de su salida hace ya más de un año (aquí o aquí). Una serie que ha ido ganando en interés a medida que se ha ido complicando la trama, y a la que llegamos tras un espectacular cliffhanger en el tomo 7 dejando la trama a punto de acabar. Un desenlace con algún pero que ahora desgranaremos, pero que como resultado global podemos decir que es una serie con una premisa interesante, que podrían haber estirado mucho más, pero que con la extensión escogida han evitado saturar al lector y les ha quedado una serie con una extensión perfecta para nuevos lectores que puedan sufrir vértigo ante esas series de treinta o cuarenta tomos.
Empezamos el tomo con el enfrentamiento ¿final? entre Shinichi y Gotô. Para ello, Miggy y Shinichi toman la dura decisión de separarse para tener más posibilidades de victoria. Pero el enfrentamiento no podrá cerrarse del todo y Shinichi buscará refugio en la casa de una anciana, que le ayudará despertando las suspicacias de los vecinos ante los sucesos que están asolando el país. El enfrentamiento final no será el fin de la historia, con un epílogo en el que se terminan de cerrar algunos asuntos que quedaron pendientes y un final trepidante hasta la última página.
Iwaaki decidió no poner a prueba la paciencia de los lectores, dando por concluida una trama que podía haber dado mucho más de sí y planteando en estos tomos lo duro que llega a resultar la separación de la mano alienígena para Shinichi, haciendo una reflexión que se puede leer entre líneas de canto a la aceptación de lo diferente y la aspiración a convivir en paz. La acción no queda reñida con algún tipo de moraleja, y la duda de si volveremos a ver a Miggy tras la lucha final está muy bien planteada y le da interés a las últimas páginas.
Pero sí hay algo que me gustó menos de este final y es el, permitidme, coitus interruptus. Cuando estás en la aparente lucha final, al principio del que sabes es el último tomo, la historia pega un frenazo y nos cuenta esos capítulos con la anciana Michiyo. Es una historia interesante, que incide sobre la relación entre dos personas de distinta generación y cómo pueden ayudarse entre ellos, pero hace que decaiga el ritmo cuando vas con las expectativas de ver el tour de force final en cuanto a acción. Por suerte, lo que sigue, cumple con las expectativas y es un enfrentamiento final cargado de la épica que merece y con momentos de gran intensidad narrativa.
Los diseños de los alienígenas ha sido uno de los fuertes de la obra, con esa presentación de miembros en forma de armas de filo, y en este último tomo nos presentan la forma más aterradora del villano Gotô y tiene unas escenas de acción muy bien contadas y planteadas.
En definitiva, Parasyte 8.
Parasyte es una serie que se ha encuadrado en la denominación de edad seinen, pero que pienso que se mueve a caballo entre el shonen y el seinen. Es una historia muy de adolescentes, con las tramas románticas entre Shinichi y Satomi y las luchas entre alienígenas y humanos, pero tiene momentos de violencia bastante adulta y plantea una subtrama de convivencia pacífica entre seres diferentes sobre la que bien se podría hacer una segunda lectura. Una serie que ha ido cogiendo muy buen ritmo en todo momento y que tal vez en este último se permita un descenso en él algo anticlimático, pero que en ningún momento llega a resultar destructivo para disfrutar de su lectura. Una serie recomendable para aquellos que teman acercarse al manga, y estén interesados en historias de ciencia ficción con unos alienígenas con bastante mala leche, la mayoría de ellos…
Lo mejor: Es una serie corta, entretenida y asequible para lectores que huyan de series muy largas.
Lo peor: El bajón de ritmo en la primera mitad de este tomo.
Para los que hayan llegado hasta este punto de la serie. Para amantes de historias de invasiones extraterrestres. Para los que gustan de criaturas con diseños originales.