Todo empieza con un intento de robo de vibránium por parte de Masacre. Los acontecimientos que se desencadenarán van a hacer que Wade Wilson ponga en duda todo lo que sabe sobre su vida como mercenario, y que T’Challa se cuestione su papel como monarca.
Ya iba tocando, ¿verdad? Estos dos personajes tenían que acabar coincidiendo sí o sí. El conflicto es la esencia de la comedia. Y dos caracteres tan opuestos como los de Pantera Negra y Masacre tienen que chocar por fuerza. Y del choque nace el conflicto. Y los crossovers. Y los picos en las cifras de ventas. Pantera Negra es un personaje diseñado para molar de la cabeza a los pies. Traje negro, una máscara que le cubre toda la cara, capa (al menos en sus inicios)… Un héroe africano para un público afroamericano que demandaba en la década de los sesenta más atención a su idiosincrasia. El rey T’Challa hizo su primera aparición como invitado en la cabecera de Los 4 Fantásticos, y caló con tanta fuerza en el gusto de los lectores que no ha dejado de ser un personaje recurrente durante más de 50 años. Ha sido vengador, sustituto de Daredevil en la Cocina del Infierno, gladiador galáctico… Su aparición estelar en la película Capitán América: Civil War le dio a conocer para el gran público en todo el mundo, y su fama se consolidó con su propia película, que ha cosechado también muy buenas críticas. A Masacre… bueno, ya le conocemos. Varias colecciones de cómics, dos películas, apariciones en multitud de series… ¿Qué podemos agregar sobre el mercenario bocazas que no se haya dicho ya? Nada, ¿verdad? Pues entonces, hala, al turrón.
Un resumen rápido: Masacre necesita un trocito de vibránium para poder salvar la vida de un viejo conocido del Universo Marvel. Va a Wakanda a pedírselo a Pantera Negra, éste le dice que no, y ya la tenemos liada. Ah, bueno, que también se nos ha colado en el avión un villano llamado Jack O’Lantern, al que aparentemente el guionista necesita en la trama para que se cumpla la regla de los enfrentamientos entre superhéroes: ya sabéis, primero pelean entre sí, y luego se unen contra un enemigo común. El propio Masacre nos lo explica en este cómic, y además los capítulos de esta historia llevan como título cada una de las etapas por las que pasan dichos enfrentamientos. Todo muy meta. Contar más de la historia no sería espoilear, pero sí bastante innecesario. Pero es que la trama no da para más. No esperéis impactantes revelaciones ni actuaciones trascendentales de los protagonistas. Al final, lo que queremos ver es al bocachancla de Masacre sacando de quicio al regio Pantera Negra, y una buena ensalada de tortas. Y chistes, claro. Y rupturas de la cuarta pared. Y algún que otro desmembramiento no estaría de más, teniendo en cuenta los poderes curativos de Masacre. Pues bien, todo esto lo vamos a encontrar aquí.
El guionista es Daniel Kibblesmith (Valiant High, Loki: El dios que cayó a la Tierra), quien ha demostrado con creces tener muy buenas ideas, aunque a veces no le hayan dejado demasiado margen para desarrollarlas. Aquí, además de diseñar estupendas escenas de acción, pone en boca de Masacre varios buenos chistes, algunos de los cuales pierden con la traducción, al ser juegos de palabras de difícil adaptación a nuestro idioma. Comete, sin embargo, el habitual error de caer en el fácil recurso de apelar a la humanidad y fragilidad de Masacre, a su deseo de ser un héroe. Es algo que ya hemos leído demasiadas veces, y una vez más ya cansa. ¿No es posible hacer una historia de Masacre sin recurrir a esta manida introspección de «oh, cuánta muerte he traído al mundo», o «oh, cómo desearía ser tan perfecto y heroico como tú»? Ya sabemos que Masacre admira a Spiderman, al Capitán América… ¿Necesitamos que también deje un charco de babas por Pantera Negra? Un poco de dignidad, por favor.
Con el dibujo no las tengo todas conmigo. Ricardo López Ortiz es un joven artista de origen puertorriqueño residente en Brooklyn. Sus obras más conocidas son Arma-X (con guiones de Fred Van Lente y Greg Pak) y Hit Girl: Colombia (con guion de Mark Millar). Su estilo es tan dinámico como las escenas de acción requieren, pero en las secuencias más tranquilas a sus personajes les cuesta estar contenidos. Parecen a punto de saltar, de querer entrar en combate cuanto antes. El trazo de López Ortiz recuerda en ocasiones al Joe Madureira de sus mejores tiempos, y su Pantera Negra resulta visualmente impactante y poderoso. Aún no tengo claro si me parece un dibujante excelente o simplemente exultante. Tendré que leer más cosas suyas para hacerme una idea definitiva. Espero no perderle la pista.
Ya sabéis lo que os vais a encontrar en este Pantera Negra vs. Masacre: chistes y tortas. Un cómic protagonizado por Masacre no engaña a nadie. Y si lo que os preocupa, fans de Pantera Negra, es que el mercenario bocazas deje en ridículo al Rey de Wakanda, tranquilos, que no irán por ahí los tiros. Si lo que buscáis es un cómic divertido, intrascendente y con bastante mala leche gore (con poca sangre, las cosas como son), este tebeo os puede gustar.