Hace año y medio que cerró la última serie de Pantera Negra, coincidiendo con el final de la larga etapa de Ta-Nehisi Coates como escritor. Fue una etapa que tuvo un par de renumeraciones por el camino y que arrancó en 2016 tras más de seis años sin ninguna colección regular del personje en el mercado, y que una vez terminada la historia que quería contar el novelista se optó por dar un descanso a la serie en lugar de contratar a un sucesor, es de suponer que no funcionó comercialmete muy allá. Pero ahora llega Wakanda Forever, y para aprovechar el tirón de la película, Marvel ha lanzado un nuevo volumen del personaje, el octavo ya. Al frente, un nombre que llama la atención: el oscarizado guionista John Ridley (12 años de esclavitud), y a su lado el dibujante español Juann Cabal (Lobezna, Guardianes de la Galaxia). Vamos a ver qué nos encontramos en este primer tomo.
Llevaba un tiempo desconectado de las andanzas de T’Challa. Empecé con la etapa de Ta-Nehisi Coates con mucho interés, más por el ilustrador, Brian Steelfreeze, que otra cosa, pero no tardé demasiado en bajarme, así que no sabía qué me iba a encontrar a estas alturas. La primera gran sorpresa es el cambio en el modelo de gobierno de Wakanda: la nación africana ha pasado de ser una monarquía absolutista, en el que el rey es además líder del culto religioso más importante del país, a una monarquía parlamentaria en la que la labor del monarca es principalmente decorativa.
Por otro lado, T’Challa es retratado como un tipo paranoico hasta límites exagerados, como hemos visto en alguna ocasión retratado a Batman. Tanto es así que ha ido creando una red de espías durmientes por todo el planeta, esperando a ser activados a que Wakanda los necesite. Y la historia empieza cuando uno de ellos es asesinado. En el resto del tomo seguiremos a T’Challa visitando a cada uno de ellos, a Rusia, EEUU, Bélgica, Alemania… e incluso Marte.
La historia, así planteada, tiene un cierto interés. Pero tiene dos problemas importantes: el primero es que avanza a un ritmo tremendamente plomizo. No es que sea lenta, hay grandes historias que son muy pausadas. Es que llega a resultar aburrida. Puede que John Ridley sea un guionista de cine con un Óscar, pero La larga sombra es una historia lineal, que una vez planteada avanza de forma lineal y sin pulso. El segundo es que a lo largo del tomo nos encontramos con situaciones en las que pasan cosas porque sí. Y lo que empieza con un planteamiento que inspira curiosidad acaba con un hastío notable. No ayuda, desde luego, el hecho de que el arco argumental que da título al tomo, La larga sombra, primero de la serie, esté formado por ocho números americanos y en este volumen se incluyan tan sólo seis, terminando en un importante cliffhanger.
¿Tiene algo bueno este tomo, entonces? Sí, sin duda. El dibujo de Juann Cabal es eficaz, agradable de contemplar y narra muy bien las escenas de acción. Pero como hemos comentado en alguna ocasión, un buen dibujo no remonta un guion mediocre. Además, Cabal abandona la serie en el quinto número, con lo que el argumento del artista para seguir la serie desaparece.
La cercanía del estreno de Wakanda Forever nos hace tener ganas de nuevos cómics que disfrutar de Pantera Negra, pero la verdad es que esta nueva serie ha sido una decepcionante oportunidad perdida. Sólo para completistas del personaje.
