Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

La pajarera de los recuerdos

La pajarera de los recuerdos
Guion
Valérie Weishar-Giuliani.
Dibujo
Nina Jacqmin.
Traducción
Alba Pagán.
Formato
Cartoné, 96 págs, color.
Precio
19,95€.
Editorial
Astronave. 2024.
Edición original
La voulière aux souvenirs (Jungle!).

Astronave trajo en julio otro título de esos que demuestran la madurez del mercado francés en cuanto a títulos infantiles. La pajarera de los recuerdos es una obra dirigida, según su web a niños de a partir de 9 años, que trata algunos temas como el duelo, la depresión y las dificultades en la comunicación. Son temas que, a priori, pueden parecer un poco elevados para niños de esa edad, pero es que están plasmados con suma delicadeza, como algo en segundo plano. Tampoco se idealizan ni se oculta tras un excesivo buenismo, sino que se muestran como son, solo que explicando las cosas y mostrando las consecuencias que tienen. Lo que, de toda la vida, se ha llamado «no tratar como tontos a los niños».


La obra se centra en tres personajes: Luisa, una joven de 15 años; su madre, destrozada por la muerte de su esposo 6 meses antes, e inmersa en una depresión invalidante; y Fantine, la abuela, quien desde pequeña comenzó una tradición de convertir sus dibujos y fragmentos de su diario en pájaros de papel que fue acondicionando en una pajarera y que poco a poco fue creciendo a todo un aviario de atrezzo. Cuando Fantine enferma, Luisa tendrá que sacar a su madre de su estado actual para que se haga cargo de los informes médicos, y a través de esos pájaros de papel, irá conociendo la historia de su familia y entender por qué la relación entre su madre y su abuela no es buena.

El motor principal de la obra es esa tradición de convertir recuerdos en pájaros de papel, que permiten a Luisa conocer la historia de su abuela y construir el relato de su infancia y juventud. Pero me ha llamado mucho la atención el personaje de la madre de Luisa, y cómo construye por su estado actual una visión de la relación con su madre y su hija a lo largo de los años. El hecho de estar inmersa en esa depresión hace que Luisa, con tan solo 15 años, tenga que asumir unas responsabilidades que no corresponden a alguien de su edad. Al mismo tiempo, existe una falta de comunicación entre Fantine y su hija, llevada por rencores y reproches almacenados largo tiempo, que no han llegado a ver la luz a través del diálogo, y han ido creciendo con el tiempo. Que estos temas se aborden en un libro infantil me parece muy elogiable.


Que nadie se lleve la sensación de que La pajarera de los recuerdos es un dramón, ojo. Sí, hay escenas y subtramas que tienen un tinte más serio, pero la idea de recordar la vida a través de convertir los recuerdos en pájaros de papel que, años después, puedes recuperar y recordar es muy bonita e incluso puede servir de sugerencia para los niños que lo lean. Y no creo que haga ningún spoiler si digo que el final no es triste, sirve para recuperar la situación entre la familia y a demostrar que el diálogo es la mejor medicina para evitar conflictos y malos entendidos.

El dibujo de Nina Jacqmin es amable, y pensado para público infantil. Colores acuarelados en tonos pastel y paletas con predominio del violeta le dan un tono muy cálido a la lectura en todo momento. Además, el libro viene con un extra de instrucciones para realizar figuras de papel de animales, un complemento perfecto para esta lectura. La única duda que me ha quedado al leer los créditos es ver que el título refiere también a Claudine Storbeck y Liz Goode, dos autoras de libros ilustrados infantiles… pero de las que no he conseguido encontrar información sobre si son las autoras del relato original. Tienen varios títulos infantiles, pero ninguno que recuerde a esta obra realizada por Valérie Weishar-Giuliani y Nina Jacqmin.


En definitiva, La pajarera de los recuerdos es un título infantil agridulce. Tiene un mensaje muy tierno y una moraleja clara pero también muestra, sin ningún tipo de blanqueo, el trastorno depresivo que sufre la madre de Luisa y cómo la adolescente tendrá que hacerse cargo de asuntos que corresponden más a un adulto. Se muestra con total transparencia, sin menospreciar la capacidad de los niños de comprender la situación, e incluso validando en algunas situaciones la claudicación como cuidadora de Luisa, por verse sobrepasada por las emociones. Un título perfecto para mostrar el potencial del dibujo en todo tipo de situaciones, y la importancia del diálogo en las relaciones humanas.

Lo mejor: El tono, nada condescendiente y aún menos morboso, para un lector infantil. La cantidad de subtramas y lo bien gestionadas que están.

Lo peor: Los niños más sensibles (e incluso sobreprotegidos) pueden impresionarse por la claridad con la que se exponen ciertas patologías.