Incluso a los que no os llame mucho la atención el arte, conoceréis o habréis visto la obra de Gustave Courbet El origen del mundo, ese plano de una mujer desnuda con su vulva en primera línea de visión, acaparando la mirada del espectador. Imaginaos lo delicado de presentar una obra como esta en pleno siglo XIX, y la respuesta que podía haber tenido ante la sociedad. A pesar de ser encargada por el turco Khalil Bey, la obra pasó por muchas manos y estuvo oculta más de un siglo hasta que el público pudo acceder a ella (hace tan solo treinta años). En Paisaje con perro rojo, el dibujante de cómics y animador Bruno Le Floc’h inventa una historia de uno de los muchos viajes que realizó la pìntura para pasar de una a otra mano durante principios del siglo XX. cARTEm recupera ahora esta obra que se publicó originalmente en 2007 pero que se reeditaría posteriormente con una introducción de la conservadora del museo de Pont-Aven y un apéndice gráfico como complemento, a cargo del historiador y presidente de la asociación Amigos de Bruno Le Floc’h Brieg Haslé-Le Gall.
El autor aprovecha esta curiosidad histórica para homenajear a Claude Gauguin y otros autores contemporáneos, fuente de inspiración para el pintor, como Maxime Maufra y Arthur Rimbaud. Así, seremos testigos de cómo un amigo (tal vez familiar) del dueño original, Orhan Bey, intenta recuperar la famosa obra, y para ello realizará el encargo al aventurero Hélias Dall. Este planea transportar el cuadro oculto tras la pintura de otro autor y no se le ocurre nadie mejor para hacerlo que el genial Gauguin. Inicialmente opondrá resistencia, aunque la vida da suficientes vueltas y sucederá algo que puede hacerle cambiar de opinión.
La historia se plantea como una excusa para realizar viajes exóticos y homenajear momentos biográficos de los personajes reales que aparecen aquí. De hecho, Dall recuerda inevitablemente a Corto Maltés, tanto por el talante y espíritu libre, como por el propio dibujo de Le Floc’h, con un aspecto muy afín al de Hugo Pratt. El paralelismo no se intenta ocultar en ningún momento, y de hecho parte de la acción de la obra trascurre en La Valeta, región maltesa donde nació el marinero creado por el autor italiano.
Aunque como digo, los homenajes más interesantes son los pictóricos, yendo desde el uso de paletas de colores propias de Gauguin, viñetas localizadas en sitios que han sido protagonistas de algunos de sus cuadros, e incluso frases y momentos que son claros homenajes directos. Que nadie piense que hay que ser un erudito de la pintura para poder entender la obra, nada más lejos de la realidad. Además, los interesantísimos extras incluidos en esta edición ponen de relieve la mayor parte de ellos y explican los guiños más difíciles de identificar. Si la historia del arte es uno de tus intereses, estos extras son muy pero que muy disfrutables por lo minuciosos que son y la cantidad de información que aportan, enriqueciendo la lectura.
El dibujo es sencillo, y como decía homenajea por partes iguales a los lápices de Pratt, pero sin olvidar las técnicas pictóricas, paletas y ambientaciones del protagonista en la sombra de esta obra. Su sencillez hace que no nos detengamos tiempo de más en el dibujo y podamos prestar la atención que merecen las referencias y homenajes que se acumulan en las 60 páginas de historia. La edición de cARTEm es en cartoné, con papel offset de calidad, y un tamaño algo más pequeño que un comic book normal americano. A pesar de ser una obra europea, y relacionada con la pintura, podríamos pensar que se hubiera visto beneficiada por el tamaño habitual del BD, aunque a decir verdad, no se resiente en exceso del recorte.
En definitiva, Paisaje con perro rojo es una obra sencilla pero con muchas capas de lectura. Si el lector se centra exclusivamente en lo que cuenta, tal vez pueda quedar con la sensación de que es una obra insulsa y sin excesivo interés, pero si la vemos como un todo, teniendo en cuenta los múltiples homenajes y lo coherente que es una historia que podía haber sido perfectamente real, estamos ante una obra que invita a releerse y a ampliar la información sobre los incontables huevos de pascua que contiene. Todo un regalo para los amantes de arte, en esta pequeña joya que probablemente pase más desapercibida de lo que merece.
Lo mejor: La cantidad de homenajes y lo bien planificados que están. El aroma a Corto Maltés que rezuma toda la obra.
Lo peor: El que mire la obra exclusivamente por la historia puede verla como insípida.