Como llevo haciendo prácticamente cada vez que me acerco a un cómic que no conozco desde hace décadas, lo primero que miro es el nombre de los autores. Da igual si es una historia del superhéroe más típico o si es una reflexión intimista sobre el sentido de la existencia, si en la caja de créditos hay un buen autor será con muchas probabilidades un buen cómic independientemente de género o editorial. Y esto es lo que hice con Operación Amanecer. Al dibujo tenemos a David Rubín, uno de los mejores ilustradores españoles de los últimos tiempos. Con eso, ya es motivo suficiente.
Pero claro, luego lees que los guionistas, Marcus Parks y el actor Henry Zebrowski, son conocidos por tener un podcast, y que la única incursión previa que tuvieron en el mundo del cómic publicada en castellano es una serie de DC llamada Fontanero de Almas, que, siendo generosos no es gran cosa… Digamos que el dibujante es un pro para esta obra y los guionistas son un contra. Pero bueno, in Rubín we trust y todo eso, y le hemos dado una oportunidad.
Operación Amanecer es una historia de vampiros que podría haber escrito perfectamente algún jugador del juego de rol Vampiro: La Mascarada. Los vampiros de este mundo se dividen fundamentalmente en dos clases, los viejos y los jóvenes. Los viejos controlan la sociedad vampírica y tienen un altísimo nivel de poder, y los jóvenes son la escoria de la noche y son conocidos despectivamente como bichos. La brecha generacional existe en este tebeo de la misma forma que existe en la sociedad vampírica de Mundo de Tinieblas (y si me apuras, de la misma forma que en el mundo real con los humanos normales), y los desfavorecidos intentan dejar de ser la mierda. En Vampiro, los neonatos y ancillae buscan ascender y aumentar su nivel de poder a cualquier costa. En Operación Amanecer tenemos dos personajes que están buscando un objeto mágico en posesión de alguno de los Vampiros Originales para dejar de ser vampiros. Si tu situación no puede mejorar, lo mejor es intentar salirse del juego.
Operación Amanecer está mucho mejor contado que Fontanero de Almas. Sin duda, ayuda tener uno de los dibujantes más interesantes del mercado americano convirtiendo esta historia en narración gráfica, pero no está falta de problemas. La primera parte del tomo es un worldbuilding detallado y extenso… que quizás no sería tan necesario teniendo en cuenta que la obra completa van a ser tan solo dos tomos. Teniendo en cuenta que juega en lugares comunes de la mitología colmilluda, quizás habría sido suficiente dirigir al lector hacia ellos. Porque no perdamos de vista que el público objetivo de esta serie es el mismo del que, sin duda, vienen los escritores.
El apartado gráfico es, como hemos contado, un trabajo más que correcto de Rubín, pero dista de lejos de sus obras más personales, en las que se entrega en cuerpo y alma. Quien espere encontrar aquí al David Rubín de El fuego o Beowulf no lo va a encontrar, pero tampoco el de trabajos más comerciales como Ether o Black Hammer. Tenemos un autor que destila profesionalidad por los cuatro costados y al que no se le puede poner ningún pero, pero se nota que esta historia no le sale de las tripas. Parte de esa falta de espectacularidad también se debe a que no se colorea a sí mismo como hace en otras ocasiones. De nuevo, el trabajo de K. J. Díaz y su habitual Xulia Pisón no tiene ningún fallo, pero no es el despliegue de pirotecnia que vimos en El fuego.
Operación Amanecer es, en definitiva, un tebeo correcto, que es más de lo que nos podíamos esperar con los guionistas que tiene. Pero también es cierto que no apasiona, y que su público objetivo son los fans de los vampiros a la MdT y de David Rubín. Si no te encuentras en ninguno de los dos grupos, quizás no esté hecho para ti.
