Hace unos meses tuve la ocasión de leer por fin el manga de Old Boy, de Garon Tsuchiya y dibujo de Nobuaki Minegishi. Tenía muchas ganas de echarle el guante, pues las ediciones anteriores siempre se me habían escapado y me había tenido que “conformar” con ver las dos adaptaciones al cine que ha tenido el seinen hasta el momento. Digo hasta el momento, porque por extensión y desarrollo, una miniserie de imagen real podría ser el formato audiovisual definitivo para la obra.
Pero mejor nos ponemos manos a la obra. El anterior volumen nos dejó con Gotô tratando de restablecer su vida tras pasar en cautividad diez años. Nuestro protagonista sufre una especie de amnesia que no le deja saber quién es realmente ni lo que pudo hacer para merecer dicho castigo.
En esta tacada de capítulos (del 30 al 54) incluídos en el segundo volumen de Old Boy de la presente edición de Distrito Manga, los autores continúan poniendo fichas de ajedrez sobre un tablero cuya partida no hace más que complicarse pese a que algunos interrogantes se han revelado. Esta circunstancia, lejos de aclarar las cosas, es usada por los autores para plantear nuevas cuestiones al protagonista y por ende al lector.
Algo que me ha llamado mucho la atención es que estamos ante un tomo en el que las escenas de acción o peleas brillan completamente por su ausencia. Es curioso, porque al comienzo de Old Boy, Gotô soluciona los primeros problemas que se le presentan a hostia limpia. De hecho, la acción desmadrada y sangrienta es un elemento fundamental tanto en el filme de Park Chan-Wook como en el de Spike Lee. Imagino que el desenlace del manga nos dejará ver algo de esto, pero prefiero no adelantar acontecimientos y disfrutar del momento.
A lo largo de las más de 500 páginas de esta continuación seremos testigos de la aparición de varios personajes nuevos que resultarán claves en el devenir de Old Boy. También habrá un cara a cara con una figura clave de la trama, que está llevando a Gotô por una senda donde la venganza empieza a adquirir un rol secundario en favor de descubrir la verdad.
Este seinen en clave de thriller es totalmente adictivo. Los autores crean una atmósfera tensa, trasladando al lector toda la confusión y ansiedad que debe sufrir Gotô. Old Boy es una de las lecturas más sugerentes que he leído en mucho tiempo. En algunos aspectos me recuerda al mejor Urasawa, con esa obsesión que tiene siempre con el pasado de sus personajes. Otros aspectos de la historia están claramente influenciados, o al menos me lo parece, con escritores clave de novela negra como Agatha Christie o Raymond Chandler.
Pese a los avances que tiene la trama de Old Boy sigo sin hacerme una remota idea de cuáles han sido los crímenes cometidos por Gotô en su pasado. Aunque algo me dice que poco o nada tendrán que ver con las películas de imagen real mencionadas más arriba. Me gusta especialmente cómo los autores hacen uso del silencio, con enormes secuencias de páginas sin diálogos, prefiriendo mostrar a contar, haciendo de la memoria un laberinto lleno de recovecos sin salida.
Disfruto tanto la lectura de Old Boy que en ocasiones me siento un poco sádico contemplando la manera en que el “héroe” de la función va dando palos de ciego víctima de un juego que parece que todavía está lejos de comprender.
En resumidas cuentas, estamos ante un manga imprescindible que gustará a todos los aficionados al noir más inmersivo. Cierto es que la edición de Distrito Manga puede resultar algo cara al editarse en gran tamaño y encuadernación en cartoné, pero el viaje está mereciendo mucho la pena. Vaya si lo hace.
El próximo mes de mayo asistiremos a la conclusión de Old Boy. La espera se me va a hacer muy lenta.