Venga, aquí estoy yo para hablar de manga, y como no puede ser de otra manera voy a comenzar con una perogrullada: El manga lo peta ahora mismo, más que nunca. Sí, lo sé, acabo de descubrir la pólvora. Pero es que me fascina cómo parece no haber techo para el cómic japonés en nuestro país. Cada poco tiempo nace una editorial, tardando todavía menos en anunciar alguna licencia en forma de clásico. Lo hemos visto con Arechi y sus series City Hunter yJoe del Mañana.Por su parte, Kimmo ha hecho lo propio con Chicho Terremoto y ahora Distrito Manga comienza a publicar una edición para coleccionistas de Old Boy.
Vale, el caso de Old Boy es un poco tramposo, ya que la anterior edición española fue publicada por Debolsillo, sello que, al igual que Distrito Manga, forma parte del gigante editorial Random House Mondadori. También existe una edición en ocho volúmenes por parte de la extinta Otakuland fechada en 2004.
Old Boy se publicó originalmente en la revista Weekly Manga Action de Futabasha entre los años 1996 y 1998. Se extendió a lo largo de setenta y nueve episodios. Los primeros veintinueve se recopilan en este volumen, que para la ocasión presenta un formato en tomo doble A5 (150×210) cartoné (tapa dura).
Tengo que reconocer que antes de leer Old Boy ya conocía la historia gracias a los dos filmes de imagen real que han adaptado la historia hasta el momento. Dos películas, una asiática, y otra occidental, dirigidas por Park Chan-wook y Spike Lee. Dos realizadores de contrastada solvencia y prestigio. Si maestros del celuloide de tal calibre se han interesado por la obra por algo será, ¿verdad?
Old Boy, de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi, es un seinen que en clave de thriller (con muchas pinceladas de cine de acción y algo de misterio psicológico) nos atrapa desde la primera página. La premisa es sencilla y sugerente: Un hombre llamado Gotô es liberado de una prisión secreta ubicada en mitad de la ciudad. Ha estado cautivo diez años y en todo ese tiempo sus únicos estímulos eran una televisión, las voces de sus carceleros y la comida china con la que fue alimentado exclusivamente.
Así pues, Old Boy se construye como una obra sustentada por una serie de misterios que Gotô tendrá que ir resolviendo poco a poco. Los autores se manejan bien, mezclando las ganas de venganza del protagonista con la búsqueda de su verdadera identidad, pues no recuerda nada de su vida previa a su confinamiento, ni siquiera su nombre.Los lectores iremos descubriendo detalles de la vida de Gotô al mismo tiempo que él. Los autores del manga no adelantarán nada, ofreciendo la información con cuentagotas.
Particularmente me gusta mucho la atmósfera que se respira leyendo Old Boy. Pese a que no sabemos nada del pasado de Gotô, la sensación de que sus pasos le están llevando por un camino muy distinto está presente en todo momento, así como la constante amenaza en la sombra que puede hacer que todo se vaya a la mierda en un santiamén.
Otro detalle a destacar de Old Boy es el ritmo. Las más de quinientas páginas que ofrece este volumen se pasan en un santiamén. Toda la obra está salpicada de abundantes escenas de acción en las que Gotô demuestra que horas y horas viendo películas de artes marciales han servido para algo, al convertirse en todo un maestro de diversas disciplinas. Estas vibrantes escenas se intercalan muchas veces con páginas sin textos o diálogos. Tsuchiya escribe muy bien los silencios, dejando que toda la fuerza recaiga en los dibujos de Minegishi, con un trazo que muchas veces me recuerda a maestros tan dispares como Urasawa o Ikegami. Estos fragmentos que hacen valedor aquello de “una imagen vale más que mil palabras” son frecuentes en Old Boy y a menudo anteceden a grandes revelaciones o momentos de importancia, atentos.
He hablado mucho de Gotô, pero en Old Boy hay un elenco plural de personajes ricos en matices que resultan igual de interesantes por lo que aportan a este particular universo. Tanto, que harían las delicias de maestros de la serie negra, ya sean novelistas y cineastas. Especialmente sugerente me resulta la figura femenina que se erguirá como un pilar en la nueva vida del protagonista. Una persona rota en muchos aspectos, necesitada de afecto y protección a cualquier precio, como iremos viendo poco a poco.
En definitiva, puede resultar algo carete, pero sin duda Old Boy es uno de los mejores mangas publicados en la última década del pasado siglo. Estoy deseando que llegue febrero para leer la continuación.