Paula acaba de cumplir cuatro años. Es mi sobrina y le apasionan los dinosaurios y todo lo que tenga que ver con unicornios, hombres de las cavernas, bichos y Halloween. Tiene el pelo rizado y revuelto y le gustan los dulces, dibujar historias durante horas y sentarse entre mis piernas en el suelo a que le lea cuentos. Ya sabe que la L con la i es -li, y con esfuerzo lee sus primeras frases, pero sigue prefiriendo que yo le cuente lo que ocurre mientras sigo con el dedo las viñetas y le relato en orden la historia. Lee despacio siguiendo conmigo las letras con el dedo: O – fe – li – a. Ofelia.
Ofelia también tiene 4 años, al menos en mi cuento los tiene, y como Paula, también tiene el pelo rizado y revuelto y le gustan los dulces y los dinosaurios. Es una niña de las cavernas. Vive en una casa cueva y adora las verduras, pero no los bichos asados que trae su enorme papá a la vuelta de sus cacerías.
Paula se retuerce de risa entre mis piernas cuando le pregunto: “Mira ese pensamiento que sale de su cabeza, ¿tú crees que a Ofelia le ha gustado la comida que ha hecho su papa?” “NOOOOOOOOOO”. Y se parte de risa de nuevo por que a quien se le ocurre poner en el mismo plato un pollo asado y un pulpo. ¡Qué asco! Me deja muy claro que su papá cocina mucho mejor. Deja el cuento un rato para ir a contárselo: “papa, cocinas mejor que un cavernícola”. Cuando vuelve a sentarse me riñe porque he parado de contar la historia. Me rio y le digo que no soy yo quien tiene que leerla esta vez. “Te toca a ti” le digo.
La colección Mamut de Bang Ediciones sale a las tiendas con la premisa de acercar el comic a los niños que aún no saben leer, con pequeñas historias, muy sencillas, que sean de seguimiento fácil y sin texto.
Me llamó la atención inmediatamente porque cualquiera de los que somos aficionados a los comics, en cuanto tenemos niños alrededor queremos compartir nuestra afición con ellos, cuanto antes, y muchas veces es demasiado pronto y nos cuesta esperar a que puedan realmente empezar a disfrutarlos.
Hay muchas cosas en comic enfocado al mundo infantil para niños algo más mayores, de 6 a 10 o de 10 a 12 o para adolescentes, pero no tanto para esa pequeña franja de edad entre los 3 y los 5 en la que les encantan los cuentos pero aún no saben o pueden leer bien las cosas de “mayores”.
En mi caso, ya que no tengo muchos cuentos infantiles en casa, pero sí muchos comics, mi sobrina ha terminado “leyendo” conmigo muchos pitufos y similares y ya había notado que aún nos falta algo de tiempo hasta tener interiorizada la idea básica de que las historias ocurren de derecha a izquierda y de arriba abajo. Las viñetas de los comics tradicionales le parecen demasiado pequeñas y farragosas, tienen demasiados elementos y tiende a fijarse primero en los dibujos más grandes, sencillos o con colores más brillantes, aunque estén más abajo, y a perder el hilo si no le cuentas la historia suficientemente aderezada de voces, gruñidos, ruidos varios y onomatopeyas.
Vamos que aunque con la ayuda de un adulto siguiendo la historia era fácil canalizar su atención, me hubiera gustado haber tenido algo en mi biblioteca con un formato más fácil de seguir por un peque.
Así que la experiencia de Ofelia ha sido una gozada.
Ojala haberla tenido en casa hace un año o dos ya que ahora ya falta tan poquito para que rompa a leer y no necesite este tipo de cuentos que me da pena no haberlo disfrutado antes.
Porque efectivamente, aunque aún no sepan leer, con 3 o 4 años ya son perfectamente capaces de entender las onomatopeyas, los bocadillos de pensamiento y muchos de los elementos más sencillos de la narrativa gráfica y la parte de secuencia es fácil si hay un adulto indicando con el dedo mientas ellos van siguiendo las viñetas.
A mí personalmente lo que más me ha gustado es que el cómic es completamente mudo (silente, le decimos los mayores) las ilustraciones son muy muy expresivas y no necesitan de texto de apoyo, y además la mayoría son grandes, tienen fondos planos y eso las hace muy apropiadas para fijar la atención de niños de 3 o 4 años, que a veces con dibujos más pequeños o detallados se pierden.
Lo que más le ha gustado a Paula es: la tarta súper súper gigante y que casi se les come un cocodrilo.
Que le damos gustosamente nuestro aprobado, vamos.