Saludos, queridos lectores. Hoy no tenemos mucho tiempo porque solo estaré Ocho horas en Berlín y se me va el avión.
Estamos ante el último tebeo de Blake y Mortimer que nos trae Norma Editorial, el tomo 29. Aunque todo depende de como lo miremos. Porque para empezar estamos ante una serie donde hay más historias escritas tras la muerte del autor original que las creadas por él. Y tras más de quince álbumes que no fueron aprobados por Jacobs, podemos decir a la vez que siguen la serie original tanto como que son Una aventura al estilo de…
Pero tengamos en cuenta que los propios álbumes originales variaban enormemente en el género y en el tono (podíamos pasar de una guerra intercontinental a una aventura en el misterioso Egipto), así que tampoco es que podamos decir que los cambios crean unos personajes nuevos y totalmente diferentes.
José-Louis Bocquet y Jean Luc Fromental nos ofrecen lo que parece ser una historia de espionaje en la Guerra Fría. Pero que a la vez es otra cosa, sin dejar de ser eso. Lo de tener dos personajes principales permite tener este tipo de historias con múltiples tramas y géneros a la vez.
Hay una cosa en el guión que puede a la vez gustarnos y no gustarnos ( ah, la dualidad, la dualidad. Ese Jano de la literatura). A los personajes les pasan cosas. Pero no solamente a ellos. Más bien llegan a una historia ya en curso, se pasean por ella, saltan a otra, van a un nuevo lugar donde resulta que…
Por un lado el mundo se nota vivo. No está congelado en el tiempo esperando a los héroes. Pero el contrapeso es que nos quedaremos a medias en algunas subtramas mientras los personajes cambian de lugar y enemigo.
¿Quién era esa gente que apareció allí y entonces? ¿Qué va a pasar con esa doctora a la que ya conocíamos de antes? ¿Ha pasado lo que pensamos que ha pasado o esta trama de espías aún no ha terminado?
Y lo más importante, ¿puedo leer este tomo sin haber leído los anteriores? Mi respuesta sería un rotundo SI. Casi no necesitamos ni un párrafo de presentación, porque los personajes se presentan solos.
Antoine Aubin nos ofrece un precioso dibujo al estilo del autor original. Sin saber que no es de Jacobs, no lo sospecharíamos.
Suele decirse que los tebeos de la linea clara son lentos y con malas escenas de acción. Calumnias, mentiras vertidas por los comunistas-capitalistas (táchese lo que no proceda). Pero también es cierto que poca gente viene a Blake y Mortimer buscando acción desenfrenada.
Queremos y esperamos un dibujo limpio, realista, detallado. Hagamos un experimento (de esos que el enemigo hace en secreto buscando medios para terminar con nuestro bando, que es el que tiene la razón y el derecho a existir) Mirad la página que hay un poco más arriba. Veremos un viaje, con sus paisajes atravesados por el vehículo de los personajes.
Una página que podríamos incluso llamar de relleno, de transición.
Ahora buscad al perro y seguidlo a lo largo de la página.
¿No notáis como todo ha cambiado? Es una página tranquila pero viva; realista y costumbrista pero creíble.
El color se lo debemos a Laurence Croix. Al igual que el resto de autores, se mimetiza con el estilo original. Son colores planos, con sutiles toques de color para dar volumen a los rostros. Y al igual que el Jacobs original, las escenas nocturnas o a oscuras son quizás un poco demasiado oscuras, confusas a veces.
La traducción es obra de Diego de los Santos.
La edición carece de extras, con unas guardas personalizadas. La rotulación estilo manuscrito se toma su tiempo para ser leída.
Puede que a lo largo de la lectura, el lector no entienda muy bien el título de la obra. Tranquilos, al final todo se explicará y entenderá.
¿Por qué leer Ocho horas en Berlín?
Te gusta la serie original. Te gusta la mezcla de géneros como el misterio, el suspense o la ciencia ficción de los años 50. La preciosa presentación de los personajes en el avión.
¿Por qué no leer Ocho horas en Berlín?
Eres más de series de acción pura y muertos a mansalva.
Pablo
18 septiembre 2023Gran reseña