Norma Editorial publica la última obra como autor completo del suizo Enrico Marini. Ya tenemos disponible Noir Burlesque 1, primero de dos tomos en los que Marini explora el género negro con una historia cargada de continuos homenajes a esas historias con tipos duros que se buscan la vida como pueden, mujeres fatales que provocan problemas a esos tipos duros, disparos, palizas, pubs de mala muerte, atracos… Esta tiene todos esos elementos, de una manera intencionada, sin disimular los clichés en ningún momento y apoyándose en ellos en todo momento, para volcar todo su esfuerzo en el apartado gráfico, convirtiendo el álbum en prácticamente un portafolio del suizo.
Como digo, no esperéis encontrar la vuelca de tuerca definitiva en el género negro: Terry Cole es un buscavidas que tiene una deuda que adquirió por sus principios y se reencontrará con una antigua amante que ahora responde al nombre de Caprice y es la estrella de un bar regentado por, precisamente, el tipo con el que Cole tiene la deuda pendiente que, para más inri, es su actual amante. Terry tendrá que saldar su deuda mientras Caprice le mete en más de un problema…
Marini no se complica la existencia intentando buscar sorprender al lector, al menos de momento. En este primer tomo nos presenta a los personajes, muestra las interacciones entre ellos y nos deja claros cuáles son los vínculos y el pasado entre todos. Cole tiene que responder de la deuda que contrajo, presionado por el mafioso de turno y sus envidiosos secuaces; Caprice no hará más que reabrir las viejas heridas y meter en problemas al protagonista; y un policía ve en la actual situación la ocasión de oro para meter entre rejas al escurridizo mafioso. Si la trama está más que vista, los diálogos son un catálogo de tópicos del género, con frases tipo: «No sé si matarte o besarte» que parecen salidas de una vieja película de los años cincuenta. Lo que me ha sorprendido, para bien, es esa completa desvergüenza de Marini a la hora de ponerlas en el papel, convirtiendo Noir Burlesque 1 en un homenaje que no intenta aparentar estar queriendo innovar en el género y que casi lo parodia por momentos.
Con el tiempo que ahorra el autor intentando devanarse los sesos en una historia que aporte dentro de un género en el que se han contado mil historias, consigue centrarse en el dibujo. Y ahí, amigos, estamos hablando de una liga superior. Porque otra cosa no sé, pero el arte de Marini encaja a la perfección en historias de este corte. Elige planos que enriquecen muchísimo la atmósfera de la historia, y dibuja a una Caprice de la que es difícil no enamorarse, consigue que entendamos al pobre Terry, un tipo que se las sabe todas pero se deja complicar la existencia por rememorar viejos tiempos. La sensualidad que transmite Marini hace que nos olvidemos del resto y, aunque el guión hubiera sido una torpeza en lugar de un homenaje, igualmente merecería la pena la obra solo por ver el dibujo.
La obra está planteada en bitonos ocres, pero se incluyen pequeños detalles en rojo. Y aquí sí tengo una pequeña pega porque podría haber elegido este recurso como indicativo de los problemas para el personaje. Generalmente es usado para colorear el pelo de Caprice, el traje de la chica con la que se acuesta o la bolsa de unas joyas robadas, pero igualmente lo vemos para colorear un coche que pasaba por ahí, con una mera finalidad estética, lo cual funciona como recurso visual, pero le resta un poco de simbolismo a dicho recurso.
En definitiva, Noir Burlesque 1 es un buen inicio, una declaración de intenciones del autor de Las águilas de Roma, el Escorpión o Gipsy, que se adentra una vez más en un nuevo género y lo plantea como un homenaje visual a las historias noir de toda la vida. Queda por ver qué nos deparará el segundo y último tomo pero no parece que Marini pretenda en ningún momento buscar la sorpresa o la manera en contarnos una historia de género negro de un modo que nadie haya hecho antes, sino volcar todo su potencial gráfico en sumergirnos en una historia mil veces vista pero de manera que al lector le importe poco, porque está completamente dentro de la propuesta.
Lo mejor: Lo bien que encaja el estilo de Marini en este tipo de historias. Marini va completamente de frente mostrando una historia que funciona por el aspecto visual, claramente.
Lo peor: Llegar a ella esperando una trama que te sorprenda.