Jordan Crane es uno de esos autores de cómic independiente sin una bibliografía especialmente extensa, pero con gran número de seguidores. Su obra Uptight consiguió los premios Ignatz en 2009 a mejor cómic y mejor serie, y en cada número de esta serie aparecían dos historias cortas y 20 páginas de la que sería su siguiente novela gráfica, Keeping Two, o como la ha traducido La Cúpula en esta edición en la que recopila toda la historia al completo, No te vayas. Esta obra ha llevado a Crane casi 20 años de su vida y no dejará indiferente a ningún lector que se acerque, pues tiene todos los ingredientes para ser de esas obras maniqueas que o la amas o la odias.

Will y Connie acaban de volver de un viaje. Tienen la despensa casi vacía y la pila de platos sucios hasta arriba por lo que, mientras Will recoge la cocina, ella se acerca al supermercado a comprar algo para comer. Justo antes de salir, Will hace un par de llamadas. Al mismo tiempo se entera de que el perro de su madre y el hermano del compañero de piso de su mejor amigo han fallecido. Bromean comentando ese dicho de que las muertes vienen de tres en tres. Connie sale a comprar y la cabeza de Will empieza a funcionar de manera enfermiza hasta el punto de pensar si está tardando de más… porque ella va a ser esa tercera muerte que confirmaría el dicho.

Si algo resulta llamativa de la propuesta de Crane es cómo está narrada. Su estilo es sencillo, trazo limpio y pocos detalles en una rejilla de 3×2 viñetas constante. Pero la obra es una sola escena de unas cuatro horas de duración, desde principio a fin. Lo impactante, a pesar de que pueda resultar confuso, es que entre viñetas están insertados pensamientos de sus protagonistas, sin ningún tipo de transición. Eso provoca que, durante las primeras 100 páginas de obra estemos intentando ubicarnos y comprender qué tienen en común esa historia paralela de una pareja, que pierde a su bebé en el parto, con la de Will y Connie, y en qué línea temporal nos encontramos puesto que podemos pasar de una viñeta de la historia principal a otra en la que veamos algo pasado, una hipótesis futura o un sueño. La única guía visual con la que Crane nos ayuda es el borde las viñetas: la línea principal tiene bordes firmes mientras que todo lo que queda fuera de ella tiene bordes irregulares. Eso sí, es el mismo borde para mostrar esa línea alternativa o un recuerdo pasado, por lo que vuelvo a insistir en que el inicio de la lectura exige atención y trabajo por nuestra parte. Sí tengo que decir, igualmente, que una vez le has pillado el truco, no cuesta demasiado saber qué es lo que estamos leyendo en todo momento, porque el autor nos ha ido proporcionando información sutilmente para que podamos deducirlo con facilidad.

No te vayas es un obra realmente angustiosa, por varios motivos. En primer lugar porque refleja a una pareja muy normal, que podrías ser tú o yo, con una vida con rutinas automatizadas y peleas por tonterías. La situación del protagonista se antoja ridícula en un primer momento, un tipo que se raya por completo pensando que a su chica le ha podido pasar algo sin ningún motivo más allá de una superstición, pero en el fondo Crane nos habla de cómo a veces necesitamos un toque de atención para darnos cuenta de lo que tenemos a nuestro lado. Esas veces en las que una pelea te parece lo más importante del mundo porque te están diciendo algo para lo cual necesitas imponer tu visión… pero que vista desde fuera es una discusión pueril hasta la risa.

Y en segundo lugar, la historia paralela con la pareja que ha perdido a su bebé, plantea una depresión posparto terrible, con una sensación de vacío representada gráficamente con brillantez y con otro potente recurso como las escenas sin transición en la que alterna imágenes de ideas suicidas que se viven en silencio durante una escena cotidiana. Esas viñetas a modo de pensamiento flash se repiten a lo largo de toda la obra, y consiguen un efecto bastante eficaz para producir desasosiego. Con ese tipo de pensamientos insertados Crane consigue otra cosa: una compresión o descompresión del ritmo narrativo alucinante, en la que una escena puede dar un salto de una hora pero luego pasarnos veinte páginas viendo algo que solo ha llevado un par de minutos.

La edición de La Cúpula es realmente bonita, con los bordes redondeados y un bitono en verde neón que parece amable pero acaba contribuyendo, con la saturación del color, al efecto opresivo de determinados pasajes, y me ha resultado interesante. Tanto o más como ese desenlace visualmente apabullante que supone un colofón perfecto y abre la puerta a diversas interpretaciones.

En definitiva, No te vayas es una obra narrada con brillantez, con un planteamiento que sorprende por cómo consigue que esa narrativa superpuesta no resulte tan confusa como pueda parecer de primeras y lo bien que transmite esa sensación de estar dentro de la cabeza del protagonista, con sus pensamientos a modo de flash, explosivos. Preciosa e incisiva historia, con una propuesta visual rompedora, que invita a que apreciemos mejor lo que tenemos a nuestro lado, y a pensar en el vacío que puede dejar si lo perdemos.

Lo mejor: La original propuesta narrativa. El poético final, visualmente epatante. La edición, muy bonita. Invita a la relectura para rescatar nuevos detalles que se nos han podido pasar por alto.

Lo peor: Si no estás en un buen momento anímico, puede dejar mella. Me parece difícil, pero si no consigues conectar al 100% por ella, puedes perderte en la confusión.