Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

No sleep till Shengal

No sleep till Shengal
Guion
Zerocalcare
Dibujo
Zerocalcare
Formato
Rústica con solapas. 16,8 x 24 cm. 208 páginas. BN
Precio
20,90€
Editorial
Reservoir Books . 2023
Edición original
No sleep till Shengal (Bao Publishing)

Zerocalcare, el alias tras el que se oculta Michele Rech, aún no tiene ni cuarenta años y tiene más de un millón de cómics vendidos y una serie de Netflix. Pero lejos de dormirse en los laureles, casi cada año podemos ver una nueva obra suya y, aunque en España aún quedan unas cuantas inéditas, No sleep till Shengal es ya la quinta obra que nos llega de la mano de Reservoir Books.

No sleep till Shengal

No sleep till Shengal es una especie de continuación espiritual de Kobane Calling y es que, aunque ambas pueden ser leídas de manera individual, ambas recurren a esa particular visión del periodismo gráfico de Zerocalcare y ambas nos hablan de pueblos en conflicto, sometidos y masacrados en el Kurdistán. Si Kobane Calling nos llevaba a la frontera entre Siria y Turquía, nos vamos ahora al norte de Irak.

Zerocalcare nos cuenta con su habitual mezcla de ironía y mala leche el conflicto del pueblo yazidí, víctima de varias masacres como la perpetrada por el ISIS en 2017 y con su autonomía negada por el pacto entre Turquía e Irak de 2020.

Quien haya leído alguna otra obra de Zerocalcare puede aventurar que en No sleep till Shengal seguiremos encontrando las señas de identidad habituales de Zerocalcare, como ese diálogo directo con el lector a través de cartuchos de texto a modo de voz en off, el uso de gag, el humor ácido, las metáforas visuales, las personificaciones de conceptos y, en general, un modo muy característico y personal de entender el lenguaje del cómic.

No sleep till Shengal

Cuando se habla de que Zerocalcare hace «periodismo gráfico» en No sleep till Shengal o Kobane Calling, debemos olvidar esa idea de testimonio aséptico de autores como Joe Sacco. Salvando las enormes distancias entre los estilos de los dos autores, podríamos asemejar más el trabajo de Zerocalcare al de otros autores como Guy Delisle, con más hincapié en la vivencia personal y siempre con una cierta carga de humor por más que en muchas ocasiones tenga un reverso de amargura.

Zerocalcare nos cuenta sus desventuras hasta llegar a Shengal y la experiencia vivida una vez allí con un tono completamente pedagógico sin por ello renunciar a su predilección por el absurdo, lo visceral y la ironía corrosiva. Nos habla de su historia, su gente, su sistema de autogobierno y todo lo que necesitamos saber para arrojar luz sobre una realidad que parece imposible en el mundo de hoy día y a la que los ojos de occidente no parecen prestar atención. Matanzas por motivos políticos y religiosos, presión constante y guerra sucia de los servicios secretos y toda una serie de medidas de subyugación y vejación que nos pueden resultar alienígenas o propias de una época pasada desde nuestro primer mundo. Con todo, aunque la posición de Zerocalcare se no muestra con claridad meridiana, se permite dejarnos los suficientes grises como para no caer en el maniqueísmo.

No sleep till Shengal

En un primer vistazo puede parecer que Zerocalcare parece mucho más interesado en qué dice que en cómo lo dice a juzgar por un primer vistazo de reojo a su estilo caricaturesco desgarbado y casi descuidado, pero a nada que miremos vamos viendo pequeños juegos con el tamaño de las viñetas, la existencia o no de límites en estas, las secuencias insertas en otras secuencias, la inclusión de calles en negro para los testimonios o la nada casual proliferación de splash pages en el tramo final, que indican que hay mucho más oficio y meditación de lo que puede parecer a juzgar por la cara impulsiva de sí mismo que nos muestra.

Para los seguidores de este autor italiano, No sleep till Shengal es todo lo que pueden esperar y un pasito más allá, como sucede casi con cada nueva obra suya. Y, como también sucede con cada una de sus obras, supone un perfecto punto de entrada para quien nunca lo haya seguido y, es más, incluso es uno de esos tebeos perfectos para ser regalados a los no lectores habituales del cómic.