Curiosa mezcla de géneros e influencias que nos llega de la mano de Tengu con NightTown, una obra que nos cuenta una historia de intriga y asesinatos en un mundo distópico de lo más llamativo. Una obra con numerosos homenajes, no solo por esas influencias, sino porque está protagonizada por el propietario de una tienda de cómics, y son muchas (pero muchas) las referencias que nos van a sacar una sonrisa y nos van a hacer sentirnos identificados con algunas de las líneas de diálogo.
La historia nos presenta una sociedad distópica en la que la gente va disfrazada por la calle y se acaba de aprobar una Ley de Cordura y Seguridad Racional por la cual se dejan libres a la mitad de los enfermos mentales que se encontraban internados en centros, muchos de ellos violadores y criminales de todo tipo. La policía investiga una serie de asesinatos que parecen seguir un mismo patrón y en el que Simona, una chica aparentemente racional que conoce al atractivo nuevo propietario de una tienda de cómics, acaba involucrada. Por si fuera poca complicación para ella, su hermano Gizmo, quien se encontraba encarcelado por violación, acaba de ser dejado en libertad. Adivinad a quién va a pedirle un sitio donde dormir…
La obra está escrita por Antonio Sachs (Tomb, La chica del cementerio) y desprende esa intención de contar una historia de investigación con un tono muy diferente y novedoso. Las referencias que se nos pueden venir a la cabeza no hacen que pierda por ello frescura o se vea trillado, todo lo contrario, despierta curiosidad por ver cómo va a avanzar la trama. Porque el tipo de referencias son tanto visuales, como pueda ser Private Eye y esa sociedad en la que todos andaban con máscaras, hasta esa corrupción política que lleva a dar luz verde a leyes absurdas que hemos podido ver en historias como La Purga o distopías como El Incal, Tokyo Ghost o V de Vendetta.
Aunque esa frescura inicial que nos despierta la curiosidad y nos hace mantenernos atentos, unido a las referencias frikis continuas (lo de los fans esperando al editor que ha insultado al autor de turno para darle su merecido al final de una presentación nos suena), acaba un poco disuelto a medida que avanza la historia y va tomando un cariz existencialista que suena un poco a discurso impostado que me ha interesado algo menos. Como siempre me gusta decir, un desenlace menos satisfactorio no debería enturbiar un viaje satisfactorio, que busca innovar en un terreno tan complejo como el de crear historias diferentes, aunque me consta que no soy muy secundado en esa manera de pensar…
Del dibujo de Melania Badosa, me quedo con la intencionalidad y, sobre todo, con el color, que me ha parecido tremendamente atmosférico. Consigue darnos ese toque de sociedad distópica a punto de implotar por sus propios (de)méritos. Aun con margen para seguir puliéndose como dibujante, tiene frescura en las perspectivas, encuadres y consigue con éxito transmitir ese caos que busca el guion para meternos en una sociedad como la de NightTown. La edición de Tengu es en cartoné con un papel de calidad, estucado. Como siempre, es de alabar que se apueste por ediciones de tal calidad para apostar por este tipo de trabajos, aunque por otro lado encarece el producto espantando a lectores que puedan acercarse por curiosidad del planteamiento.
En definitiva, NightTown es una historia que nos traslada a una sociedad muy diferente, pero por desgracia completamente coherente, a tenor del rumbo que llevamos con las redes sociales, la importancia de destacar y lo absurdo llegando a ser aprobado por políticos que buscan la popularidad y se dejan arrastrar por corrientes de pensamiento. Una obra con puntos interesantes, decisiones arriesgadas que son de aplaudir, aunque, en mi opinión, no terminan de funcionar del todo. Me quedo con las ideas que propone y su crítica indirecta a la sociedad, mostrando lo que perfectamente puede llegar a ser un futuro a medio plazo.
Lo mejor: El color. La idea y el concepto en sí me han parecido muy interesantes.
Lo peor: Como conjunto e historia no me acaba de resultar redondo. Probablemente el precio impida que llegue a más público.