Tengo que admitir que pese a la fama de Neon Genesis Evangelion, en especial en el último lustro del siglo XX, nunca fui un entusiasta de su serie anime. Me gustó, pero no la tengo en el olimpo como mucha gente. He visto las pelis “clásicas”, el remake, la serie, e incluso tuve uno de los juegos que aparecieron en la mítica Sega Saturn.
En aquella época, a nada que te gustara el manga o el anime, era muy difícil escapar de la influencia que tuvo Neon Genesis Evangelion. Hubo muchas series a las que sirvió de inspiración, como Candidate for goddess, Code Geass, Gurren Lagann (también con Hideaki Anno), por mencionar unos cuantos animes. También es un claro referente a esa joya del cine de entretenimiento que es Pacific Rim, de Guillermo del Toro.
Neon Genesis Evangelion. Un manga sobresaliente
No obstante, hasta el momento nunca había tenido la oportunidad de gozar de lo lindo la lectura del manga de Yoshiyuki Sadamoto (apoyado por el Studio Khara). Puede que fuera una publicación hecha ex-profeso para apoyar el lanzamiento de la serie, pero estamos sin duda ante un cómic sobresaliente que coge lo mejor del anime original, realiza pequeños cambios, e incluso, me atrevería a decir, que lo mejora.
Antes de empezar a hablar de la chicha de este segundo volumen de Neon Genesis Evangelion, cabe destacar que la edición de Norma ha mejorado en lo referente a encuadernación y encolado respecto al primer volumen, (como ya pasó en su última edición de Akira). La sobrecubierta es de calidad e incluye un buen número de páginas a color.
La historia en sí pone el foco, nuevamente, en Shinji Ikari. El joven piloto de Nerv tendrá un gran protagonismo al mostrarnos a un chaval (que en mi opinión llega incluso a bordear algún espectro del autismo), introvertido, taciturno, triste y, especialmente, traumatizado por la relación que siempre ha tenido con su padre. El autor hace un gran trabajo recurriendo a dicha relación para mantener el interés y despertar interrogantes entre los lectores. Sabemos que aquí hay más tela de la que nos han contado. Y por lo menos yo tengo muchísima curiosidad por saber por dónde van los tiros.
En lo referente a las relaciones personales, seremos testigos de un curioso triángulo formado por Shinji, su padre y Rei. De nuevo, son pequeñas píldoras de información que se nos dan que no hacen otra cosa que provocarnos ganas de saber más.
Algo sumamente reseñable respecto a Neon Genesis Evangelion es que, si bien las batallas con los llamados Ángeles son importantes, en esta segunda entrega pasan a un plano secundario haciendo que la obra vaya adquiriendo poco a poco, unos tintes mucho más psicológicos de lo que cabría esperar.
Ahora bien, el gran hallazgo de esta continuación de la edición definitiva de Neon Genesis Evangelion es la llegada de Asuka. La piloto de Eva pelirroja que va embutida en un traje rojo protagoniza un debut explosivo y sumamente cómico, cuya presencia ya es motivo más que suficiente para comprar la serie. Carismática, graciosa, explosiva y siempre jovial (pese a sus propios dramas personales) es un contrapunto perfecto para la personalidad cabizbaja de Shinji.
De todas formas, que los amantes de la acción más desenfrenada no teman, hay unas cuantas batallas espectaculares a más no poder. Sadamoto echa el resto en unas escenas que ocupan páginas y páginas, sin apenas texto, y que quitan el aliento.
En definitiva, Neon Genesis Evangelion sigue construyendo su propia mitología, avanzando sin prisa pero sin pausa, mientras que alterna dramedia juvenil high school y batallas más grandes que la propia vida.
Ni a posta, podría estar más dentro. Deseando estoy que llegue la tercera entrega.
