When there’s lightning, you know it always brings me down
‘Cause it’s free and I see that it’s me
Who’s lost and never found
I cry out for magic, I feel it dancing in the light
It was cold, I lost my hold
To the shadows of the night
No sign of the morning coming
You’ve been left on your own
Like a rainbow in the dark
A rainbow in the dark
Llevaba días pensando cómo empezar la reseña de Murder Falcon de Daniel Warren Johnson. Tenía que ser con una canción, eso estaba claro, pero no podía ser una cualquiera. La, desde ya, inmortal obra del autor se merecía una canción acorde… ¿Y qué hay más inmortal que la voz de Ronnie James Dio? Exacto, nada. Por eso comenzamos con “Rainbow in the dark”. Esta reseña es para él, que nos enseñó a luchar y a soñar gracias a su música, pero estas líneas (que espero hagan justicia a esta magnífica obra) son también para todos aquellos que gracias a la música han conseguido superar la adversidad, el dolor o cualquier otro problema.
Murder Falcon es una miniserie de ocho números escrita y dibujada por Daniel Warren Johnson. Fue publicada por Image Comics a caballo entre 2018 y 2019. Ni que decir tiene que tras leer Extremity, la anterior obra de Johnson, las expectativas estaban por todo lo alto. Pues bien, antes de entrar en materia solamente debo decir que Murder Falcon supera con mucho a su predecesora. Así de simple. La travesía épica por la que nos ha conducido Johnson ha sido toda una sorpresa. Un tebeo con muchas capas que gustará a cualquiera que se acerque a él y no solo a los fans de la música Heavy Metal como se dice por ahí. No hay más que leer el prólogo del propio autor donde explica cómo la música le sirvió como terapia para darnos cuenta de que este tebeo va de mucho más que de un bicho repartiendo yoyas a ritmo de Manowar.
El verdadero protagonista de Murder Falcon es Jake. Jake es un muchacho normal, antiguo guitarrista de la banda Brooticus, conjunto con el que lograron un one hit wonder. La banda ya no existe, Jake se niega a tocar la guitarra y pasa los días como puede asolado por la tristeza y la autocompasión debido a una enfermedad que padeció. No obstante su vida cambia cuando ante él aparece Murder Falcon, un halcón con brazo biónico gigante (que canta sus técnicas de lucha al más puro estilo El puño de la estrella del norte) que viene a la Tierra desde un lugar llamado “El Heavy” para combatir a los Veldar, unas criaturas de pesadilla surgidas de una mente retorcida mezcla de Lovecraft y Baker, mandadas por su líder Magnum Khaos para alimentarse de los malos sentimientos y la negatividad de los seres humanos. Estos bichos solo pueden ser derrotados a base de riffs de guitarra.
Esto se presenta en la página cuatro. A partir de ahí tenemos casi doscientas páginas por delante para ir emocionandonos cada vez más. El ritmo de Murder Falcon es frenético, in crescendo, pero sobre todo cautivador gracias a la evolución de Jake, que no deja de ser un reflejo hiperbolizado de la propia historia real del autor. La obra lo tiene todo para ser una historia de fantasía épica perfecta, pues posee lo básico de los grandes clásicos del género, empezando por un prota atormentado que debe enfrentarse a sus pecados y demonios del pasado para seguir adelante, aprendiendo a perdonar y perdonarse por el camino. Jake deberá reunir a su antigua banda para entre todos salvar el mundo de los Veldar.
DWJ crea una premisa loca, original, bizarra disfrazando lo que bien podría ser la letra de una canción de Rhapsody of Fire o casi mejor de su banda parodia Gloryhammer. En Murder Falcon no falta de nada. Tenemos pasadizos al inframundo que empiezan en una tienda discos, acorazados armados con amplificadores, grandes yunques de metal, monstruos gigantes surgidos del mar cual kaijus de una película de Godzilla y casi cualquier cosa que podáis imaginar.
Pero volvamos a lo importante. Murder Falcon es una obra mucho más profunda de lo que su disparatada apariencia pueda dar a entender. Este cómic, que es uno de esos que hace grande al noveno arte, es una oda al metal, sí, pero también es una oda a la vida, a la música como vehículo para superar traumas o enfrentarse al duelo. Y es que una canción te hace viajar en el tiempo a momentos más felices, y al mismo tiempo te puede engorilar y dar la fuerza que necesitas en ese momento para poder levantarte y gritarle al mundo que le jodan y que puedes con todo lo que te eche. Dicen que la música amansa a las fieras, pero la música también puede servirte como combustible vital. Un mensaje simple, efectivo, auténtico a más no poder.
Estamos ante una historia de superación, de redención y especialmente de amistad. El hincapié que hace DWJ sobre esto tiene una moraleja bien clara: Si tienes amigos, cuidalos, estate ahí para ellos cuando te necesiten, que ellos harán lo propio. He mencionado antes que Murder Falcon tiene muchas capas que rasgar. De hecho, el guion debería estudiarse en cualquier curso de escritura que se precie, es increíble como el autor mete un mensaje dentro de la descerebrada acción que plaga casi cada página.
Ahora bien, aunque es un tebeo accesible y recomendable para todo el mundo, el disfrute es total si se es amante del Heavy Metal gracias a todas las referencias en forma de canciones, gags visuales (ese guardián de las siete llaves de Helloween), huevos de pascua y en general guiños a muchos tópicos del mundillo. Un homenaje al metal palpable en las portadas alternativas que rinden tributo a algunas de las míticas cubiertas de discos de todos los tiempos de bandas como Judas Priest, Iron Maiden, Mötley Crüe o Pantera. Pero para homenaje el del cameo final. Fue ver “esa” viñeta y un escalofrío me recorrió el cuerpo, se me erizó el vello de los brazos y finalmente solté una lagrimita. Genial, perfecto, pero eso sí, solo para “nosotros”.
Dejo para el final el brutal dibujo de DWJ cuya galería de recursos es pasmosa. El autor nos coge de la mano para guiarnos por unas páginas tan explosivas como el Creeping Death de Metallica, tan épicas como el Run To The Hills de Iron Maiden o poderosas como el Eagle Fly Free de Helloween. La narrativa de Johnson parece que se va a salir de la plancha, alternando splash pages con viñetas múltiples. A estos sensacionales lápices tenemos que sumarle el excelente color de Mike Spicer que da vida a los lápices de Johnson.
En serio, de lo mejor del año, sin importar si eres fan de Immortal o de David Bowie. Corred a por él.
Aquí tenéis un enlace al bandcamp de Brooticus, la banda de Jake que también es la de Daniel Warren Johnson. Además aquí tenéis una lista de Spotify con una serie de canciones ideales para disfrutar mientras te lees un tebeo tan cojonudo como Murder Falcon.