Ezra Winston, anticuario londinense, vive rodeado de objetos que evocan recuerdos del tiempo al que pertenecieron. Un día llega a su vida Mort Cinder, un misterioso personaje inmortal, un hombre que muere y resucita, y cuyos recuerdos, avivados por los objetos de la tienda de Ezra, le llevarán a rememorar historias de sus vidas pasadas, como un simple ladrillo que despierta sus recuerdos de obrero de la torre de Babel, o un antiguo jarrón griego que, en un episodio magistral, arrastra a Mort a revivir la batalla de las Termópilas, en la que él sabe lo que pasó porque fue el único espartano superviviente.
Publicado en la revista argentina Misterix entre 1962 y 1964, Mort Cinder fue escrito por Héctor G. Oesterheld (El Eternauta) y dibujado por Alberto Breccia (Informe sobre ciegos, Los mitos de Cthulhu), y está considerada como una de las obras más importantes de la historieta de todos los tiempos. Leyéndola ahora por primera vez, corría el riesgo de verme decepcionado por las altas expectativas que tenía sobre ella, pero he de reconocer que ha estado a la altura de lo que me esperaba. No sólo el guion de Oesterheld mantiene en vilo al lector durante toda la lectura, sino que además el dibujo de Breccia está tan lleno de matices y detalles como de un inteligente tratamiento de las manchas de negro. Pero vayamos por partes.
La historia comienza cuando el anticuario Ezra Winston examina un lote de antigüedades de Egipto que acaba de comprar, y por obra de un extraño gas que surge de una pieza en forma de escarabajo realiza un viaje astral a la era de los faraones. Esto le hace empezar a plantearse si «está el pasado tan muerto como creemos». Esta experiencia le preparará para todas las increíbles aventuras que habrán de sucederle a continuación. Posteriormente, Ezra recibe la visita de uno de sus «proveedores», quien le entrega un extraño amuleto que le deja una huella indeleble en la mano. El anticuario se embarcará en un terrible viaje para intentar entender de dónde ha salido el amuleto, quiénes son los extraños hombres con «ojos de plomo» que le siguen y, sobre todo, quién es el misterioso hombre llamado Mort Cinder que acaba de regresar de entre los muertos.
Tras conocer a Mort Cinder, la vida de Ezra y la de aquél se verán inextricablemente unidas, resolviendo enigmas relacionados con antigüedades y reliquias, y revisitando los más relevantes episodios históricos en los que Mort se vio envuelto. Oesterheld crea aquí una historia seriada en fascículos, en los que cada capítulo, que se prolonga a lo largo de varios números de la extinta revista Misterix, está dedicado a una aventura diferente, al estilo de los primeros episodios de la serie clásica Doctor Who, de la que es coetánea. La presencia de Mort Cinder no es más que el hilo conductor de las historias y aventuras que Oesterheld desea contarnos. Historias que oscilan entre la épica histórica (como el episodio de las Termópilas) y lo terrorífico (El vitral); entre el drama carcelario (En la penitenciaría) y el bélico (La madre de Charlie). Historias que podrían haber tenido cualquier otro protagonista, pero para las que Oesterheld aprovecha su creación Mort Cinder, dándoles así el macguffin necesario para su narración seriada.
Poco podemos decir del dibujo de Alberto Breccia que haga suficiente justicia al arte que despliega en estas páginas. Con un dominio absoluto del trabajo en blanco y negro (que posteriormente tanto influyó en Frank Miller), las primeras páginas de este Mort Cinder abundan en detalles y técnicas pictóricas de todo tipo, jugando como nadie con las luces y las sombras, además de utilizar tramas y diversos elementos para dar mayor personalidad a su técnica, como la plumilla, el pincel e incluso un cepillo para dar efectos con la tinta. Sus paisajes nocturnos están tan llenos de matices, que resulta difícil de crees que hayan sido dibujados en 1962, sin ninguna de las tan socorridas técnicas modernas tan en uso (y abuso) hoy día. Las páginas reproducidas en esta edición proceden en su inmensa mayoría de escaneos directos de los originales de Alberto Breccia. El resto se ha imprimido a partir de los materiales en mejor estado que la editorial ha podido localizar. El contraste entre los dos materiales originales es fácilmente apreciable, destacando aquellas páginas en las que el negro no está tan quemado, y se pueden distinguir las diferentes tonalidades y pinceladas del maestro. Todo un lujo para la vista, que hace que cada página pueda ser disfrutada una y otra vez antes de pasarla a la siguiente.
“Héctor Oesterheld es el más grande escritor de historietas que he encontrado, porque era capaz de transformar un gag en una pequeña novela. Era el maestro del relato”. Hugo Pratt
“Mort Cinder es considerada hoy –y desde hace mucho– un auténtico clásico, una obra maestra de la historieta universal”. Juan Sasturain
“Con Breccia empezó todo”. Frank Miller
La edición de Astiberri, prologada por Juan Díaz Canales (Premio Nacional de Cómic 2014), cuenta con 256 impresionantes páginas en blanco y negro en una edición de lujo. Uno de los mejores y más reputados cómics de la historia, no sólo de Argentina, sino a nivel mundial, pero que siempre ha estado a la sombra de El Eternauta, también de Oesterheld. No obstante, Mort Cinder no desmerece en absoluto, y aquí recibe el honor que le corresponde, y es el de estar presente en las estanterías de cualquier amante de los cómics que se precie.