Da igual cuántas estacas tengamos porque Drácula siempre será inmortal. Desde que Bram Stoker tomara muy soslayada y licenciosamente la figura de Vlad Tepes para dar forma a su novela y hasta hoy mismo con este Monstruos de Universal: Drácula, el conde vampiro se ha convertido en uno de los más grandes iconos de la cultura popular de todos los tiempos. Son incontables — y más desde que pasó al dominio público — las historias en las que este príncipe de las tinieblas ha tenido su participación, de un modo u otro y en prácticamente cualquier soporte que podamos imaginar.
No obstante, y si estamos hablando de Monstruos de Universal: Drácula, obviamente el cine y el cómic son las artes en las que poner nuestra atención. La versión fílmica de Tod Browning de 1931 fue la primera adaptación a cine de la novela que pudo llevar su título, ya que F.W Murnau no consiguió permiso en su día para su Nosferatu. Llegarían después otras versiones en el futuro que competirán en popularidad en el imaginario colectivo, como la de Hammer, encarnada por Christopher Lee, o incluso la de Coppola para generaciones más jóvenes. Aun con todo, la versión de Universal en la piel de Béla Lugosi es muy probablemente la que más ha calado como parte de la mitología moderna.
Es justo esta versión en concreto la que toman James Tynion IV y Martin Simmonds, compinches desde El departamento de la verdad, para darnos su visión dentro de esta iniciativa del sello Skybound de Image y que ahora nos trae Moztros para recuperar los viejos monstruos de la Universal. Sabemos, de todos modos, que Drácula lleva presente en viñetas al menos desde los tiempos de la edad de oro en una u otra forma y que, con la liberación de sus derechos en los años setenta, no habría en adelante universo dibujado sin su versión del inmortal conde vampiro, algunas tan célebres como la de Marv Wolfman y Gene Colan en Marvel. Sin embargo, aún ceñidos exclusivamente a las historias que adaptan el relato original que hayamos podido ver en nuestro país, sino incontables, siguen siendo legión. Tenemos el Drácula de Fernando Fernández, el de George Vess, el de Mike Mignola y Roy Thomas o incluso una versión italiana más reciente que también Moztros publicó hace menos de un año.
¿Qué tiene entonces de especial Monstruos de Universal: Drácula? Pues en el título ya nos están dando parte de la clave, ya que la transposición que llevan a cabo Tynion y Simmonds parte de la película de 1931, con sus pequeñas licencias con respecto a la novela. Para empezar Mina no lleva Murray ni Harker por apellido, sino Seward, y es que su padre es aquí el doctor John Seward. Tynion se aprovecha de esta peculiaridad para articular su historia, ya que aquí el propio Seward es el protagonista. Pese tener cierta importancia en la novela de Stoker, Seward no dejaba de ser un secundario, con un papel orientado a alimentar el misterio de la locura de Renfield. En Monstruos de Universal: Drácula toda la historia se centra en su punto de vista y Drácula casi ni siquiera llega a pronunciar palabra.
Uno podría pensar que, con la historia de partida preconstruida, la labor de Tynion pudiera ser de mero escriba, pero tal vez el mayor mérito de este guionista neoyorquino ha sido siempre cómo cuenta sus historias por encima del qué y hay no pocas ideas muy interesantes en este cómic.
Sin duda tiene varios aciertos, pero tal vez el más importante es saber quién lo acompaña en esta tarea y trabajar para él, centrado en lo que sabe que Simmonds mejor puede dar. No obstante, antes de entrar en la labor de este dibujante británico, permitidme algunas notas más sobre Tynion.
Partir de una historia ya contada no es en este caso una rémora, sino una ventaja. Tynion juega con que ya la conocemos y Monstruos de Universal: Drácula arranca cuando ya ha pasado el primer tercio de la película, con Renfield en el psiquiátrico y Drácula en Londres. Aprovecha el propio mito de Drácula y lo que ya existe en la memoria de los lectores para dejar que somo nosotros quienes complementamos lo que no se cuenta, buscando ese terror que solo puede partir de lo que no nos muestran, que sólo puede surgir del interior de la mente del espectador y que supera la más terrorífica de las narraciones.
Con todo, Tynion es conocedor de la capacidades e inquietudes de Simmonds y sabe exprimir y enfocar la historia para que sean sus recursos los que la cuenten. Simmonds tiene un estilo que coquetea con el realismo, pero que es en realidad profundamente expresionista y tiende en ocasiones a lo experimental. Pone su guion al servicio de lo que propone el estilo de Simmonds, para jugar con sus abstracciones y manierismos, que nos llevan más allá de lo que nos puede contar el mero realismo. Incluso el propio Stoker sabía que no hay palabras para llegar a la mística y la mítica de Drácula y seguramente por eso nos engañaba con su narración epistolar y deliberadamente parcial.
Así pues, la estrella de Monstruos de Universal: Drácula es Martin Simmonds. Con su look expresionista, deudor de Bill Sienkiewicz, el Dave McKean de los inicios o incluso Kent Williams, su Drácula — que, como hemos dicho, apenas pronuncia palabra — se comunica por pura presencia visual y consigue a solo a golpe de textura y color que sus dibujos queden a medio camino entre lo real y algo un poco más allá, evocando antes que mostrando. No pocas veces trasciende la narrativa canónica y probablemente las escenas más potentes de todo el cómic son una suerte de montajes de imágenes sin viñetas definidas. No obstante, sabe también estar contenido cuando la escena lo requiere y nos brinda así esos valles para que los picos de intensidad sean estremecedores y espectaculares.
Una vez más el equipo Tynion/ Simmonds vuelve a superar la suma de sus partes en un tándem que esperemos que dure muchos años. Monstruos de Universal: Drácula es a la vez la visión de la historia de los autores y un diálogo con lo que ya conocemos los lectores, con el mito generado a lo largo de más de un siglo y que es mucho más grande y terrible que cualquiera de sus historias por separado. Tynion y Simmonds toman el que quizá sea el Drácula más célebre de todos los tiempos para darnos el Drácula total, monstruo y mito a la vez, que reúne a todos los demás dráculas.