Hablamos hoy de Mister Morgen, una obra editada por Desfiladero Ediciones que trae de vuelta a nuestras librerías a Igor Hofbauer, después de haber visto previamente su trabajo en aquella revista, iniciativa también de Desfiladero, que se llamó Alta Tensión. Curiosamente lo que vimos entonces es un trabajo posterior a lo que ahora recoge este tomo, y en contexto permite comprender un poco mejor la evolución artística que ha tenido su autor. Mister Morgen es un compendio de historias encuadradas en el género underground pero dentro de una corriente más vanguardista y surrealista, con historias que nos presentan a personajes poco agradables, pero siempre dejando una estela de desubicación para el lector que le obligue a esforzarse en analizar un mensaje más global al finalizar la lectura.
La obra se reparte entre varios personajes, aunque la ambientación tiene puntos en común. De hecho es frecuente ver a algunos personajes aparecer fugazmente en las historias «de otros», dando esa sensación de misma población. El propio autor reconoce en la entrevista del final del tomo que está inspirada en el propio edificio donde vive en Zagreb. Las historias tienen todas un punto común distópico de decadencia y con flecos de una dictadura militar que aún se extiende entre algunos de sus ciudadanos, y nos muestra historias que van desde la expansión de un virus «seudo-zombi», a otras protagonizadas por una vieja estrella de cine que se resiste al paso del tiempo o por una banda de rock de hombres-perro.
El sentimiento de desubicación comienza en las primeras páginas, con un prólogo que nos ofrece un rápido vistazo a algunos de los personajes que aparecerán después, y por ver que ninguna de las historias posteriores siguen una estructura al uso, por decirlo de algún modo. Incluso las más asequibles del tomo que pueden ser la de la vieja estrella de cine (Olympia) y la del virus (La saliva de Desmond), que son las únicas que se aferran a algo parecido a una historia con su presentación-nudo-desenlace, están plagadas de incógnitas y nos dejan con la sensación de estar perdiéndonos algo.
Pero la obra de Hofbauer funciona mucho mejor como un todo que por partes. La sensación global que deja, entendiendo cada una de las historias a su propio modo, es la de una sociedad decadente, aferrada al pasado en muchos aspectos, con ramalazos de un gobierno totalitarista que alguien de la edad del autor croata ha vivido en sus propias carnes cuando su país aún formaba parte de la antigua Yugoslavia. No es algo sutil, pues incluso contamos con cameos del Mariscal Tito o Stalin. La sensación de pesimismo ante el futuro y ver esa opulencia arquitectónica deteriorarse por el paso del tiempo o por falta de mantenimiento dejan una sensación, efectista, pero efectiva…
El dibujo es un elemento fundamental para proporcionar al lector esas sensaciones a las que me refiero. Con un trazo grueso y un estilo feista, engaña al lector menos acostumbrado a este tipo de cómic y puede dar una sensación de dibujo sencillo, pero la capacidad de distorsionar con efectos ojos de pez, o la mera inclusión de arquitecturas curvadas (o el propio texto) que contrasta con esos diseños mucho más cuadrados y simétricos, producen un efecto de inestabilidad muy interesante. Aunque lo que más me ha gustado es ese uso del color como herramienta atmosférica. La obra está planteada en blanco y negro con algún detalle en gris, pero cuenta también con un rojo eléctrico, muy saturado, que se usa con diferente peso en cada una de las historias y funciona muy bien. A este tipo de cosas me refería al principio sobre ver la evolución del autor, puesto que en Alta Tensión vimos ya algún trabajo suyo donde se permitía probar con paletas más policromáticas.
En definitiva, Mister Morgen es una obra underground que produce un efecto suma entre sus historias y consigue impregnar al lector ese toque melancólico, decadente y pesimista. Nada fácil para un lector poco acostumbrado a este tipo de cómic, pero muy interesante para los que nos gusta un tipo de cómic más experimental y que busca conseguir un efecto en el lector, aunque la historia no sea el vehículo principal para conseguirlo sino la suma de todos los aspectos de la obra: estilo, ambientación, complementación entre todas las historias y… también por lo que cuenta. Muy de agradecer que una editorial como Desfiladero siga apostando por este tipo de cómic menos popular, pero atractiva para los interesados en el medio. La edición de Desfiladero, dentro de su línea Avant-Garde es en tomo rústica con solapas, con un papel offset de alto gramaje que reproduce perfectamente el trabajo de Hofbauer.
Lo mejor: Cómo historias extrañas sin una estructura convencional van generando una sensación global en el lector y van complementándose entre sí.
Lo peor: Cómic para muy cafeteros del underground más vanguardista.