En las últimas tres semanas nos habíamos ceñido a repasar los títulos del Universo 1936 publicados por Carmona en Viñetas. Aunque no pertenece a este grupo de cómics que combinan la Guerra Civil Española con superhéroes, me apetecía comentar un título que podría encajar algo más en la línea infantil de la editorial, pero que me ha parecido muy destacable. Estoy hablando de Misión Murillo, un título en el que se hace un repaso a la obra del pintor sevillano, a través de una aventura divertida y que seguro que va a captar la curiosidad de los más pequeños de la casa.
En el Museo del Prado, un vigilante se da cuenta de que algo ha cambiado en el cuadro de El buen pastor. Es un asunto que requiere la intervención del CEAA (cuerpo especial de agentes del arte), que tienen la tecnología para poder introducirse dentro de los cuadros y arreglar lo que haya cambiado.
Misión Murillo es una excusa para repasar la obra del pintor. Pero al estar hecha en una historia corta de 20 páginas, resulta una lectura muy adecuada para los más pequeños de la casa, y se convierte en un acercamiento divertido al arte, sin ese factor de imposición que todo estudiante ha sentido alguna vez. Es lo que me sucedió a mí, que lo leí con mi hija de diez años y mientras lo leía, decía ilusionada: «¡Ese cuadro lo hemos visto en el cole!» La historia es suficientemente divertida como para que los cuadros sean un factor secundario, y pierde ese componente docente que puede echar para atrás a algún niño, por la propia naturaleza rebelde del ser humano de rechazar lo que te imponen.
Rafael Jiménez va añadiendo, no obstante, textos didácticos, pero lo hace hábilmente como la información que le aparece en el móvil a la agente del CEAA cuando va saltando de un cuadro a otro. Así, iremos saltando del Buen pastor al Niño espulgándose, Niños comiendo uvas y melón, Santas Justa y Rufina, Mujeres en la ventana, Cuatro figuras en un escalón… y muchos más. Va hilando la trama y va escogiendo el cuadro más adecuado para cada escenario.
En cuanto al dibujo, es obra de Manuel Díaz, quien utiliza un estilo limpio y más cercano al que ha tenido en las obras biográficas de Bluewater/Tidalwave. La protagonista está claramente inspirada en Ariel Winter, la Alex Dunphy de Modern family, y es un estilo que le sienta especialmente bien a esta historia por el hecho de necesitar esa fidelidad para que el lector pueda identificar los cuadros con facilidad e incluso algún cameo hacia el final de la obra que perdería su gracia si no es tan fácilmente identificable.
Otra mención especial al color de Verónica López, de la que ya comentamos cómo destacaba en la reseña de La batalla del Jarama, y que aquí vuelve a realizar un trabajo fantástico. Sin duda es uno de esos nombres que vamos a tener que seguir en un futuro próximo. Actualmente se encuentra trabajando para Amigo Comics y no me cabe duda de que no será la última vez que hablemos de ella en esta web.
En definitiva, una obra que merece la pena leer, por su capacidad didáctica y sobre todo por poder hacer que los niños se interesen por el arte de una manera divertida y sin presiones. Su extensión hace que hagamos un repaso muy rápido por el catálogo del pintor sevillano, pero que a su vez pasemos una sesión de lectura agradable con una historia que se pasa volando.
Como las demás obras de la editorial, podéis comprarla a través de la tienda de Carmona en Viñetas y recibirla en casa sin necesidad de pagar gastos de envío.