Esta misma semana he podido leer Mil lobos, una novela gráfica publicada por Nowevolution escrita por David Braña y dibujada por Óscar Bermejo. 136 páginas de pura acción, medievo y fantasía heróica que a buen seguro gustará a los fans del género de la espada y brujería que quieran leer algo más allá de Conan. El cimmerio no tiene nada de malo, pero más allá de sus tebeos y quitando algunas cosas puntuales como La invocación de Ion, Los campeones de Albión, o buena parte del catálogo de Yermo Editorial… En España es un género que no es especialmente prolífico en los últimos años.
Mil lobos arranca de esta manera
“La guerra entre hombres y lobos terminó. Pero la paz se sostiene sobre una frágil tregua, liderada por el Rey Golián. Y ahora, más que nunca, esa paz corre grave peligro.
El príncipe heredero ha muerto, asesinado salvajemente. Todo parece indicar que ha sido un lobo y, para descubrir la verdad, Golián requerirá la ayuda de dos soldados leales, tan dispares como valerosos: el lobo Flow y la humana Cassandra. Ambos deberán ir hasta la reserva de los Mil Lobos para tratar de esclarecer lo ocurrido sin armar demasiado revuelo. Lo que descubrirán los conducirá a una serie de inesperados acontecimientos que les supondrá luchar contra peligrosos enemigos y sostener sobre sus hombros el futuro del reino.”
Por lo tanto en Mil lobos contamos con muchos elementos clásicos de estos mundos de fantasía: dos reinos que tras una larga guerra se encuentran en una calma tensa, animales antropomórficos, tenemos también algo de erotismo, de magia oscura, compañeros de viaje indeseables, intrigas palaciegas, acción a raudales… Un puñado de ingredientes tan manidos como necesarios para crear un universo de la nada de forma coherente.
Y es que en esto David Braña es todo un especialista. Este escritor barcelonés es uno de nuestros creativos más imaginativos. Braña tiene un enorme talento para crear nuevos mundos en un puñado de páginas. Solo hay que ver alguna de sus obras anteriores para poder ser testigos de su capacidad de síntesis, consiguiendo que cada una de sus historias arranque a las pocas páginas, dejando detrás una completa presentación de la historia llena de detalles con un gran background de los personajes. Se lo he visto hacer con Evil War (el mundo en guerra tras el apocalipsis) o Mercury (un thriller futurista), sin olvidar su aportación a ese fantástico tebeo para grandes y mayores que es Viaje a Xambala.
Las más de cien páginas que ocupa la historia se leen en un suspiro. Como he comentado más arriba, en pocas páginas el conflicto ha estallado y los acontecimientos se suceden a gran velocidad lo que, como espectadores del show, no nos permite ni un momento de respiro. Es cierto que mientras que los personajes son tremendamente interesantes, la trama va perdiendo algo de fuelle hasta llegar a un desenlace que, como no podía ser de otra forma, e independientemente de todo lo que haya pasado hasta el momento, concluye en una espectacular batalla entre alguno de los bandos. Y no necesariamente tiene que ser humanos o lobos. Sí, amigos. En Mil lobos habrá más razas en conflicto, pero hasta aquí podemos leer.
Con lo que más he disfrutado de Mil Lobos ha sido con la caracterización de los personajes. En especial con el bando de los peludos. Braña ha evitado un error muy común en este tipo de historias, cuya tendencia es humanizar a todas las razas por el mero hecho de tener aspecto antropomórfico. Aquí puede que los lobos hablen y permanezcan erguidos pero no dejan de ser lobos en ningún momento o de tener instintos propios de su condición animal. Esto también se refleja en el paradigma que supone la relación entre el lobo Flow y la humana Cassandra, la pareja a la fuerza encargada de desentrañar este asunto. Personajes carismáticos a más no poder, siendo en este caso la humana más lobo y el lobo más hombre debido a la educación que han recibido.
En la parte artística contamos con Óscar Bermejo. Mil lobos es el primer trabajo importante para el mercado profesional. Formado en la prestigiosa academia C-10 del tristemente desaparecido Carlos Díez, el dibujo de Óscar tiene una gran fuerza y dinamismo pero todavía le quedan algunos detalles por pulir (cosa lógica), sobre todo en lo referente a las expresiones faciales de los personajes. De todas formas este chico promete, mucho.
La edición de Nowevolution es muy bonita y efectiva: tapa blanda flexible con sobrecubiertas, papel de calidad y un buen puñado de extras que incluye bocetos, diseños de personajes o pruebas de color.
Un tebeo estupendo para regalar.