Con este Marvel Gold. Los Cuatro Fantásticos 9: Cuando los titanes chocan nos quedamos a un solo tomo de enlazar con los cuatro tomos Marvel Héroes donde Panini publicó la etapa de John Byrne, con lo que tendremos recopilados en catorce tomos los primeros 303 números de la serie regular. En este noveno tomo dentro de la línea Marvel Gold tenemos unos números que llegaron en un momento difícil para la editorial, con un continuo cambio de editor, y equipos relativamente inestables para lo que eran esos tiempos. No obstante, supieron aprovechar esa inestabilidad y trasladarla a las propias tramas de la serie, haciendo hincapié en la principal seña de identidad del grupo de héroes: un equipo que más allá de su condición de compañeros eran una familia.
Y es que tras quince años de aventuras de la serie que daría lugar a la Marvel que hoy todos conocemos, una serie de acontecimientos (muy bien explicados en el artículo introductorio de Raimon Fonseca) hicieron que por la silla de Director Editorial de Marvel pasaran Stan Lee, Roy Thomas, Len Wein, Marv Wolfman, Gerry Conway, Archie Goodwin y Jim Shooter… ¡en tan solo seis años! Precisamente estos números son los que se publicaron desde finales de 1976 a principios de 1979, donde se acumuló el mayor número de dimisiones y sustituciones. Coincide precisamente con la llegada de un joven George Pérez, que estaba comenzando en Magazine/Marvel (Deadly Hands of Kung-Fu)y que apuntaba maneras como dibujante. Aunque habíamos visto algún número suyo en el anterior tomo, aquí ya se queda como dibujante regular. Es muy interesante ver la evolución del neoyorquino en estos números, con un crecimiento artístico exponencial en cada número.
Dejando aparte los vericuetos editoriales, venimos de unos números en los que Ben Grimm había recuperado su forma pétrea y en los que había vuelto a la serie un personaje creado por Stan Lee y Jack Kirby en el número 11 de la serie: El Hombre Imposible, un extraterrestre del planeta Poppup que solo se preocupaba de entretenerse, y con unos poderes que traían de cabeza a los Cuatro Fantásticos. Roy Thomas mantuvo en la serie al personaje durante bastantes números de esta nueva etapa, sobre todo tras la buena acogida por parte de los lectores del número con el que abre este tomo y que ha sido reeditado en incontables ocasiones por lo peculiar que resultó. El equipo de superhéroes intentaba llegar al edificio Baxter tras aterrizar en Central Park de las aventuras que tuvieron lugar en números anteriores. Impo les acompañaba, pero se iba entreteniendo con cualquier cosa, aunque concretamente le llamó la atención un edificio donde tenía su sede la editorial Marvel Comics, responsables de las aventuras en cómic de Los Cuatro Fantásticos. En este número aparecen Lee, Kirby, Thomas, Pérez… muchos de los verdaderos autores o miembros de ese Bullpen de Marvel de la época. Es un número bastante divertido y que servía para tomar un respiro tras toda la épica que veníamos de leer en los números previos.
Estos primeros números están escritos todavía por Roy Thomas, que se deja llevar por un tono ligero y divertido, aventuras que parecen casi venir por casualidad, aunque luego vayan complicándose. Es el caso del siguiente arco argumental en el que Los 4 Terribles hacen un casting para encontrar a su cuarto miembro, tras la decepción de haber tenido a Medusa o Thundra, y lo hacen en el propio Edificio Baxter. Esa excusa tan inocente y casi ridícula, me atrevería a decir, es la que sirve para introducir en la serie a Bruto, un personaje que había aparecido en La saga de la Contratierra de Warlock, que estaba muy relacionado con estos personajes y del que no digo nada más para que lo podáis descubrir vosotros mismos. Comienza aquí un arco evolutivo de Reed Richards que condicionará los siguientes dos años de la colección. Ya digo que son números muy ligeros e incluso tontorrones, sobre todo en contraposición con lo que haría un poco más adelante Wolfman, pero son disfrutables si se mira con perspectiva histórica.
Con el Hombre Imposible sí tengo un pequeño conflicto personal. Es un personaje al que le tengo cariño de cuando leí estos cómics con diez años, pero ahora me parece un poco un deus ex machina andante, que servía para sacar de apuros a los héroes en más de una ocasión, y que funcionaba mucho mejor como secundario ocasional que como personaje más regular. Aquí se quedó como uno más de esos personajes que se habían quedado inexplicablemente en el grupo, sin más explicaciones, como Tigra o Thundra.
Lo más interesante de estos primeros números es sin duda el juego de alter ego a raíz de la trama del Bruto, y disfrutar sin complejos de esos diálogos tan cómics de Thomas (con la ayuda ocasional de Conway) en los que lo mismo te hace una referencia velada a Batman que reconoce que como guionista le interesa retrasar a la policía para dar emoción a una pelea. También es interesante ver esa evolución de un George Pérez principiante, pero que crece con cada número (esos edificios vivientes del 188, por ejemplo). Pérez falla en muchos números, pero sus sustitutos no le andaban a la zaga, especialmente Ron Wilson, un dibujante que siempre me ha encantado, o el gran Sal Buscema, que destaca por esa expresividad que le transmitía a los rostros de los personajes.
El número 181 es el último de Roy Thomas, donde deja todas sus tramas cerradas, a falta de la de Agatha Harkness, y comienza un baile de guionistas y dibujantes en los que se alternarán Bill Mantlo, Len Wein, o Marv Wolfman en los guiones; y Pérez, Buscema y Keith Pollard (que también interviene en los guiones) a los lápices. No será hasta el número 195 que se establezca más regularmente el tándem Wolfman/Pollard, aunque seguiremos teniendo algún dibujante ocasional como John Buscema en el 202.
Sí me llama mucho la atención por parte de Thomas, Wein y Wolfman, cómo intentan hacer personajes femeninos más respetuosos, alejándose de esos guiones tan machistas de los inicios de la serie. Aquí nos muestran a mujeres poderosas, que se resisten a los tópicos machistas habituales de la época: vamos a ver a Tigra y Thundra dejando a Ben que recoja él solo los destrozos de una batalla «porque les aburren las tareas domésticas» o a una Sue Storm que sorprende por ser de los miembros más poderosos «a pesar de ser mujer». Aunque ahora pueda resultarnos que no es tan llamativo, recordemos que son cómics realizados a finales de los años setenta…
Len Wein hace un arco argumental de cinco números en el que cierra la trama de Harkness en Nueva Salem y enfrenta a los héroes a Klaw y el Hombre Molécula. Seguimos viendo un viaje de Reed Richards en el que ha perdido sus poderes y se siente un lastre para el equipo hasta el punto de disolverlo. Ahí entra Marv Wolfman, en el número 189, donde primero hace un repaso de todos los conflictos que ha vivido el equipo a lo largo de los quince años de carrera editorial, y comienza a desarrollar unas tramas paralelas de cada miembro del grupo que acabarán conduciendo inexorablemente a un conflicto que los reúna de nuevo. Ese conflicto no puede tener a otro villano de por medio que el Doctor Muerte.
Sí se nota un cambio en los números de Wolfman en varios sentidos: En primer lugar porque se muestra absolutamente fiel a la serie «como lector» haciendo continuas referencias al pasado, y recuperando a muchos personajes clásicos de la serie. Pero sobre todo se ve que hace unos guiones más complejos y desarrollados, con una sensación de planificación en las tramas, lejos de esa improvisación que transmitía Thomas (lo cual no es necesariamente negativo), y dirigido hacia el desarrollo del personaje de Reed. El culmen de ese desarrollo lo vemos en el número 200, número doble que supuso en su día toda una novedad por la que Wolfman hubo de enfrentarse al Bullpen de Marvel para conseguir que le dejaran publicarlo con el doble de páginas y el doble de precio. Ahí tenemos a un Reed enfrentándose a Muerte, tomándoselo como algo personal y con una rabia que no era nada habitual en él. Casi parece una inspiración para el famoso número de Lobezno frente al Club Fuego Infernal…
Para los que tengáis ya unos cuantos años, recordar que el número uno de la serie en grapa de Forum contenía el 202. Me ha impactado mucho recordar sobre todo la historia del que fue el segundo número de Fórum, el último número aquí incluido, en el que los 4F se enfrentan a sus versiones malvadas creadas por un niño en coma… Me impactó mucho cuando lo leí por primera vez y apenas lo recordaba, por lo que ha sido una muy agradable sopresa.
El tomo incluye dos anuales (los 12 y 13) con los Inhumanos de invitados en el primero y el Hombre Topo en el segundo.
Pese a hablar siempre de él, no quiero dejar pasar otra oportunidad de ensalzar la labor del que para mí es uno de los mejores (si no el mejor) entintadores de la historia: Joe Sinnott. Hace un trabajo limpio, que embellece el trabajo de los diferentes dibujantes, sin ocultar las señas de identidad de cada uno de ellos. Hace un trabajo que da uniformidad al estilo gráfico, sin necesidad de tapar el trabajo original. Se nota especialmente cuando es sustituido por Pablo Marcos con un entintado más pobre, con un trazo más a vuelapluma. Sin llegar a ser un mal trabajo destaca muy negativamente cuando lo comparamos con el de Sinnott.
Este tomo incluye artículos de Roy Thomas, Len Wein y Marv Wolfman, además de un Baxter Building Bulletin original junto al primer número y el citado artículo de Raimon Fonseca. Como siempre, una edición muy disfrutable, con papel poroso que reduce en gran cuantía el peso del libro y lo hace muy manejable. Los números 180 y 189 fueron reediciones, pero están incluidas las portadas de dichos números en esta recopilación.
En definitiva, Marvel Gold. Los Cuatro Fantásticos 9: Cuando los titanes chocan.
Un tomo muy variado, con una trama que podemos marcar como la guía de estos veintiséis números que es la caída y ascenso de Reed Richards y cómo afecta eso al propio grupo. Un tomo en el que vamos a ver a los personajes secundarios más importantes de la historia de los Cuatro Fantásticos: Doctor Muerte, Hombre Topo, Namor, Annihilus, Klaw, el Hombre Molécula, el Fantasma Rojo, los 4 Terribles… Unos años de la serie que mostraron la inestabilidad de la propia cúpula de la editorial pero que no por ello hizo que la calidad de sus historias decayeran.
Lo mejor: Ver evolucionar a Pérez. El contraste de Thomas con Wolfman. Sinnott, siempre Joe Sinnott…
Lo peor: Puede ser algo muy personal, pero a mí el Hombre Imposible me acaba cargando.