Es la hora de las tortas!!!

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Matar a la bestia

Matar a la bestia
Guion
JAPE.
Dibujo
JAPE.
Formato
Cartoné, 144 págs, color.
Precio
20€.
Editorial
Pani. 2022.

Cualquiera que conociera a Jose Antonio Pérez Escudero, de nombre artístico JAPE, por su desternillante webserie Niña repelente, estará tan sorprendido como yo por la evolución de su carrera. Después de esa serie ácida y brillante como pocas, pudimos ver la serie de libros para Panini Cómo dibujar kawaii, con consejos y tutoriales para los más peques de cómo hacer dibujos con ese estilo japonés que en España siempre hemos llamado «cuqui». Pues, en un nuevo giro en su carrera, JAPE nos trae otra obra, también editada por Panini, con un estilo y género absolutamente diferente: Matar a la bestia.


Del humor ácido o tutoriales de dibujo infantil pasamos ahora a una historia de género negro ambientada en Sevilla, con un misterioso asesino en serie que deja rastros de pintura amarilla allá por donde pasa, y que tendrá que investigar un joven policía que se debate entre sus propios demonios, viéndose obligado a supeditar sus sueños y aspiraciones por cumplir con lo que considera que todos esperan de él. Un aumento de la carga laboral y una enfermedad familiar harán que ese salto que intenta dar para cumplir con lo que siempre ha querido hacer con su vida se vea como tener que atravesar un enorme acantilado sin fondo…

Me han gustado muchas cosas de este Matar a la bestia. En primer lugar la hábil combinación de tramas, con una proporción muy correcta sin que la obra caiga en ningún momento en una tierra de nadie que no sepas bien hacia dónde tira. JAPE pone en primer plano a ese asesino en serie, con un reclamo muy evidente, y que a la vez sirve como perfecta metáfora de la bestia que tiene que domar el protagonista con su propia vida. Y para ello recurre a una ambientación que enriquece muchísimo la historia. Y lo hace con esas localizaciones reconocibles para cualquier sevillano… pero sobre todo la voz de los personajes. Jamás había leído un cómic en el que los protagonistas hablen un andaluz tan reconocible para los que hemos nacido allí… sin que caiga en la parodia. Los personajes usan expresiones que, el que las conozca, las escucha perfectamente en su cabeza con el acento y entonación correspondientes, y no lees un solo seseo/ceceo en toda la obra. Me ha encantado la capacidad para hablar «en sevillano» sin que suene impostado en ningún momento, manteniendo unos diálogos completamente coherentes y válidos para los que no sean de esa tierra.


Y otra de las grandes cualidades que tiene la obra en cuanto a su capacidad de ambientar es el dibujo. Con un estilo sencillo, y un uso muy marcado del color como gran motor del estado de ánimo de los personajes, consigue que en todo momento nos sintamos asustados, agobiados o desesperados, cuando así lo marca la historia. Y eso adquiere más mérito cuando usa una paleta tan exigua, con azules oscuros y amarillos de varias tonalidades. Una paleta marcada por el calor asfixiante sevillano que se convierten en una noche oscura en la que un bote de pintura amarilla indica adónde hay que dirigir la mirada.

Leía en algún sitio que esta obra se puede definir como «Paco Roca meets True Detective», imagino que por el estilo sencillo a la vez de contundente del dibujo y los tintes de ambiente malsano y claustrofobia que mantiene en todo momento la obra, y no anda desencaminado, aunque yo lo modificaría diciendo que es «Paco Roca meets La isla mínima». Y es que la localización sureña tiene mucho peso. No solo por ser el lugar de procedencia de su autor, sino porque es una historia que, al igual que las películas de Alberto Rodríguez, tienen una ambientación que aporta a los personajes, a la manera de comportarse y al propio ánimo de las personas cuando se encuentran en una situación estresante en un clima tan cálido.


En definitiva, Matar a la bestia ha sido una muy grata sorpresa para mí, no solo por descubrir un nuevo registro de un autor al que he seguido en varios de sus trabajos, sino porque consigue una historia con varias capas de lectura y una continua conexión entre el plano literal y el simbólico de las distintas subtramas. Si os gustaron películas como Que Dios nos perdone, o la propia La isla mínima, vais a disfrutar de un thriller policíaco muy bien ambientado y que te tiene en tensión en todo momento. Además, su protagonista aspira a ser dibujante de cómics, así que la conexión va a ser total…

Lo mejor: La atmósfera. Puede ser la obra escrita en que la manera de hablar en Andalucía queda mejor reflejada sin caer en la exageración que he leído en mucho tiempo.

Lo peor: El camino al desenlace tal vez podría haberse visto beneficiado de algunas páginas más.