Tres historias, una heroína. Masiko es una mujer fuerte y hace todo lo posible para criar a su hija Xiong-Mao sola en un mundo de matones. Los dos primeros relatos ya fueron publicados en los tomos 1 y 3 de Doggy Bags. El último es una historia de sublimes ilustraciones a toda página que nos cuenta… ¡el padre de Xiong Mao!
El personaje de Masiko, como ya comentamos en una reseña de la antología pulp Doggy Bags, y tal como reconoce el propio Florent Maudoux en el prólogo de este volumen, está fuertemente influenciado por las aventuras de Itto Ogami en El Lobo Solitario y su Cachorro. Pero también tiene su inspiración en los trailers de Scorcher (la falsa saga de películas que protagoniza el personaje de Ben Stiller en Tropic Thunder) y del cartel del film de John Woo Hard-Boiled, con Chow Yun-Fat sosteniendo un bebé en una mano y una escopeta en otra. El caso es que Masiko es una ex-sicaria que acompañada de su bebé, fruto de una relación con un hombre cuya identidad sólo descubriremos en la última historia de este tomo, huye de su antigua jefa, que intenta matarla. Para los que este nombre les resulte familiar, este bebé es el que con los años será conocida como Xiong Mao, la «pequeño panda» de la serie Freaks’ Squeele.
Este volumen contiene las dos historias cortas de Masiko recogidas en los números 1 y 3 de la serie Doggy Bags, publicados en España también por Dibbuks, y ya reseñados aquí y aquí. La primera, ambientada en una barriada marginal de una gran ciudad china (presumiblemente Hong Kong), nos presenta a la protagonista y sienta las bases de lo que será su vida desde el momento que abandona a su jefa: una vida de huida y anonimato, teniendo siempre como prioridad el cuidado de su bebé. En la segunda historia encontramos a Masiko en Ciudad Juárez, México, a donde ha huido en busca de refugio. Allí la veremos danzando la danza de los 13 velos(porque 7 no eran suficientes) para un grupo de empresarios y funcionarios locales corruptos, cada uno de los cuales narra su peculiar versión de cómo hicieron desaparecer en el desierto a una exótica mujer y su bebé. Recordemos que Ciudad Juárez es tristemente conocida por sus múltiples casos de desapariciones de mujeres. En esta historia, el guionista y dibujante Maudoux aporta su particular visión al respecto, con un interesante e inesperado giro de tuerca final (aunque reconozco que, a la vista del ambiente donde baila Masiko, debí haberlo visto venir).
La tercera historia recogida en el tomo es inédita, y creada ex-profeso por Maudoux para esta recopilación. Se trata de una serie de splash-pages en las que vemos cómo el cuerpo desnudo de Masiko se va cubriendo progresivamente de tatuajes que cuentan una historia. Es la historia del padre de su hijo, que la narra en los cuadros de texto en primera persona, y gracias a la cual podemos dar un nuevo trasfondo a la situación de Masiko y su bebé. Los tatuajes tienen una función importante en el universo de Freaks’ Squeele, puesto que algunos personajes desarrollan de manera natural un tatuaje tótem, que les proporciona ciertas habilidades sobrehumanas. Este relato del padre de Xiong Mao alterna su historia personal con una visión pesimista de los gobiernos de los países, e introduce en la trama una sociedad asiática secreta cuyo objetivo es la anarquía con el fin de que sólo los mejores puedan acceder a posiciones de poder. Algo que contradice abiertamente el Principio de Peter, pero bueno, al menos hay que intentarlo.
Una vez más volvemos a maravillarnos con los extraordinarios dibujos de Florent Maudoux. Sin dejar de lado su estilo europeo, pero con una más que evidente influencia del estilo japonés (el propio Maudoux es de origen oriental, y el verdadero nombre de Masiko es Blanca Saotome), Maudoux aborda las escenas de acción con un dinamismo inusitado, fruto de años de exposición al manga y de su experiencia en el campo de la animación. También es destacable el hábil uso que hace del coloreado, aprovechando al máximo la ambientación de las escenas. En las escenas urbanas de la primera historia, los personajes y los escenarios están bañados por las coloridas y estridentes luces de neón de las calles, mientras que en las escenas de interior les alumbra la escasa luz que se filtra por las ventanas. En la segunda historia se aprovechan los colores ocres propios de las zonas desérticas cercanas a Ciudad Juárez. Sólo es en la tercera historia que Maudoux se permite relajar la tensión regalándonos unos planos más íntimos de Masiko, cubierta sólo por los tatuajes que adornan su voluptuoso cuerpo. El dibujo es preciosista y detallado, sin ser más explícito de lo necesario (mejor insinuar que mostrar, dicen), y resaltando el color de los tatuajes sobre el cuerpo bronceado de nuestra heroína. Unas páginas perfectas para cerrar con asueto un volumen de estas características.
Dibbuks ha publicado este Masiko en un formato al que no nos tiene acostumbrados. Con unas medidas de 19,5 x 27,5 cm, en tapa blanda sin sobrecubiertas, es más alto y ancho que un cómic-book normal, pero más pequeño que el típico álbum europeo. También es un formato mayor que los anteriormente mencionados tomos de Doggy Bags, con lo que su inclusión va a descabalgarnos un poco las estanterías. No obstante, se le perdona por la alta calidad del contenido. Para aquellos que ya hayan leído las aventuras de Masiko en las recopilaciones de Doggy Bags, este volumen merecerá la pena tan sólo por la tercera historia, y además les servirá de excusa para releer las anteriores historias y deleitarse con la acción y humor que tan hábilmente combina Maudoux en sus páginas.
