Ya has visto a Masacre en incontables aventuras, pero nunca en una como ésta. ¡Te lo aseguramos! ¿Quieres respuestas sobre Wade, como por qué siempre se niega a quitarse su máscara o de dónde viene su nombre? ¿De verdad fue parte de un equipo de operaciones encubiertas del que nadie ha oído hablar nunca? ¿Qué es lo que Wade Wilson sabe, y cómo llegó a descubrirlo? Una sangrienta masacre en México deja cientos de muertos y muchas cosas que nuestro protagonista tendrá que explicar.
Hay guionistas que parecen necesitar inspirarse continuamente en otros escritores o en otros medios para sacar adelante sus historias. Eso impregna a a sus obras con un regusto a déjà-vu que no te abandona durante toda la lectura. En el caso de este La guerra de Wade Wilson, protagonizado por Masacre, las dos influencias más claras provienen del cine: el fondo está extraído de la película La guerra de Charlie Wilson (Mike Nichols, 207), mientras que la forma está tomada prestada de Sospechosos Habituales (Bryan Singer, 1995). Dos buenas películas, ciertamente, pero ejercen una influencia demasiado obvia sobre un tebeo que necesita una dosis más descarada de diversión, y menos crítica política.
Se suele decir que los personajes son vehículos para contar historias. Ciertamente, esta historia de equipos de misiones encubiertas ultrasecretos, agencias gubernamentales en la sombra y, por qué no, superheróes, podría haber sido protagonizada por cualquier otro mercenario del Universo Marvel como Calavera, el Castigador o el mismísimo Supervisor. Pero el guionista Duane Swierczynski aprovecha la historia de mercenarios secretos para introducir su propia versión del origen de Masacre, quitando de enmedio el Departamento K del gobierno canadiense, y haciendo que los experimentos sobre Wade Wilson los ordenara el propio Gobierno de EEUU. Porque queda más guay cargar las tintas sobre tu propio país que culpar al vecino. En esta historia, Wade Wilson debe testificar ante una comisión especial del Senado de EEUU acerca de una masacre en Mexico, en la que estuvo acompañado por Domino, Bullseye y Marta Plateada. El relato de Wilson se entrecruza con el de una empresa llamada Jaysoc LLC, que deja entrever algo más sobre quién pone realmente el dinero para estas misiones (para los yanquis es más obvio) y, como en Sospechosos Habituales, ambos relatos entremezclados hacen al lector dudar sobre qué ocurrió realmente. El giro final, unido al no muy estable estado mental de Masacre, deja en manos del lector a quién creer. Una forma elegante que tiene Swierczynski (Bloodshot, Harbinger Wars) de lavarse las manos tras haberlas metido hasta los codos en el pantano de la continuidad Marvel.
Una historia de acción, disparos a porrillo y desmembramientos no podía contar con un mejor dibujante que Jason Pearson (Body Bags). El veterano artista, que nunca se ha cortado un pelo a la hora de plasmar en viñetas la violencia más brutal (y los pechos más explosivos), recurre aquí a la caricatura para llevar al extremo las carnicerías perpetradas por los mercenarios protagonistas. Después de todo, estamos en un cómic de Masacre, y hay que evitar que el lector se tome demasiado en serio lo que está leyendo. Es una buena forma de atemperar la crítica a la… política exterior de Estados Unidos que hace el guionista (¿recordáis cuando los talibanes eran aliados de la CIA? Los buenos tiempos en que los comunistas eran enemigos comunes). No obstante, el guionista recurre al efecto teatral de hacer que Masacre hable al público mientras el tiempo en la escena se congela. Una forma un tanto burda y facilona de darle al lector todo el argumento resumido bien mascadito antes de la traca final, cuando un guionista con más ganas habría encontrado una forma menos vaga de cargarse todo el efecto Rashomon que tan bien estaba quedando.
No me atrevería a señalar este Masacre: La guerra de Wade Wilson, publicado por Panini dentro de su colección Marvel Must-Have, como uno de los tebeos esenciales del personaje. Ni siquiera estaría en mi top diez. Sin aportar mucho a efectos de guion ni de dibujo (Jason Pearson no está especialmente brillante aquí), este tomo queda tan sólo como material de relleno para completistas del personaje.