Mañana se estrena por fin la nueva serie de Marvel ambientada en su universo cinematográfico producida por Netflix. Nos referimos obviamente a Marvel’s Iron Fist, la serie que adapta a la televisión el personaje Puño de Hierro, uno de los expertos en artes marciales de los tebeos Marvel. Un personaje creado por Roy Thomas y Gil Kane en 1974 aprovechandose del tirón que por aquella época tenían el kung-fu y demás estilos de lucha orientales.
El showrunner de Iron Fist es en esta ocasión Scott Buck, un veterano guionista que se ha curtido en series como Roma, A dos metros bajo tierra o Dexter. Y, por supuesto, la alargada sombra de Jeph Loeb controlando la producción como en el resto de productos televisivos Marvel.
Una vez más el señor Netflix ha tenido la amabilidad de ofrecernos los primeros episodios por adelantado, así que toca a contaros las primeras impresiones que me ha transmitido la serie, cien por cien libre de espoilers.
Estos primeros capítulos que hemos podido ver me han gustado. Con sus pegas, que desgranaremos a continuación, pero en general una serie disfrutable. Es posiblemente la serie con un estilo más pijamero que ha hecho Netflix hasta el momento. Nos presenta una trama relativamente sencilla pero entretenida, bien encajada con otros detalles que hemos podido ir descubriendo en el resto de series Marvel, principalmente Daredevil. Personajes menos oscuros, sin excesivos recovecos ni pasados atormentados. El personaje de Danny Rand es un superhéroe de manual, puro y bueno como la manteca. Es sencillote, pero cae bien y la interpretación de Finn Jones cumple perfectamente. Sin florituras, pero el personaje tal y como está escrito aquí tampoco da para mucho más.
El argumento avanza a buen ritmo, sin encallarse en ningún momento. Los pequeños arcos argumentales se van cerrando en dos o tres capítulos y no pierde el tiempo alargando innecesariamente las tramas. Por ejemplo, cuando empecé a ver el piloto me temía que se iban a pasar toda la temporada intentando demostrar la identidad de Danny Rand al resto del mundo. Pero no, por suerte en un par de episodios resuelven el tema y pasan a otra cosa.
La dinámica entre personajes es correcta. En particular el triángulo que forma Rand con los hermanos Meachum (Jessica Stroup y David Wenham) funciona bastante bien, en particular el contraste entre una visión «buenista» de la vida y la codicia empresarial sin escrúpulos. Cierto que no se mete en grandes dilemas morales, pero la idea funciona dentro del tono de la serie.
Mejor aún es la química entre Finn Jones y Jessica Henwick, que aquí interpreta a Collen Wing, una entrenadora de artes marciales con serias dificultades para llegar a fin de mes. El de Henwick es posiblemente el personaje más atractivo de la serie, con un lado sombrío y salvaje bastante prometedor.
El aspecto visual de la serie es algo más pobre que en el resto de producciones Netflix para Marvel, eso hay que admitirlo. Le falta cierta personalidad, particularmente en la dirección y la fotografía. Mientras que en Daredevil o Luke Cage esto le daba mucho empaque al resultado final, aquí nos encontramos un producto bastante más plano. No hay ambientes que resulten atractivos, excepto quizá los pequeños flashbacks a la ciudad de K’un-Lun, pero más por lo que queremos imaginarnos que por lo que se muestra realmente.
Lo que si se ha cuidado algo más, afortunadamente, son las peleas. Su presencia a lo largo de la serie es bastante abundante, como no podía ser menos tratándose de un personaje como Puño de Hierro. Y, al menos para un ignorante como yo en el tema de las artes marciales, dan bastante el pego. No están rodadas de una manera brillante y los movimientos más fantasiosos cantan, es cierto, pero se disfrutan. Y aunque en ocasiones se abusa del recurso de ocultar los golpes a la cámara de forma un poco obvia, en general los movimientos de los actores (o sus dobles) parecen bastante trabajados. Destacan especialmente las peleas con Collen Wing.
En conclusión, Marvel’s Iron Fist parece un producto con menos pretensiones que otras series de Netflix. No alcanza la brillantez de Daredevil, pero se agradece el cambio de tono, y más tras la pequeña decepción que supuso Luke Cage que, sin ser una mala serie, se veía terriblemente lastrada por un tramo final excesivamente alargado y bastante desnortado. Esperemos que en esta ocasión nos encontremos con un final de temporada digno y acorde a lo visto en estos primeros episodios de Iron Fist.