Con la publicación de la vigésima entrega de la reedición en tapa blanda de la colección de Marvel Saga, dedicada a recoger toda la serie de “El Asombroso Spiderman” desde el comienzo de la etapa de J.M. Straczynski hasta el final de la etapa de Dan Slott, se cierra la primera temporada desde que comenzó “Un nuevo día”, tras el consabido Mephistazo. Y sí, uso el término “temporada” con la intención de evocar sus homólogas televisivas porque “El rastro de la araña” es toda una season finale.
En total, la primera temporada de “Un nuevo día” ha ocupado 42 capítulos de la serie principal del trepamuros más algunos especiales y anuales. Esta comparación con la pequeña pantalla viene muy a cuento. También ayuda que Marc Guggenheim (y en menor medida Bob Gale) sea un autor que viene de ese medio y el hecho de que haya una mesa de guionistas para compartir ideas y establecer las líneas maestras de la dirección a seguir en “El Asombroso Spiderman”.
De hecho, quitando algunas historias como “Nuevas formas de morir”, la serie se ha vertebrado en pequeños arcos argumentales de pocos números, que contaban historias sueltas con algunas pequeñas tramas que iban siendo desarrolladas poco a poco. Pues bien, ya sea el ganador de la carrera por la alcaldía de Nueva York o conocer la verdadera identidad tanto de Amenaza como del asesino de las rastreadoras se descubren en “El rastro de la araña”. Agarraos que vienen curvas.
Siguiendo el rastro de la araña hasta su conclusión
Joe Kelly y Marc Guggenheim son los guionistas implicados en la conclusión de todos los argumentos que nos acompañaron desde el retconeo de las aventuras de Spiderman. Y desde luego que el fin de fiesta que han montado está a la altura. Tanto que hasta John Romita Jr. se apuntó a dejar su granito de arena en estos sensacionales episodios con regusto a clásico.
Tanto que la mezcla de drama y épica superheroica, más el hecho de tener una variante del Duende como antagonista, me ha hecho pensar inmediatamente en la maravillosa etapa de Roger Stern de los años ochenta. La vibra a esa lucha contra un Duende que podría ser cualquier secundario del título está presente en todas estas páginas.
Habrá quien se sienta decepcionado por la identidad de Amenaza, pero francamente, creo que la elección es lógica. ¿Es previsible? Hasta cierto punto sí. Pero también es cierto que es la opción más plausible. Que hubiera sido cualquier otro personaje se me habría antojado un truco barato y efectista.
Tampoco se queda corta la revelación sobre quién está detrás de los crímenes de las rastreadoras arácnidas. Reconozco que esto sí me pilló por sorpresa. De todas formas, lo mejor de este subargumento ha sido el gran drama carcelario con Spidey enmascarado en chirona que nos ha regalado grandes momentos y mejores diálogos con un Matt Murdock que cambia el traje rojo por un Armani negro para ejercer de abogado defensor. El pasado televisivo de Guggenheim es más que notable en estas páginas.
Puede que haya costado, pero ahora mismo estoy disfrutando con Spiderman como disfrutaba desde hace muchos años. Que pena que Nick Spencer haya optado por la polémica barata y los argumentos absurdos para que sus estancias en el título sean relevantes, en lugar de por tratar de crear tebeos entretenidos. Entretenidos y de calidad, usando los principios morales y de compromiso con los demás sobre los que se erige el personaje para construir grandes historias como las que incluye este volumen.
Que ganas tengo de seguir leyendo mes a mes “Marvel Saga TPB El Asombroso Spiderman”. Este sí que es mi Spiderman.