La última vez que hablé sobre Danny Rand me vine pero que muy arriba. Cargué con todo alabando la primera parte del tebeo que nos traemos hoy entre manos, y de paso comenté que también disfrutaba con la serie de televisión. Pues bien, una semana después, Netflix anunciaba la cancelación de la serie.
Esta vez, por precaución, voy a ser más cauto y a hablar del Inmortal Puño de Hierro en bajito. Como si estuviera susurrando un antiguo conjuro para invocar un terrible dragón ancestral. Hay fuerzas en contra.
En el primer volumen de los tres de los que se compone esta alabada etapa del personaje, recuerdo comentar que me gustaba mucho lo bien que habían empastado dos voces bastante diferentes como son Brubaker y Fraction, pese a que en muchos momentos era sencillo discernir quién de los dos estaba poniendo su voz. También, cómo no, hablamos sobre el fantástico trabajo de David Aja y esas viñetas que ya dejaban caer el diferenciador estilo que posteriormente siguió cultivando hasta maravillarnos con su arte en Hawkeye (no veo tanto de eso en este segundo tomo).
Poco cambia respecto a eso, aunque vamos a comentar cómo continúa la historia, la elección de dibujantes para aquellas partes fuera del eje principal del relato, y la estructura de la edición de Panini, que me parece importante a la hora de enfrentarnos a la lectura del cómic. Por cierto, Marvel Saga. El inmortal Puño de Hierro 2 está compuesto por The Inmortal Iron Fist #7 a #10 USA y el The Inmortal Iron Fist Annual #1 (primer anual de la serie), y es la primera de las dos partes en que está recogido el famoso arco de Las siete ciudades celestiales; aunque los más impacientes estamos de enhorabuena, pues el tercer tomo y cierre de este arco ya está a disposición en nuestros habituales surtidores de tebeos. La etapa Bru/Fraction/Aja al completo.
La sensación que tenía al terminar de leer La última historia de Puño de Hierro, así se titulaba el primer volumen, era de que los autores habían hecho una gran labor agrandando la mitología y todo el contexto histórico que rodea al título de Puño de Hierro, para a continuación explotar la situación actual de Danny Rand en lo que prometía ser un torneo apoteósico. Un evento de esos de juntar diferentes y vistosas fuerzas de la naturaleza. Luchadores pintorescos, las siete armas inmortales, con diferentes técnicas al más puro estilo Dragon Ball, o la estupenda Contacto Sangriento, protagonizada por Van Damme. Y en parte es así, pero sólo en parte, porque el #7 con el que comienza el tomo está completamente dedicado a hablar sobre Wu Ao-Shi, antigua Puño de Hierro conocida como la Reina Pirata; una raterilla que Lei-Kung el Tronador rescató de niña y a la que enseñó a pelear en K’un-Lun; y además, entre medias, tenemos un anual en el que se ahonda aún más en la vida de Orson Randall, ese tipo duro y buscavidas que fue mentor de Wendell Rand, el padre de Danny.
Queda claro que el concepto de legado y de mostrar diferentes épocas en la historia del título de Puño de Hierro no es algo con lo que abrir boca, sino que estará muy presente durante toda esta etapa.
Lo cierto es que todo lo que tiene que ver con el gran torneo de las siete ciudades es tremendamente entretenido, pero ese anual de por medio, y seguir mostrando otros Puño de Hierro del pasado es algo que me parece más un coitus interruptus. Suma a la causa, por así decirlo, pero dificulta el seguimiento de la trama principal. No obstante, no deja de ser por ello una buena lectura.
Sobre los dibujantes de Marvel Saga. El inmortal Puño de Hierro 2, Travel Foreman y Leandro Fernández hacen un buen trabajo en el número dedicado a Wu Ao-Shi, y el dibujante encargado de hacer las páginas sobre el pasado de la familia Rand entre medias del trabajo de Aja, Roy Allan Martinez, lo hace muy bien junto a la colorista June Chung. Roy Allan tiene un un estilo que me recuerda muchísimo a Frank Quitely (mucho mucho). Lo que ya no me gusta tanto en el dibujo y color del anual a cargo de Howard Chaykin y Edgar Delano. Rostros con expresiones muy forzadas, y un color digital lleno de degradados que no le hacen ningún favor. A ver, es el estilo de Chaykin, de sobra conocido, pero pese a su reputación la verdad es que a mí nunca me ha entusiasmado. No me ha dejado buen sabor de boca este anual, en el que se profundiza en la figura de Orson Randall de forma algo aparatosa. Por momentos, quizás por la ambientación de este número, veía al personaje como un a especie de Indiana Jones más rudo (paranoia personal).
En resumen, seguimos abordando el concepto de Puño de Hierro, y de paso tenemos dos números dedicados al gran torneo que son una delicia. Hay que esperar a la lectura del cierre de este arco. Volvemos para hablar sobre ello magullados, con vendajes por todo el cuerpo… y una más que probable amplia sonrisa de victoria.