Pues ya está, se acabó lo que se daba. No ha durado mucho la etapa de Brian Michael Bendis y Alex Maleev en “Caballero Luna”. Al final, tras tan solo doce números, el equipo creativo ha cerrado su historia como han querido (o podido) para pasar a encargarse de otros menesteres. Los que en su día estuvimos deseando leer una etapa larga del guionista como las de “Daredevil”, “Alias”, “Ultimate Spiderman” o “Nuevos Vengadores” nos dimos con un canto en los dientes cuando el resultado fue similar al de “Spiderwoman” (también con dibujos de Maleev) en extensión, que no en calidad de la historia.
La verdad, no tengo muy claro cuáles fueron los motivos por los que el equipo creativo abandonó la cabecera del Puño de Khonshu al cabo de un año. Quizás Bendis se aburrió rápido o quizás fue que relanzar “Vengadores” y “Nuevos Vengadores” al amparo de la Edad Heroica y preparar su, ahora sí, larga estancia en los títulos mutantes, le tomó demasiado tiempo como para preocuparse de encargos menores como podrían ser las aventuras del Caballero Luna.
Caballero de la Costa Oeste
No es la primera vez que vemos a nuestro brillante héroe combatir el crimen en la otra punta de Nueva York. Basta recordar que Steve Englehart le hizo miembro de sus Vengadores Costa Oeste. Sin embargo, el motivo de que Marc se encuentre en los Ángeles en esta serie es bien distinto ya que pretende lanzar una serie de televisión basada en sus peripecias pasadas, producida y grabada en Hollywood. Una subtrama divertida que no termina de explotar debido a lo abrupto del cierre del título.
Lo que sí finaliza es el enfrentamiento final contra la némesis improvisada de este volumen seis del “Caballero Luna”. Un villano que queda algo desdibujado al ser reducido a mera comparsa y excusa argumental para un guionista que, claramente, escribió la serie con el piloto automático y cierta desgana. Aunque para McGuffin, todo lo relacionado con la cabeza de Ultron, objeto que entra y sale de la trama con una facilidad pasmosa, obedeciendo al único criterio de que el escritor se acuerde o no de su existencia.
Ahora bien, pese a esto, hay que reconocer que esta colección de “Caballero Luna” es muy divertida. Tiene ritmo, acción, pasan cosas (muchas absurdas, desde luego) y está muy bien dialogado, sobre todo en lo que se refiere al aspecto policial. Bendis es un gran fan de la novela negra y los thrillers policíacos y eso se nota cuando toca según qué tramas o secundarios.
De todas formas, el motivo por el que está serie será siempre recordada es por la vuelta de tuerca que se le da al trastorno de personalidad múltiple de Marc Spector. Como recordaréis, BMB pasa de utilizar a Alan Grant o Jake Lockey. También obvia su relación con la deidad egipcia Khonshu. En su lugar tenemos a Spider-Man, al Capitán América y a Lobezno como vocecitas en la cabeza de Marc. Esta circunstancia es completamente fortuita, sucede porque al autor le sale de las narices y en ningún momento se nos da explicación alguna.
Por lo menos, algo es algo. Hay muchas escenas en las que se saca provecho del cambio, ya que el Caballero Luna verá modificado su comportamiento según sea un héroe u otro el que lleva la voz cantante. Así pasamos del heroísmo icónico del Capi a la verborrea y personalidad de Spider-Man, o al gusto por la violencia de Lobezno según lo requiera la situación. También me gusta la forma en la que el héroe trata de emular las habilidades de este particular trío con gadgets mecánicos. Un inciso: estoy convencido de que alguien le chivó a Bendis que el Capi usó un escudo fotónico en la etapa de Mark Waid, porque con lo mucho que se la suda al calvo de Cleveland la continuidad, me apuesto un dedo a que desconocía por completo su existencia.
Por lo demás, “Actos y consecuencias” se salda con una muerte de lo más absurda por aquello de dar algo más de empaque y trascendencia a una historia que parece que no le estaba importando a nadie. Sí, ni siquiera a su equipo creativo.
Por su parte, Alex Maleev ilustra este puñado de números con su habilidad habitual. Su estilo oscuro y sucio le sienta de miedo a los ambientes nocturnos y urbanos de un personaje como el Caballero Luna. Además, la edición de Panini incluye un cuaderno de bocetos suyos de lo más interesante.
En definitiva, una pena que el resultado final fuese este. Había suficientes mimbres como para haber creado una etapa memorable.