Buen marrón tenía encima el guionista de esta colección cuando comenzó a escribir al Caballero Luna con el objetivo de volver a convertirle en un personaje molón. A saber, el personaje llevaba sin tener colección propia desde que su anterior andadura regular terminase en 1994 tras sesenta entregas. Tras eso es como si el cruzado plateado hubiera sido engullido por un agujero negro. Contó con un par de miniseries en 1998 y 1999 que lo único que hicieron fue complicar la continuidad del personaje.
El nuevo siglo tampoco le fue muy favorable, pues de él se acordaron pocas veces. Chuck Dixon lo enroló en las filas del antigrupo Marvel Knights y Robert Kirkman lo usó de invitado en un número de Marvel Team-Up. Pero he aquí que llegó el año 2006 y desde la editorial decidieron que era buen momento para que volviera a dar caña.
Para ello se contó con el novelista Charlie Huston, que afrontó la tarea dando a la serie un tono de un vigilante Hard boiled que tan bien le funcionaba en sus libros. El experimento fue todo un éxito. Tanto, que el número siete de la serie del Caballero Luna que nos ocupa (y primero de este tomo) vendió casi setenta mil copias en enero de 2007, más que otras series consagradas como X-Men, Batman o Superman.
El Caballero Luna vuelve a volar en solitario
Este éxito de ventas le consiguió a Huston una libertad creativa que hizo que el evento de Civil War solo salpicara de manera tangencial al Caballero Luna. De hecho, tanto Iron Man como el Capitán América (las dos caras del conflicto) le hacen una visita y el alter ego de Marc Spector se ríe de las dos. Claro, que quien realmente se lo toma todo a broma es el escritor, que aprovecha al personaje para dar su opinión sobre este tipo de sacacuartos editoriales que suelen interferir en el devenir de las series.
Así que tranquilos, si seguís esta reedición en Marvel Saga con la ilusión de no verla interrumpida por crossovers y mierdas varias, estáis de enhorabuena. Charlie Huston continúa en “Sol de Medianoche” las tramas abiertas en el primer volumen.
El Caballero Luna que aquí se presenta es un ser humano que está emocionalmente roto. Su vida como civil es un desastre, su carrera como superhéroe está abocada al fracaso y sus problemas con Konshu (que es representado de manera macabramente divertida) no tienen pinta de que vayan a mejorar.
El escritor hace uso, y abuso, de una narración lenta que en ocasiones puede pecar de farragosa, llegando incluso a ser confusa para el lector, que muchas veces tendrá la sensación de no poder entender del todo lo que pasa en las páginas que tiene delante. Esto resta enteros a una serie que en todo momento es interesante, que tiene bastantes giros argumentales y que (esto es lo mejor) es totalmente imprevisible.
Para conseguir estos resultados nos encontramos con una equilibrada mezcla de conceptos rupturistas con un héroe urbano híper violento que recuerda más al Frank Miller de Sin City que al de Daredevil (por poner un símil) y la recuperación del bagaje clásico del Caballero Luna que hemos podido conocer estos últimos meses gracias a la Biblioteca publicada por Panini.
Así, en estas páginas veremos el regreso de Gena, Marlene o Frenchie. Este último protagonizará algunas de las mejores escenas de todo el tomo. En el apartado de villanos asistiremos al regreso de Medianoche, némesis clásica del puño de Konshu. Como invitados tendremos a Spider-Man y Punisher. Un divertido guiño (probablemente involuntario) a la saga «La venganza de Medianoche» en la que participaron los tres héroes en una historia noventera que vio la luz en las páginas de The Amazing Spider-Man.
En la parte artística seguimos contando con la presencia de David Finch y su estilo exagerado de dibujo que le sienta de maravilla a la crudeza de las escenas de acción. Contamos también con la presencia de Mico Suayan y de mi adorado Tomm Coker, que dota de una atmósfera especial el número del que se encarga con su acertado uso de las sombras.
En definitiva, este Caballero Luna se escapa por completo de los cánones super heroicos, requiriendo un compromiso por parte de un aficionado que debe saber que no siempre se enfrentará a una lectura fácil o lineal. Pero si se entra en el juego se acabará disfrutando de una serie refrescante y muy diferente a lo que se editaba en su momento.
Yo estoy deseando que llegue el siguiente volumen.