Con la publicación de la entrega número veinticinco de “Marvel Saga TPB El Asombroso Spiderman” llegamos a un punto trascendental de “Un nuevo día” con el prólogo de “El Desafío”. Una macrohistoria que llevará al cabeza de red a realizar un tour de force en el que se enfrentará a buena parte de su galería clásica de villanos.
Ahora bien, no se trata de una serie de enfrentamientos vacíos con la finalidad de volver a reunir a los Seis Siniestros o algo así, no. Detrás de estos combates hay una trama mayor, mucho más funesta, que iremos explorando poco a poco en los próximos volúmenes. Ahora, mejor nos deleitamos con el regreso a primera plana de un puñado de enemigos de Spiderman desde una óptica diferente a lo que estamos acostumbrados
El Desafío comienza con Electro. El héroe del pueblo
Mark Waid es el responsable de contarnos la mejor historia publicada hasta la fecha, con Max Dillon como antagonista. Originalmente se publicó en 2010, un par de años después de la brutal caída de la bolsa y de que el esquema Ponzi de Madoff se llevase por delante 14.700 millones de dólares de los contribuyentes americanos. Estos sucesos fueron claramente un germen del movimiento “Occupy Wall Street”, en el que miles de jóvenes acamparon en el distrito financiero de Nueva York como símbolo de protesta.
El guionista se sirve de la figura de Electro (que afirma haber perdido sus ahorros por culpa del sistema capitalista) para vertebrar unos números en los que el amo de la electricidad sirve de inspiración al indignado pueblo de Nueva York. Me parece muy interesante cómo se explora aquí el fenómeno llamado “ventana de percepción”. Y es que, aunque objetivamente Spiderman es un superhéroe, mucha gente solo sabe de él por las difamaciones continúas del Daily Bugle. Por ello, no dudan en posicionarse del lado de Electro. Un villano, sí, pero también un ser humano que lo ha perdido todo y que, por lo tanto, comprende su frustración.
Inevitablemente, no olvidemos que esto es un tebeo de superhéroes, Spiderman y Electro acabarán a tortazos y su enfrentamiento se saldará con la eliminación de un elemento icónico en la historia del personaje. Pero insisto, al final la acción es lo de menos. Lo verdaderamente destacable es el calado social que tiene la historia. Del dibujo se encarga Paul Azaceta con un estilo deudor de David Mazzuccheli. El artista realiza un buen trabajo, aunque quizás le falte algo de espectacularidad para los momentos más álgidos.
“El Desafío” continúa con el regreso del Hombre de Arena en una aproximación al personaje deudora de la ofrecida por Sam Raimi en el filme “Spiderman 3”. Es decir, nos encontramos a un Flint Marko mucho más humano (y con unos poderes notablemente superiores a lo habitual) que se preocupa por mantener junto a él a su hija.
Posiblemente, estos sean los mejores números de Fred Van Lente en Marvel (el asombroso y elegante dibujo de Javier Pulido también ayuda, claro está). Nos ofrece una historia profunda, sensible y emotiva hasta tal punto que llegas a desear muchas veces que el trepamuros pierda la contienda. Van Lente se las ingenia para llevarnos a su terreno, explorando el fuerte vínculo que puede haber entre un padre y su hija haciendo que el resto de ingredientes del pastel nos parezcan superfluos e innecesarios.
Esta primera ronda de enfrentamientos de “El Desafío” se cierra con el Rino. Y no, no voy a decir que es la mejor historia del grisáceo villano de Spidey (Nadie ha superado todavía a Peter Milligan y Duncan Fegredo en “Flores para el Rino”). Lo que sí que es cierto es que, al igual que sucedía con Electro y con el Hombre de Arena, en estas historias se busca tener una mayor conexión con el villano, o por lo menos explorar cuáles son las motivaciones que les conducen a volver a hacer el mal. En esta ocasión es Joe Kelly quien firma un gran trabajo, haciendo una reflexión sobre la relación que hay entre el compromiso, la redención y la pérdida.
“El Desafío: Poder para el pueblo” cierra con unos episodios de la cabecera americana “Web of Spiderman”. Aunque la intención de “Un nuevo día” era ofrecer todas las aventuras arácnidas en una sola colección, el ritmo de los acontecimientos fue tal que desde el seno de la editorial decidieron dar luz verde a una segunda serie regular. Entre todas tramas que ofrecen cabría destacar la encantadora vista que el veterano J.M.DeMatteis realiza realiza de la luna de miel de May y Jay.
En definitiva, aunque apenas se nos dan unas pequeñas pinceladas de la amenaza real de “El Desafío”, estos números son oro puro en su gran mayoría. Da gusto descubrir que personajes tan manidos y estereotipados pueden tener muchas capas diferentes. Lo único que hace falta es un guionista con buenas ideas.