Una de las cosas buenas de la recopilación de las series mutantes en Marvel Premiere es que historias muy extensas quedan recopiladas en un corto espacio de tiempo. Comentábamos el mes pasado que en los veinte primeros tomos de la línea, publicados en torno a dos años, han aparecido más de tres mil páginas. El crossover en el que estamos metidos ahora mismo se extendió por nada menos que veintidós entregas, y lo vamos a ver en tan solo tres meses. En X de Espadas 2 tenemos la parte central, y se confirma la sensación que tuvimos en el primero de por dónde van a ir los tiros.
Tras la destrucción de Okkara allá por la noche de los tiempos, se crearon dos islas, Krakoa y Arakko, separadas por un abismo tras la batalla contra los demonios de Amenth. En una de ellas se quedó Apocalipsis. En la otra, su pareja, Génesis, con sus hijos, los primeros Cuatro Jinetes. Ahora, milenios después, ha llegado el momento de la reunificación, pero va a ser tan traumática como la separación. Como ya se dejó claro en el primer tomo, todo se va a arreglar con un combate a espadazos en Otromundo. Diez mutantes de Krakoa se enfrentarán a otros diez de Arakko. El problema principal es que los protocolos de resurrección de Krakoa no funcionan en los dominios de Ópalo Luna Saturnina.
X de Espadas 2 sigue con el mismo planteamiento que vimos en el primer tomo. La historia es francamente interesante, ampliando, retrocontinuidad mediante, la historia de la raza mutante hacia un pasado remoto. En el presente, seguimos reclutando mutantes para el combate y haciendo que consigan sus respectivas espadas, con un número centrado en cada uno de ellos. Dos de ellos eran bastante predecibles, Cable, con la Luz de Galador que ha estado llevando en su serie, y algún representante de Excalibur, aunque hay alguna sorpresa en este caso. Pero de todos los números de reclutamiento, quizás el mejor de todos, y uno de los puntos álgidos en lo que llevamos de evento, es el de Cifra con su inesperada pero lógica espada. No es una sorpresa que un número de los Nuevos Mutantes de Ed Brisson y Rod Reis resulte tan satisfactorio, es una de las series que mejor sabor de boca nos está dejando de toda la Era de Krakoa.
Pero a la vez, una de las mayores virtudes que nos encontramos en X de Espadas es, a la vez, uno de sus mayores problemas. Nos va dosificando la información de una forma impecable, no teniendo la sensación de rellenos innecesarios, pero también es cierto que nos deja la sensación de que todo esto nos lo podría haber contado en menos números. En muchos menos. Tanto es así que el gran combate (o sucesión de ellos) que se supone el punto álgido de este arco argumental, aún no ha empezado en este segundo tomo, aunque el final es un cliffhanger que nos deja con ganas de más. Sí es cierto, por otro lado, que las historias individuales están bastante bien llevadas, y que el especial central que da título a este tomo, dibujado por el siempre bienvenido Pepe Larraz, tiene un nivel de politiqueo y manipulación muy interesante. Lo dicho, que sobrar, no sobra nada, pero quizás sí que podríamos decir que estamos acostumbrados a que los crossovers (los buenos) sean historias palomiteras de ritmo endiablado, y aquí la Oficina X se está tomando las cosas con muuuucha calma.
Aunque X de Espadas esté resultando menos intenso de lo esperado, hay que reconocerle el mérito a los autores implicados. En lugar de lanzarse a una historia de acción descerebrada sin trascendencia (Miedo encarnado, te miro a ti) han optado por una trama que amplía el lore mutante a la vez que profundiza en la definición psicológica de varios de los personajes implicados. En ese aspecto, está resultando a la altura de lo que nos lleva dando el Hickmanverso mutante desde sus primeros momentos. Habrá que ver si conclusión está a la altura, y la tendremos por aquí tan solo en unas semanas.