Desde que Veneno debutó en “The Amazing Spider-Man 300”, la popularidad del simbionte ha vivido diversas etapas. Desde la época en la que ejercía como Protector Letal en una suerte de serie regular formada por mini series encadenadas, pasando por momentos en los que no era Eddie Brock el que estaba bajo el viscoso traje. Agente del gobierno, caballero del espacio, Anti-Veneno…desde luego, no se puede decir que este poochie noventero carezca de variedad. No obstante, tuvo que llegar ese flipado de los noventa llamado Donny Cates para brindarnos los mejores tebeos de Veneno. Una etapa que miró al pasado solo para saber de donde se venía y, a partir de ahí, evolucionar. Una etapa cuyo punto álgido fue el crossover “El Rey de Negro”.
El Rey de Negro. Una historia venida arriba
En los últimos años hemos visto cómo Marvel Comics ha llenado de esteroides algunas tramas que en lugar de desarrollarse en sus cabeceras naturales, crecían hasta convertirse en crossovers que englobaron todo su universo de ficción. Pasó con “La Guerra de los Reinos” y pasó también con “Matanza Absoluta” y este “Rey de Negro”. Ahora bien, Cates es un guionista tan friki como competente. Por ello, para disfrutar de esta historia no hace falta leer nada más. Ni siquiera los propios tie-ins de la serie regular de Veneno.
El Rey de Negro, o Knull para los amigos, es una historia que Cates llevaba cociendo a fuego lento desde el comienzo de su andadura con Eddie Brock. Ahora bien, el propio guionista, consciente del blockbuster que tenía entre manos, aprovechó su etapa en “Guardianes de la Galaxia” o la miniserie “Estela Plateada: Negro” para revelar más información sobre la amenaza de este Dios cósmico de los simbiontes que bebe bastante de la imagineria de H.P.Lovecraft.
Lo bueno es que una vez colocadas las fichas sobre el tablero, Cates va al grano, jugando la carta de la espectacularidad con la idea de ofrecer el equivalente en viñetas a una súper producción de Hollywood. Se nota que el escritor disfruta narrando la batalla definitiva de los héroes de la Tierra contra el Rey de Negro. Igualmente es palpable que tenía cada detalle pensado al milímetro, ya que en los cinco números que ocupa la historia principal no se atisba relleno alguno. Vamos, que Mark Millar o Brian Michael Bendis ya podrían aprender de él si alguna vez vuelven a tener entre manos algo como “Dinastía de M” o “Civil War”.
A lo largo de “El Rey de Negro” veremos un uso muy inteligente de algunos personajes clave de la editorial como Iron Man, Namor o Jean Grey. Cates, consciente de la amenaza, dosifica muy bien la aparición de otros héroes para que en ningún momento lleguen a eclipsar a Eddie y Dylan. De hecho, más allá de la trama superheroica y de las tollinas se aprecia una inteligente metáfora en la que Knull sería la personificación de los propios demonios internos del protagonista y este crossover, el consiguiente enfrentamiento por superarlos.
Eso sí, el desarrollo de “El Rey de Negro” es tan lineal, como efectivo. Plagado de golpes de efecto molones (todos y cada uno de ellos magistralmente ilustrados por Ryan Stegman), casi parece que la máxima de Cates sea que el ritmo nunca decaiga en una fiesta sin fin completamente autoconsciente. Dicho esto, hay que saber lo que nos vamos a encontrar. Que esto no lleve a confusión, la aparente sencillez de la trama no quita para que estemos ante uno de los crossovers mejor ejecutados de los últimos diez años gracias a su excelente equilibrio de drama, suspense y acción.
También me gustaría añadir que, pese a lo que pueda parecer, “El Rey de Negro” no tiene absolutamente nada que ver con historias previas como “Universo Veneno” o “Venomizados”. Sí, hay pasajes en los que veremos personajes poseídos por simbiontes, pero los tiros van en una dirección completamente opuesta y, sin lugar a dudas, mucho más satisfactoria.
Por último, es de justicia reconocer que buena parte del mérito la tiene el espectacular dibujo de Ryan Stegman que, pese a los excesos gráficos y algunos manierismos que podrían recordar a los temidos años noventa, posee un acabado mucho mejor. Al igual que Cates, Stegman es otro niño grande que goza con cada burrada que le toca dibujar. Finalmente, el color de Frank Martin y Jason Keith, con una paleta en la que predominan las tonalidades negras y rojas, le confiere una acabado a la obra cercano al relato de terror.
En serio, “El Rey de Negro” asegura ciento sesenta páginas de sana diversión. Ojalá Donny Cates se recupere del accidente de coche sufrido hace algo más de un año y vuelva a rodar al mismo nivel que en su etapa en Veneno. Los lectores de cómics estaríamos de enhorabuena.