Comentábamos el mes pasado que después de X de Espadas la sensación global que nos estaba dando la Era de Krakoa era de un cierto estancamiento. Que aunque las series mutantes del Hickmanverso llevaban ya un par de años dándonos bastantes alegrías, parecía que estábamos leyendo unos números que, sin ser malos, nos daban un poco la impresión de estar en piloto automático, de que no nos emocionaban como antes. Pues aquí tenemos Reinado de X 6 para callarnos la boca.
Cuatro series tenemos en esta ocasión, dos de ellas con doble entrega. Y el principio no parece precisamente halagüeño: SWORD, una de las adiciones más recientes a la franquicia, nos presenta el último de los tie ins de las series mutantes con el excesivamente alargado Rey de Negro, y ya con eso se nos despierta la pereza. Lo que parecía una muy buena idea para Veneno, incluso para las series cósmicas, se hace una historia un poco plomiza en colecciones que van por otros derroteros. Y hay que decir que, aunque en general la historia estuvo muy bien, se alargó en demasía y por lugares donde no pintaba nada. Aún así, Al Ewing hace un buen trabajo en este número, centrándose más en definición de personajes menores y un poco de miradas a la continuidad mutante. Mejor de lo esperado.
Seguimos con dos números que llevábamos esperando desde hace tiempo, X-Men 18 y 19, marcando la vuelta de Jonathan Hickman después de demasiado tiempo ausente de estos tomos y en lo que posiblemente es el punto álgido de Reinado de X 6. Hickman coge aquí personajes e ideas de distintas etapas de la historia mutante y nos da una historia de ciencia ficción de quitarse el sombrero. Laura Kinney, alias Lobezna (creada a principios de siglo, pero con su momento de gloria a mediados de la década pasada cuando sustituyó al por entonces muerto Lobezno), Everett Thomas, alias Sincro (de la noventera Generación X de Scott Lobdell) y Armando Muñoz, alias Darwin (de la Génesis Mortal de Ed Brubaker) van a investigar si los Hijos de la Cámara (de la época de Mike Carey) suponen algún problema para la mutantidad y entran en su cronológicamente peculiar mundo. Los que dicen que Hickman no sabe escribir personajes, que se lean este par de números. Y también la nueva Ultimate Spiderman. Ya va siendo hora de dejar de repetir ese mantra tan falso, ¿no?
Otra de las series que mejor sabor de boca nos está dejando de esta época es Merodeadores, y también la tenemos aquí por partida doble. Gerry Duggan y Stefano Caselli nos llevan con su banda de piratas marineros mutantes hasta el reino pirata por excelencia de la Tierra Marvel: Madripur. Es la serie más aventurera, más ligera, más divertida, y una de las más macarras de la línea. Y adoramos a Kate Pryde.
Cerramos el tomo con un número de esos más o menos experimentales que nos gusta leer de vez en cuando: Benjamin Percy escribe un número de X-Force centrado en Quentin Quire, el legado más reconocible de la etapa mutante de Grant Morrison, en el que dejan de lado al personaje narcisista y con constantes ganas de llamar la atención para profundizar psicológicamente en él y hacer, inesperadamente, que nos importe lo que pasa con él, utilizando los ciclos de muerte y resurrección que brinda Krakoa a través de los Cinco. Para sorpresa de nadie, Quire está bastante perjudicado de la cabeza.
Por un momento, llegó a pasárseme por la cabeza si la Era de Krakoa ya había dejado atrás sus mejores momentos y si quizás había que empezar a plantearse bajarse de la serie. Pero este Reinado de X 6 me ha hecho darme cuenta de que aún hay mucho que contar por aquí. El mes que viene, tenemos ración doble de X-Force y a todos los peques de la franquicia: Cable, Hijos del Átomo y Nuevos Mutantes. Por aquí seguiremos.