Vaya par de narices tiene Nick Spencer. En serio, intento buscarle un sentido a su etapa en “El Asombroso Spiderman” y no lo encuentro. Me pasa lo mismo a la hora de intentar discernir algún tipo de estructura interna o, sobre todo, en qué estaría pensando el editor que dio luz verde a la sucesión de disparates que llevamos leyendo los últimos meses. Hoy me dispongo a hablar del penúltimo arco de su estancia: “La conspiración del camaleón”.
Si recapitulamos un poco, Spencer, que ha demostrado tener muy pocas ideas propias, ha metido mano para hacer su particular revisión en algunas de las sagas más controvertidas del lanzarredes. Que si “Pecados del pasado”, que si “Un día más”… Pero ahora ha ido más lejos, mucho más lejos. Para empezar, en “La conspiración del Camaleón”, Spencer recupera al Eliminador. Un personaje que debutó en The Amazing Spiderman Annual 5 en una escena a modo de flashback en la que mataba a los padres de Peter Parker.
De nombre Karl Fiers, se trata de un villano que no había vuelto a salir. Quizás os suene un poco más su hermano, Gustav Fiers, que debutó en una trilogía de novelas noventeras y que era el gran interrogante en la escena postcréditos de la película“The Amazing Spiderman 2”. El caso es que si recuperamos a este personaje y tenemos al Camaleón como villano… Sumando dos y dos ya sabemos que toca revisar ahora. Exacto, «¡Triunfo y Tragedia!”. Pero, ¿por qué? ¿Qué necesidad había?
Ojo, esto no es lo peor de “La conspiración del Camaleón”. Spencer ha considerado oportuno traer a otro personaje de la tumba. Un secundario de Spiderman que murió en los años 80. No diremos quién es, pero no os costará mucho adivinarlo. En serio, al bueno de Nick le habría hecho falta un editor cañero que le diese una colleja cada vez que presentaba un argumento.
Para colmo, el primer número que incluye este volumen vuelve a abrir la trama de Pariente. También recupera al Clarividente, el ingenio que permite predecir el futuro y que es deseado por buena parte de la comunidad de villanos del trepamuros. Parece que al guionista la mera idea de cerrar algún cabo le debe provocar náuseas. Porque de otra manera no lo entiendo. De todas formas, ¿sabéis qué es lo que más me molesta de “La conspiración del Camaleón”? Que me lo he pasado bien leyendo la saga, porque hay que reconocer que el escritor sabe dar ritmo a sus guiones y que la sucesión de acontecimientos es continúa, aunque estos sean un WTF tras otro.
Pensar que he disfrutado de la lectura de “La conspiración del Camaleón” me hace sentir cómplice del sadismo con el que el escritor ha tratado a muchos personajes. En especial a Teresa Parker, la hermana de Peter. La pobre pasa por un calvario, provocando que se plantee hasta su propia identidad y naturaleza humana. De hecho, lo más positivo de este arco argumental es la manera en que se enriquece el background y el origen del veterano villano que debutó en el lejano “The Amazing Spiderman 11”.
Ah, y ya que hemos centrado la reseña en la manera en que Spencer recicla conceptos de otros autores, hemos de señalar que a modo de teasers se nos muestra un pequeño adelanto del que será el último arco de su etapa: “La Guerra Siniestra”, con la aparición de una nueva encarnación de los Seis Siniestros. Señor, llévame pronto.
No ayuda demasiado la poca coherencia gráfica que ofrece “La conspiración del Camaleón”. Quitando el primer número, ilustrado por el clásico Mark Bagley, el resto de los capítulos se los reparten entre Marcelo Ferreira, Carlos Gómez, Zé Carlos e Ig Guara. Todos ellos son solventes ilustradores, pero ninguna sobresale demasiado. Me parece alucinante que desde la editorial prefieran convertir su título estrella en una churrería en lugar de buscar un par de artistas de renombre que se vayan turnando. Ellos sabrán.
Antes de terminar, me gustaría aclarar que uno de los motivos por los que es posible que no esté disfrutando tanto de esta etapa del lanzarredes es debido a que soy un lector veterano. Me juego un dedo a que los chavales que se acerquen por primera vez al personaje con estos tebeos disfrutarán mucho más que yo. Porque, por mucho disparate que inunde cada página, Spencer sabe cómo entretener al personal.
