Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Marvel Premiere. El Asombroso Spider-Man: 2099

Marvel Premiere. El Asombroso Spider-Man: 2099
Guion
Nick Spencer
Dibujo
Patrick Gleason, Jan Bazaldua
Color
Matthew Wilson, Chris O´Halloran, Steve Firchow
Formato
Rústica, a color, 128 páginas.
Precio
12 €
Editorial
Panini Comics. Febrero 2023
Edición original
The Amazing Spider-Man 32-36 USA.

Pues con la tontería, esta octava entrega de la colección Marvel Premiere protagonizada por El Asombroso Spider-Man acabamos de sobrepasar el ecuador de la etapa de Nick Spencer en el título principal del trepamuros. El guionista lejos de centrarse en continuar con la trama del Pariente, la misteriosa amenaza que promete, una vez más, poner patas arriba la vida de nuestro héroe, hace un punto y aparte para traer de vuelta al 2099.

2099

Sí, amigos, en el Universo Marvel todo es cíclico y una vez más Miguel O`Hara volverá al presente. Es curioso cómo este personaje, cuyo diseño es sin duda de lo mejorcito que parió Marvel en los noventa, vuelve una y otra vez al presente. No hace mucho pudimos disfrutar de su presencia durante buena parte de la trama de Dan Slott hasta el punto de que contó con su propia serie regular (de nuevo con Peter David a los mandos) y fue parte esencial en el desarrollo de Universo Spider-Man.

La presencia del Spider-Man 2099 en estas páginas forma parte de un evento mayor desarrollado en una serie de especiales que Panini publicó en dos volúmenes hace algo más de un año. En lo que respecta a lo que veremos en este volumen de Marvel Premiere, decir que es bastante testimonial pese a lo que podría parecer viendo la portada. De hecho, del prometido entonces futuro oficial del Universo 616 apenas vemos nada, pues el grueso de la historia se desarrolla en el presente con Alchemax haciendo de las suyas.

Spider-Man se mete en un conflicto internacional

¿Y qué cuentan entonces este puñado de episodios? Pues una trama de espionaje y conspiración para acabar con la vida del Doctor Muerte, creando así una guerra territorial entre Latveria y Symkaria.

2099

Lo cierto es que las interacciones entre el cabeza de red y el bueno de Victor Von Muerte se pueden contar con los dedos de las manos. Personalmente me vienen siempre a la cabeza dos. La primera es el videojuego de Amstrad co-protagonizado por el Capitán América, la segunda es el maravilloso capítulo de la etapa de Straczynski en la que Peter debe defender al Doctor Muerte en un aeropuerto.

Sin llegar, ni de lejos, al nivel de la historia ilustrada por John Romita Jr., debo reconocer que Nick Spencer teje una red de intrigas destinadas a recuperar a un personaje que había sido dado por muerto que le queda de lo más entretenida. Estos números no van a pasar a la historia, como no lo hará su etapa, o al menos no lo hará por los motivos correctos, pero dejan entrever un atisbo del potencial de escritor que demostró en cabeceras como el Capitán América o Los enemigos letales de Spider-Man que sí sabe escribir superhéroes.

Otros aspectos positivos son las interacciones de Peter con su hermana Penny o los quebraderos de cabeza que le dará un proyecto de ciencias de la Universidad. Esto último huele a refrito de épocas anteriores como casi todo lo que está haciendo Spencer, quien, salvo su brillantez e ingenio a la hora de escribir unos diálogos brillantes, nos está ofreciendo una etapa de El Asombroso Spider-Man francamente mediocre.

2099

Mejor suerte estamos teniendo en la parte artística. En El Asombroso Spider-Man: 2099 debuta como parte del amplio staff de dibujantes el excelso Patrick Gleason cuya elegancia y magnetismo le sienta como un guante a Spider-Man. La pega es que solo se encarga de la mitad de los episodios. La responsabilidad de la otra parte recae en Jan Bazaldua, dibujante que me encanta desde que lo descubrí en la serie de Sr. y Sra. X. Quizás su trazo sea algo más irregular o apresurado, pero también está por encima de la media de lo que hemos visto en algunas entregas anteriores.

En definitiva, El Asombroso Spider-Man de Nick Spencer es como una carrera de sacos en la que hemos entrado todos voluntariamente, pero que tiene un buen número de obstáculos con los que nos daremos de bruces hasta llegar al ansiado final.