Cuando en su día se hizo público que la etapa de Jason Aaron y Chris Bachalo como equipo creativo de Doctor Extraño llegaba a su fin en su vigésimo número, la sensación general fue de decepción. De que el cuarto volumen de la serie protagonizada por el Hechicero Supremo tenía un principio arrollador, pero que poco a poco se iba deshinchando. Y, en lugar de recuperar el tono con el que arrancó, tocaba cambio de equipo creativo en menos de dos años. Más de cinco años después del fin de esta historia, podemos decir que, aunque correcta, no ha pasado a la historia como prometían sus inicios. Con el cuarto tomo, Señor Agonía, llegamos al final de su recopilación en Marvel Premiere.
El Señor Agonía, la entidad creada en el sótano del Sancta Sanctorum a partir del dolor y el sufrimiento de Stephen Extraño, cobra protagonismo en esta última entrega de la serie, sirviendo como excusa para profundizar en la relación entre Stephen y Wong. Como todo en esta etapa, este villano es una idea que a priori puede resultar interesante, que tiene potencial para hacer cosas buenas con él… y acaba totalmente desaprovechado. Tanto es así que han pasado cinco años desde que Aaron y Bachalo dejaron Doctor Extraño y Señor Agonía sólo ha aparecido en tres tebeos desde entonces. Al cajón de los personajes olvidados.
Tiene gracia la aparición de Thor, en su versión Jane Foster, para hacer una operación múltiple de neurocirugía a supervelocidad. La verdad es que es un tanto Deus Ex Machina, pero en una colección en la que el protagonista utiliza la magia para cambiar la realidad a su antojo o necesidad, la idea de un recurso tramposo como éste tampoco resulta especialmente sangrante.
Es especialmente destacable el primer número de este tomo por el artista invitado, Frazer Irving, al que conocemos de los Siete Soldados de Grant Morrison o de la Patrulla X de Brian Michael Bendis. El estilo pictórico del artista británico siempre es fascinante, aunque en este caso rompe bastante la unidad estética del resto de la serie.
Se cierra el tomo con un anual en el que se recupera a Clea, un personaje que llevaba seis años olvidada y que ha acabado cobrando protagonismo como nueva Hechicera Suprema, escrito por Kathryn Immonen y dibujado por Leonardo Romero. Esta historia nos da la poderosa sensación de que la escritora estaba pasando por obras en casa y se inspiró en esta situación para crear una entidad maligna. Un fill in tan simpático como prescindible.
No podemos decir que Señor Agonía sea una conclusión satifactoria a esta etapa. Tampoco es mala. Se queda como una historia más del personaje, no especialmente memorable pero tampoco como alguno de los despropósitos que Extraño vivió durante los años 90. Tiene buenas ideas y un apartado gráfico muy potente -quizás el arte de Bachalo sea lo más potente de estos cuatro tomos- pero no llega a extraer todo el potencial que tenían los conceptos del precio de la magia y de la muerte de la misma. Quizás con un desarrollo más largo en el tiempo podríamos haber llegado a una historia para recordar, pero se ha quedado en cuatro tomos para completistas del personaje y para fans de Chris Bachalo.