Bueno, pues ya está. Con la publicación de la primera parte de “Guerra Siniestra” nos dirigimos sin frenos al final de la etapa de Nick Spencer a cargo de “El Asombroso Spiderman”. Pese a que todavía queda la conclusión final, creo que ya nos podemos ir haciendo una idea de cómo ha sido su etapa de setenta y cinco números (más especiales y anuales).
En las últimas reseñas de la edición en Marvel Premiere de esta etapa hemos presenciado con cierta estupefacción la manera en que Spencer abría más frentes, dejando algunos cabos sueltos que ni el gran Chris Claremont en su etapa mutante. Sin embargo, parece que a la hora de abordar la “Guerra Siniestra”, Spencer se ha acordado de todos los argumentos para hacerlos colisionar como una supernova.
Guerra Siniestra: Todos contra Spidey
El tomo que nos ocupa incluye dos números de “The Amazing Spiderman” y dos de la mini “Sinister War” (uno de ellos con Ed Brisson echando un cable en el libreto). En total son poco más de cien páginas completamente saturadas de villanos. Por un lado tenemos a los nuevos-viejos Seis Siniestros del Doctor Octopus, luego están los Seis Salvajes del Buitre, que se van formando desde la conclusión de “Cazado”. Igualmente tenemos al Sindicato Siniestro, formado por villanas y, por supuesto, a Boomerang y al resto de malosos del Bar Sin Nombre. Un cocktail explosivo que más que un homenaje a la rica galería de antagonistas del trepamuros parece una piñata de chuches reventada, cuyo contenido se desperdicia mayormente desparramado por el suelo.
A esto debemos añadir la manera en que todas las tramas confluyen. Tenemos la relación entre Peter y Mary Jane de fondo, la verdad sobre Harry Osborn y al Doctor Extraño tratando de arreglar el pacto con Mephisto. También veremos el ingenio tecnológico que permite separar las dos partes de una persona (con la que abrió la etapa de Spencer) y por último, tenemos a Pariente. Sí, Pariente, el culpable de todos los males de nuestro héroe.
Aunque más que culpable, podríamos decir que Pariente es la excusa o atajo argumental que ha usado Nick Spencer para hacer lo que le viniera en gana en la serie. Me cuesta mucho creer que un editor haya dado luz verde al hecho de rescatar de su, más que merecido, olvido tramas como las de “Un día más” o “Pecados del pasado”. Sí, porque hay una viñeta de Harry (o Pariente o yo que sé) en París. Así que eso solo puede significar una cosa. La retrocontinuidad es un arma de doble filo que, empleada con sabiduría, nos puede dar grandes cosas como “Las historias jamás contadas de Spiderman” de Kurt Busiek o el “Capitán América” de Ed Brubaker. Lamentablemente, lo que acaba haciendo Spencer está más cerca de lo conseguido por Brian Michael Bendis en el arco de “Pecado Original” de “Uncanny X-Men”.
Lo peor es que, no conforme con toquetear la etapa de J.M. Straczynski, decide que también tiene que arreglar el desenlace de “Diablo Guardián”, el arco de Daredevil de Kevin Smith y Joe Quesada. Resulta paradójico que este sea el cabo suelto que mejor resuelve, resultando coherente con la historia y el personaje. Sin embargo, con Spidey la cosa cambia. Vaya si cambia. Ya no sé si Spencer buscaba hacer ruido mediático o poner su estampa en la mitología del personaje para ser recordado como uno de los principales escritores del Lanzarredes. No me cabe duda de que será recordado, pero no por los motivos que él esperaba.
Lo peor de todo es que haciendo balance, esta primera parte de “Guerra Siniestra” es una lectura divertida y cuasi hipnótica, del mismo modo que puede serlo ver vídeos de mamporros de Jackass o demoliciones de edificios con dinamita. Qué será lo que tiene el caos que resulta hipnótico cual choque de trenes de mercancías. Este es el punto al que he llegado con “El Asombroso Spiderman” de Nick Spencer, que lo sigo por morbosa curiosidad más que por otra cosa.
Dejamos para el final el aspecto gráfico. Me resulta triste tener que admitir que Mark Bagley, a medio gas, es el único artista decente y con un estilo distinguible en este tomo. El resto, los hay cumplidores, pero sobre todo los hay mediocres. Que la editorial haya necesitado más de treinta artistas para dibujar toda la etapa de Nick Spencer dice mucho del estado de Marvel.
En fin, en dos meses sabremos cómo termina todo esto.