Con los volúmenes 5 y 6 de Amanecer de X se completa el primer semestre de los títulos mutantes surgidos tras el memorable HoX/PoX de Jonathan Hickman. Y tras este primer medio año, llegan cambios: se cancela la primera serie, Ángeles Caídos, y se prepara el terreno para la primera serie de la segunda oleada de títulos, Lobezno. Pero eso llegará en el séptimo tomo de esta serie, del que hablaremos el mes que viene.
En X-Men, Jonathan Hickman se lo toma con mucha calma. Nos cuenta historias dispersas que nos preguntamos si irán hacia algún lado, pero aún así son disfrutables. En la primera de ellas nos deja claro que, aunque su reboot haya sido posible el más radical que ha vivido la franquicia mutante desde su existencia, sigue teniendo presente lo que autores anteriores hicieron en esta parcela editorial. Así, vemos a los Hijos de la Cámara, creados por Mike Carey y Chris Bachalo allá por 2006, y se menciona al Mundo creado por Grant Morrison en 2001. Veremos más adelante qué consecuencias tiene las semillas que está plantando, que lleva unas cuantas. Y hablando de plantar semillas, es lo que hace Mística en una misión encubierta que hace la metamorfa azul para Charles Xavier. Pero su colaboración tiene un precio, Raven no siente orgullo racial ni patrio. Y se empieza a ver cada vez más que los protocolos de resurrección de Krakoa hacen que el propio cuerpo sea un activo descartable y las misiones suicidas se lleven a cabo con mucha ligereza. Interesante. Lo dicho, a ver hacia dónde nos lleva este autor.
Merodeadores es una de las series estrella de Amanecer de X. La gran beneficiada de todo este reboot sin duda ha sido Kate Pryde, que ha encontrado en Gerry Duggan a un escritor que la trata y comprende como hace tiempo que necesitaba un personaje al que los más veteranos tenemos mucho cariño. Seguimos con politiqueo mutante, con los Homines Verendi (por si había ya pocos grupos antimutantes…) y se recupera a personajes clásicos como el Aborrecedor y Donald Pierce y otros más recientes de la época de Cisma. Sobre la muerte de un personaje… Bueno, ya sabemos la importancia que tiene la muerte en la era de Krakoa, ¿no? Por lo demás, posiblemente la serie más sólida que nos encontramos en Amanecer de X a la espera de ver a dónde quiere ir Hickman en X-Men.
X-Force se mantiene entre las series más interesantes que hay en estos primeros momentos de Krakoa. La serie de los black-ops mutantes tiene la dosis de macarrismo y ultraviolencia que se veía en los primeros tiempos de este título hace ya más de treinta años, pero todo lo que ocurre tiene un motivo más allá del pin up molón liefeldiano. Es lo que tiene que el guionista sea alguien capacitado como Benjamin Percy en lugar de un Fabian Nicieza a las órdenes de un jovencito Rob Liefeld desatado. Aún así, ¿se puede molar más que tener a Lobezno repartiendo zarpazos aunque esté partido por la mitad?
Como ya comentamos, la serie de los Nuevos Mutantes está dividida en dos entornos con dos alineaciones diferentes. En el número cinco volvemos al espacio, con los personajes clásicos, Sam, Roberto, Illyana y compañía, metidos en asuntos Shi’ar. Hay que decir que Hickman escribe de una forma espectacular a Mancha Solar y que nos da momentos brillantes con el personaje. El sexto número nos trae de vuelta a la Tierra, cerrando la historia de la familia de Pico y Ángel de una forma bastante amarga.
Excalibur sigue en el mismo punto en el que la dejamos. Avanza lentamente en las historias planteadas anteriormente, en las relaciones de Otromundo con los habitantes de Krakoa, en las maquinaciones de Apocalipsis y en Pícara y Gambito. Pasito a pasito la serie sigue adelante, pero seguimos sin saber exactamente qué quiere hacer con ella Tini Howard. El dibujo de Marcus To no ayuda. Es bonito de ver, pero su narrativa no es precisamente fluida.
Por último, y sí la menos importante, Ángeles Caídos. Llega al final la historia del enfrentamiento entre Kwannon y su equipo contra Apoth. Quizás lo más interesante sea ver como Mariposa Mental despliega sus alas, pero la serie ha sido tan aburrida y ha estado tan mal escrita y dibujada que su punto álgido es recibido con total indiferencia y no podemos sino alegrarnos de que no tengamos que volver a leer más números de esta serie. Esperemos que otros autores sean capaces de hacer algo más interesante con estos personajes.
Quizás todo esté avanzando algo más lento de lo que esperábamos, pero la verdad es que Amanecer de X está resultando una lectura de lo más agradable. Y teniendo en cuenta que a partir del mes que viene desaparece del tomo la serie en la que público y crítica estaban de acuerdo en que sobraba y la cambiamos por páginas dibujadas por Adam Kubert, todo indica que va a ser mejor.