Tras la lectura de los dos primeros tomos de Amanecer de X, los que no nos subimos al Hickmanverso mutante teníamos que tomar una decisión: seguir adelante con esta recopilación en tapa blanda o esperar a las recopilaciones individuales de cada serie y seleccionar exclusivamente las que nos resultaran interesantes. Cada lector habrá llegado a una conclusión diferente, pero poniendo en una balanza lo bueno y lo malo, el que suscribe se ha decidido por Amanecer. Pese a Ángeles Caídos.
Conocido ya el entorno global en el que se va a ambientar el cosmos mutante en Dinastía de X/Potencias de X, la labor que tenían los dos primeros tomos de Amanecer de X era presentar las primeras seis series en las que se desarrollaría la macrohistoria recién empezada, cada una de ellas con unos personajes protagonistas diferentes y con tonos y temas propios. Y en ese aspecto, hay que reconocer que el éxito ha sido rotundo. Lo que aparece en los tomos tres y cuatro de esta recopilación global es la parte central de los primeros tomos TPBs de cada una de las series, y aquí, hechas ya las oportunas presentaciones, toca ir emprendiendo sus propios caminos.
En teoría, la serie central de la franquicia en estos primeros momentos es X-Men, básicamente por estar en manos del arquitecto y showrunner del entorno, Jonathan Hickman. Pero la verdad es que cada número tiene una personalidad diferente y no sabemos exactamente qué pensar. En estos dos números nos encontramos a la Hordacultura, una versión de las Chicas de Oro convertidas en botánicas radicales invadiendo la Tierra Salvaje -incluso una de ellas hace una referencia al nombre de Dorothy- en un número con un cierto toque humorístico, pero en el cuarto llevamos a los líderes de Krakoa al Foro de Davos a dejar claro quién manda y a quién no hay que tocar las narices en una épica reunión de gente sentada hablando. En uno de esos textos que acostumbra a darnos Hickman, aparentemente no demasiado importantes, nos cuenta cómo se alimenta Krakoa. Un poco siniestro, dicho sea de paso.
Merodeadores nos trae un número centrado en la familia Shaw: Sebastian utiliza los recursos de la nueva utopía mutante para resucitar a su hijo, el muy noventero Shinobi Shaw y demuestra que bastardo manipulador una vez, bastardo manipulador siempre. La nueva sociedad mutante se ha construido sobre bases raciales y no morales, y eso implica ciertos peligros que hay que tener en cuenta. Se ha permitido entrar al zorro en el gallinero, pero hay que tenerlo vigilado. Mientras tanto, Kate Pryde negocia una alianza con Bishop dentro del Club Fuego Infernal. Quizás la serie más interesante a nivel político de toda la franquicia en estos primeros momentos.
Excalibur sigue en un punto extraño que no termina de definir su alcance, pero es una lectura agradable. Seguimos teniendo la parte mutante, personalizada en la Capitana Britania, pero también hay una parte mágica, relacionada con Otromundo. Y entre medias, el mundo humano. También nos encontramos a Rictor con los poderes descontrolados, y a • –|A|– • ofreciéndose a ayudar. ¿Es de fiar o está planificando a largo plazo…? Lo veremos en los próximos meses. O años.
En los Nuevos Mutantes tenemos una curiosa bifurcación de la colección. Unos números estarán protagonizados por los Nuevos Mutantes clásicos en su andanzas espaciales, coescritos por Jonathan Hickman y Ed Brisson, y otros seguirán a jóvenes mutantes de generaciones posteriores, con Brisson en solitario, pero con un downgrade artístico de Rob Reis a Flaviano Armentero. Los dos números que aparecen en estos tomos que tenemos entre manos siguen a los nuevos, y tenemos por aquí a Glob, Pico y Ángel Salvadore, de la época de Grant Morrison, y Armadura, de los Astonishing de Joss Whedon y John Cassaday. Y además, los nostálgicos de los 90 tenemos a Bum Bum. En estos números se nos recuerda que muchos mutantes tienen familiares humanos, y que el éxodo masivo a Krakoa puede no ser del gusto de todos ellos. Y que las mafias farmacéuticas norteamericanas igual no están contentas con la aparición de medicamentos milagrosos al alcance de todo el mundo.
X-Force nos trae de vuelta a Xavier para sorpresa de nadie, pero su breve muerte tiene consecuencias. El Consejo Silencioso llega a la conclusión de que los ataques recibidos desde el mundo humano no se pueden quedar sin respuesta, y que además de una CIA necesitan unos Delta Force. Y con esto queda justificada la fundación de los Black Ops de Krakoa.
Y luego están los Ángeles Caídos. La serie de Cable, Kwannon y X-23 nos presenta a un nuevo villano, Apoth, con nulo interés, con un arte mediocre y además hecho con dejadez, limitándose a rellenar con masas de negro los fondos de las viñetas para ni siquiera tener que dibujar. Hablando claro: me he limitado a leer estas páginas en diagonal y las dos entregas que quedan en los dos próximos tomos de Amamecer de X se quedarán sin leer.
Estas dos nuevas entregas de Amanecer de X nos han dejado muy buen sabor de boca. Una lectura entretenida, variada y que cada vez va ampliando más el campo argumental y de tono. La época en la que más nos han emocionado los mutantes en los últimos diez años. Pese a Ángeles Caídos.