Dejamos el mes pasado a medias los cruces con Imperio, tras una extraña decisión editorial de los señores de Marvel Comics al otro lado del Atlántico. Según la casa madre, los seis números de la franquicia mutante relacionados con el crossover en cuestión, dos de la serie X-Men y la serie limitada de cuatro Empyre: X-Men, tenían que quedar partidos en dos tomos, aunque perfectamente podían haber entrado en uno solo. Bueno, en este Amanecer de X 14 le damos carpetazo definitivo al evento.
Comentábamos en la reseña del tomo anterior que no parecía quedar del todo claro si los Editores X Jordan D. White y Annalise Bissa se habían tomado esta historia como un chiste, habían planteado estos números como algo súper épico que había salido regular o estábamos ante algún tipo de juego metaeditorial en el que se habían puesto a satirizar sobre algunos de los grandes males del cómic superheroico de los últimos tiempos. Terminados ya estos números, podemos descartar la parte épica y nos quedamos con la sensación de que, efectivamente, hay bastante mala leche en el planteamiento. El rollo a lo Plantas contra Zombis que se trae la historia termina con la aparición de un bicho final como en el juego, y sólo hemos echado en falta catapultas tirándole melones. Hay pullitas internas, sobre cosas que se han hecho con la Bruja Escarlata en los últimos tiempos que nos han hecho preguntarnos si había alguien al volante, o la creación de personajes de usar y tirar, como el Chico Explosionante, que se usa para plantear alguna de las posibles consecuencias de los protocolos de resurrección de Krakoa. Y lo de Illyana convertida en Reina Zombi… bueno, pues nos ha sacado las ganas de ponernos Zombie Queen de Ghost. Una vez más.
En los números escritos por Jonathan Hickman hay momentos algo más serios, recuperando de forma puntual el traje clásico de Magneto, y a Éxodo retomando su clásico papel de heraldo del Amo del Magnetismo.
Dejados atrás los cruces con Imperio -que ya había ganas- nos quedan dos números más en Amanecer de X 14, un número de Lobezno y uno de Factor X. En Lobezno se pasa por aquí Rojo Omega en una historia que acaba en un continuará. Tenemos como dibujante invitado al suizo Viktor Bogdanović en uno de los escasos trabajos que ha hecho para Marvel, en una historia con un villano totalmente noventero -creación de Jim Lee en el primer número de X-Men sin Chris Claremont- con un dibujante de estética también con un punto noventera… pero que en manos de autores que saben lo que hacen, tanto a nivel argumental como narrativo, resulta más que disfrutable. El mes que viene sabremos cómo termina.
Terminamos con el segundo número de Factor X, serie que debutó en estos tomos hace un par de meses. De nuevo Leah Williams hace un trabajo impecable, actualizando a los tiempos modernos el concepto del Mojoverso (¿televisión? no estamos demasiado lejos de que llegue una generación que nos llame boomers a los que digamos esa palabra), y el estilo cartoon con un punto histriónico de David Baldeón le pega como un guante a Mojo.
Hay que reconocer que los cruces con Imperio le han sentado bastante mal a esta franquicia, y que quizás estos dos últimos tomos son de los menos disfrutables que hemos tenido desde que empezó esta recopilación. Pero estamos tan solo a dos meses del primer tomo de X de Espadas, el primer crossover global de la línea, anunciado por Panini para el mes de febrero, y la curiosidad por qué nos vamos a encontrar va creciendo cada vez más.