Cuando toca macroevento editorial, las series implicadas suelen resentirse un poco por tener que apartar sus propias tramas para meter las del crossover de turno. Más aún cuando las series en cuestión no son las protagonistas del cruce. Y eso es lo que pasa en Amanecer de X 13: tocan los tie-ins de Imperio, un evento que se centró en Vengadores y Cuatro Fantásticos y que roza tangencialmente a los mutantes en este tomo de Marvel Premiere y el siguiente.
En esta entrega tenemos material de tres series, Cable (que ponemos en pausa hasta llegar a X de Espadas), X-Men (con el primer número de los dos relacionados con Imperio) y los dos primeros de la serie limitada Imperio: X-Men. La mencionada interferencia del crossover en cuestión hace que quizás quede un poco más desangelado este tomo, pero aún así los autores implicados han conseguido hacer algo interesante con el tema.
Abrimos con Cable y su curiosa historia con los Caballeros de Galador alrededor del espadón que el Cable joven lleva, la Luz de Galador. El planeta que fue creado para el cómic de Rom (próximamente en sus librerías) fue destruido hace ha diez años, en Infinito de Jonathan Hickman, y los Caballeros del Espacio supervivientes quieren recrear su planeta en la Tierra. Esto, evidentemente, no le hace mucha gracia a Cable, que les planta cara con una cierta información privilegiada: el Nathan que está viviendo estos momentos es el joven, pero para el viejo son recuerdos. Aunque claro, el viejo está muerto. Pero eso no es nada que sea demasiado problema para un viajero temporal. Por cierto, ¿cómo demonios ha llegado Masacre a ser el Rey de Staten Island? Mira, mejor no quiero saber.
Al dibujo, Phil Noto en su nivel habitual, alternando según necesite la historia su registro pictórico con un estilo más clásico de lápiz y tinta.
El resto del tomo nos lleva directamente a Imperio. Cómo vas a relacionar a los mutantes, que están viviendo una temporada bastante a su aire y aislados del Universo Marvel, con un crossover entre Vengadores y 4F… Bueno, la verdad es que tampoco resulta imposible. Los Cotati, adversarios del evento, son una raza vegetal y toda la sociedad de Krakoa está articulada alrededor de los portales vegetales de la isla y de las medicinas naturales que producen sus plantas. Mmm. Quizás no sea imposible.
El primer número, de Jonathan Hickman y Leinil Francis Yu, el décimo de la serie regular central de los mutantes, nos trae de vuelta a las botánicas radicales que vimos al princpio de la serie, la Hordacultura. La Casa Summer, en la que viven los Summers y allegados -incluyendo a Vulcano, recuperado para la Era de Krakoa tras llevar casi diez años muerto, desde Guerra de Reyes– está en la Luna, justo al lado del jardín Cotati. El conflicto está servido.
Terminamos con dos números de la limitada Imperio: X-Men. Aquí nos quedamos un poco con la boca abierta sin tener claro si los autores de la Oficina X pretenden hacer una historia hiperépica y se han salido por el otro lado o si directamente se lo están tomando a chiste. La historia empieza con la Bruja Escarlata haciendo un conjuro que afecta a los mutantes y sale regular tirando a mal. Ya la lió parda en Dinastía de M y aquí no va a ser menos. Para redimirse de aquello intenta resucitar a los mutantes muertos en Genosha, pero reviven en su estado de semidescomposición presente, y así se enfrentarán a los Cotati, habiendo una batalla de… sí. Plantas contra zombies.
El equipo creativo parece un chiste más. Los cuatro números están escritos por ocho guionistas, de los cuales sólo se repite un número, el de Jonathan Hickman, que se deja caer por el primero y el último, y cuatro dibujantes. O es una planificación espantosa o es algún tipo de pullita a la inestabilidad en equipos creativos que hay en algunas series en los últimos años para mantener un ritmo de salida endiablado.
Lo que decíamos al principio: quizás Amanecer de X 13 no sea de los tomos más interesantes que hemos visto de esta recopilación, pero aún así tiene alguna que otra idea bastante aprovechable. Especialmente los dos números de Cable. Al final hasta le vamos a coger cariño al criajo y todo.