Cuando Panini Comics desembarcó en España allá por 2004, Iron Man era posiblemente el patito feo de los personajes de primera línea de Marvel. Hasta casi pasado un año de la llegada de la editorial italiana a nuestras librerías, no hubo ningún lanzamiento de la serie regular del Vengador Dorado, y lo que nos llegó fue, saltando una buena cantidad de números americanos desde donde quedó la edición de Fórum, los últimos números del volumen 3 de Marvel, correspondientes al evento Vengadores Desunidos. No fue hasta casi cuatro años más tarde, en febrero de 2008, que llegó la primera serie regular en grapa de Panini dedicada a Iron Man, aprovechando tanto la renovada popularidad del personaje como la expectación que despertaba el estreno de la película protagonizada por Robert Downey Jr. con la que debutó el MCU. Y precisamente esos primeros números en grapa son los que se recogen en Iron Man: Director de S.H.I.E.L.D., el segundo y último volumen integral con el que se concluye la recopilación de la práctica totalidad del cuarto volumen del personaje.

Contextualicemos. Tras Vengadores Desunidos, el encargado de relanzar a Tony Stark fue nada menos que Warren Ellis, que hizo exactamente lo que se esperaba de él: revolucionar al personaje, despertar un nuevo interés en él, tener más retrasos de los que Marvel estaba dispuesta a aceptar y ser un culo de mal asiento y desaparecer de la serie tras su sexto número. Aún así, Extremis fue una de las grandes sagas de la historia del personaje. Para sustituirle, la editorial fichó a Daniel Knauf (Carnivale, The Astronauts), que junto con su hijo Charles se encargaron de la serie durante dos años.

Como comentamos en su reseña, el anterior volumen llegó justo hasta los cruces con Civil War, y este Iron Man: Director de S.H.I.E.L.D. empieza justo con los números del setting La Iniciativa, en los que Tony Stark toma las riendas de la agencia de espionaje más conocida del Universo Marvel, después de que Nick Furia pasara a la clandestinidad y María Hill fuera Directora temporalmente. Y quizás lo más interesante que vamos a ver es cómo va a afectar el liderazgo de alguien como Stark en una agencia militar.

Si algo caracteriza a Tony Stark, además de su armadura roja y dorada, es el desmesurado ego que tiene, y que fue incluso acrecentado después de pasar por las manos de Warren Ellis en Extremis. Y eso es algo que marca los números que tenemos entre manos. A Stark le da exactamente igual el trasfondo militar de la organización, y el hecho de que lleve décadas funcionando de un modo muy definido no es argumento para él: el “siempre se ha hecho así” no sirve para nada más que para seguir una norma ISO. S.H.I.E.L.D. está bajo una nueva gerencia, y va a ser tratada como una filial más de Industrias Stark. Con todo el personalismo que le caracteriza, lo cual no termina de hacer gracia en las altas esferas. Así, tenemos que lo que fue una agencia de inteligencia encubierta pasa a ser un grupo de acción hi-tech donde el nuevo jefazo ha metido a dedo a personajes de la anterior etapa como Maya Hansen o Sal Kennedy. Los Comandos Aulladores se han convertido en los Comandos Voladores y llevan armaduras a lo Iron Man.

En el lado de los antagonistas que nos vamos a encontrar en este volumen, estamos ante una típica serie de Iron Man. La parte principal del tomo gira alrededor del regreso del Mandarín, un villano que estaba un tanto olvidado y había aparecido en tan solo tres tebeos a lo largo del lustro anterior. Aquí, bajo el nombre de Tem Borjigin se infiltra en la seguridad nacional como un contratista privado, señalando un riesgo que también existe en el mundo real.

No es ésta la unica referencia que veremos a la realidad en la que vivimos en este tomo. En el anual de la serie, escrito por Christos Gage, tenemos a Tony Stark yendo a Madripur con el objetivo de acabar con el control de Madame Hydra sobre la isla. Se deja caer que es difícil pacificar zonas en las que han derrocado al gobierno previo. Nadie piensa en Afganistan y sitios similares donde Estados Unidos ha metido las narices. No, qué va.

Y, también, como corresponde a la época plagada de eventos en la que se editó este tomo, hay dos tie ins de World War Hulk. Dos tie ins que, por cierto, no cuentan una historia ni remotamente cerrada, y que para entender y saber cómo acaba la historia es necesario hay que leer la miniserie central del evento.

En el apartado gráfico tenemos a dos dibujantes que se encargan de la mayoría del tomo, con un estilo razonablemente uniforme: Roberto de la Torre y Jackson Guice. Ambos funcionan correctamente, sin estridencias, aunque mejor el segundo que el primero. Estamos, como hemos dicho antes, en una época anterior al estreno de la película del MCU, y la imagen de Tony Stark no está inspirada en Robert Downey Jr, como hemos llegado a ver posteriormente. Aquí podemos reconocer los rasgos de Timothy Dalton, ex James Bond y que tiene su gracia para una historia en la que está S.H.I.E.L.D. de por medio.

Tenemos también en el anual a Harvey Tolibao, con un estilo deudor de los años 90 y que nos trae la esperada dosis de mujeres hipersexualizadas. Afortunadamente, sólo dibuja este número.

Respecto a la edición en sí del tomo, hay varios inconvenientes que señalar. El primero salta a la vista antes incluso de abrirlo. El cuarto volumen americano de Iron Man fue una serie de corta duración -duró tan solo treinta y cinco números y un anual- que ha sido reeditada por Panini en dos tomos: el primero, de la línea Marvel Integral y el segundo, de la línea Marvel Omnibus, cada uno con un diseño de lomo apreciablemente diferente. Que no se haya respetado el diseño en una serie de tan solo dos tomos es un detalle que se debería haber cuidado.

Pero más grave es el hecho de que sea imposible saber quién firma cada cómic de este tomo. En el índice se incluye escuetamente una lista de autores, sin especificar quién hace qué, y las páginas de créditos en el interior del tomo han sido omitidas, con lo que hay que recurrir a fuentes externas para saber quién es el autor de lo que estamos leyendo en cada momento.

También se podría cuestionar la decisión de no incluir en el tomo los últimos tres números del volumen americano, tie ins con el evento Invasión Secreta en los que la serie fue temporalmente renombrada como War Machine, pero es una decisión que ya tomó Marvel al editar el volumen en el que se recopila esta etapa y que Panini ha replicado tal cual en su edición española.

Iron Man: Director de S.H.I.E.L.D. recoge una etapa representativa de lo que era la Marvel de la época. Un año y medio de la serie, desde que Tony Stark se convierte en director de la agencia de espionaje a raíz de Civil War -momento que no vemos aquí-, se ve implicado en la Guerra Mundial Hulk -que sólo vemos aquí tangencialmente- y pierde su cargo tras los acontecimientos de Invasión Secreta… que tampoco aparece aquí. Era la Marvel de los eventos constantes y las temporadas entre uno y otro que exploraban sus consecuencias, una forma de planificar que ha quedado atrás.