En 2011 comenzó una serie que aparentemente se presentaba como «otra serie de Lobezno» pero que acabó siendo el sleeper de la década. Ahora Panini recoge en un Marvel Omnibus la serie Imposibles X-Force, escrita por Rick Remender y con un plantel de dibujantes bastante interesante entre los que destacan Jerome Opeña, Phil Noto o Esad Ribić. Amén de una alineación bastante rompedora, lo que convertía a esta serie en algo diferente era su tono, carente de límites en cuanto a violencia y lenguaje. Igualmente, su guionista planteó la historia más cercana a una serie cerrada, centrada en una idea clave, que en una serie abierta con sus aventuras independientes. Es más, los arcos argumentales de esta serie son muy largos, de hasta 10 números por lo que, a pesar de tener un tomo de casi 1000 páginas, podemos decir que apenas hay cuatro arcos en él.
Otra de las claves de esta etapa que, de salida, no captó demasiado interés pero que poco a poco fue cosechando los resultados del boca a boca, es que hay una idea principal alrededor de la cual giran todas las historias, y esta es si las malas personas nacen o se hacen. El punto de partida de la serie surge cuando Lobezno reúne a un grupo de antihéroes para llevar a cabo misiones encubiertas en las que hay que mancharse las manos de sangre. La primera de ella será evitar que la nueva encarnación de Apocalipsis llegue a crecer lo suficiente como para suponer la amenaza que todos sabemos que es. Y para ello se rodea de personajes como Mariposa Mental, Arcángel, Fantomex o Masacre, aunque el grupo a lo largo de los 35 números que duró la etapa sufriese continuas altas y bajas en su alineación.
Otro de las características que llaman la atención de la serie es su violencia desatada, poco habitual en series de superhéroes. Aquí Lobezno clava garras, desgarra y desmiembra sin ningún tipo de miramiento, algo que por otro lado tiene sentido, puesto que se trata de un equipo encubierto para hacer todo aquello que como Vengador o miembro de la Patrulla-X no puede hacer. Y aún más sentido cobra cuando ves a las amenazas que tendrá que enfrentarse, que no son precisamente segundones, sino que tendrá que verse las caras con enemigos que van del Rey Sombra, los jinetes de Apocalipsis, Deathlok o los personajes de la Era de Apocalipsis, entre otros muchos.
El momento elegido para la publicación de esta edición me parece muy pero que muy apropiado, puesto que coincide en el tiempo con la película de Masacre y Lobezno. Algo me dice que sus guionistas han leído esta etapa, viendo la cantidad de puntos en común que comparten, de no ser así, ya es pura casualidad. No solo están ambos personajes en un rol destacado dentro de la historia, sino que los viajes en el tiempo y los saltos a realidades alternativas está más que presentes, siendo prácticamente la seña de identidad de la historia en general. Lo de Remender tiene especial mérito, teniendo en cuenta que, para esa época, salvo por Exiliados 15 años antes, los saltos entre mundos del multiverso era algo más propio de la Distinguida Competencia que de Marvel.
Así, volveremos a La era de Apocalipsis, a un mundo repleto de Deathloks, o a Otromundo, en un claro homenaje a la etapa de Alan Moore en Capitán Britania que realmente dio el pistoletazo de salida a este tipo de historias. Pero en todo momento, las historias giran en torno al pequeño Evan, personaje que algunos conocimos por su posterior aparición en Lobezno y la Patrulla-X, donde también aparecía un inocente y desmemoriado Ángel que no acababas de entender si no habías leído previamente esta serie. En varios momentos de la serie veremos a los héroes plantearse la ética inherente a la decisión de tomar medidas radicales de manera preventiva en torno a un personaje que sabes que está destinado a poner en jaque la humanidad. El viejo concepto de «si pudieras retroceder en el tiempo y matar a Hitler» aplicado al universo mutante o Marvel en general.
Como pros, la serie me parece que tiene una estructura y una personalidad tan diferentes que resulta arrolladora. Remender parece tener muy claro lo que quiere contar y lo estructura en bloques, dentro de una serie de 37 números (35 + dos números .1). Igualmente tiene un tono poco habitual para aquella época. Volviendo a la comparación con el film de Shawn Levy, ver a Lobezno atacando y matando de esta manera resulta sorprendente, a pesar de verse como algo lógico y natural. Los dibujantes tienen un nivel bastante elevado, destacando a Jerome Opeña, que es quien abre la serie y marca el tono del dibujo para el resto de autores que estarían por venir a excepción de Greg Tocchini del que hablaré en el siguiente apartado. Mi reconocimiento a Santiago García y Uriel López por tener que traducir los continuos chascarrillos de Masacre, con frecuentes juegos de palabras o localismos que deben haber supuesto un verdadero dolor de cabeza a la hora de pasarlos al español…
Entre los contras, esa estructura que alabo como arriesgada y novedosa de largos arcos argumentales puede llegar a convertirse en un lastre, y hay momentos en los que puede llegar a saturar al lector, especialmente si te metes entre pecho y espalda el tomaco sin lecturas entre medio. Creo que hay algunos arcos que se podrían haber condensado o reducido a un menor número de capítulos. Comentaba también antes a Tocchini como dibujante que se sale de la norma y, al menos en mi caso, no precisamente para bien. Entiendo que los editores de la serie vieron en el brasileño un estilo muy afín al Alan Davis que popularizó Otromundo, pero sus números son los que menos me han gustado por confusos y porque realmente se sale bastante del tono medio del resto de autores involucrados en la serie. Y, aún entendiendo que para una co-edición para varios países, resulta más barato poner todo el texto en fuente negra, tengo que reconocer que los cuadros de pensamiento de Fantomex, con ese fondo azul oscuro, ha sido un absoluto tormento para mi presbicia. En la edición original la fuente es blanca y se lee mejor. El problema es que no son pocas las páginas repletas de cuadros de texto de este tipo.
En definitiva, Marvel Omnibus. Imposibles X-Force es un tomo donde puedes encontrar completa una de las mejores series de la década pasada, diferente en cuanto a planteamiento y dosis de violencia, y que durante toda su lectura deja en el aire una idea sobre la que, probablemente, vayas cambiando de opinión durante la lectura, estando a favor o en contra de la posibilidad de que una persona cambie dependiendo del entorno que lo rodea, y sobre si, independientemente de que se pueda o no, es ético o no aplicar una ley y un castigo únicamente como medida preventiva. Edición fabulosa con todos los números y portadas alternativas o bocetos a modo de extras que, una vez más, solo se ve afectado por su excesivo peso y su exigua manejabilidad, aparte del citado problema de las fuentes oscuras.