Cuando los principales héroes de un universo superheroico se juntan ante una amenaza, tiene que ser para algo tan grande que cada uno de ellos por separado fuera totalmente incapaz de plantarle cara con alguna posibilidad de éxito. No tendría mucho sentido juntar a la Liga de la Justicia para pararle los pies al Juguetero, o a la Patrulla X para enfrentarse a Brazos, el del Frente de Liberación Mutante. Y si además el grupo en cuestión presume de ser Los héroes más poderosos del mundo, el reto tiene que estar a la altura para no ser una decepción. En Sin Rendición, Los Vengadores se encuentran ante una situación que entra perfectamente en esta categoría: La Tierra ha sido robada.
Sin Rendición fue presentado en su día como un evento… sin realmente serlo. Tiene todas las características del clásico crossover, con un argumento más grande que el mundo mismo, con personajes procedentes de todos los rincones de la editorial implicados, con varios guionistas y dibujantes… pero estrictamente hablando, estamos ante un arco argumental cerrado de dieciséis numeros de la serie regular de Los Vengadores. Un arco en el que la colección fue publicada semanalmente, haciendo imposible que un único equipo artístico afrontara su creación en exclusiva. Y con la sensación de que estábamos viendo la historia más grande de los Vengadores desde hacía años.
La historia empieza directamente con el volumen al 11, sin concesiones. Una serie de catástrofes se suceden por todo el planeta, y desde la estación Alpha Flight la Capitana Marvel y compañía ven que la Tierra y la Luna han desaparecido. Los responsables son dos Primigenios del Universo, el Gran Maestro -presentado por Roy Thomas y Sal Buscema a finales de los años 60, junto al Escuadrón Siniestro- y el Combatiente -personaje de nueva creación en esta historia-, que han venido a utilizar uno de los rincones más conflictivos del Universo Marvel como tablero de juego para una de sus partidas cósmicas, en la que están implicados la Orden Negra y la Legión Letal. Pero a este conlicto viene a ayudar Viajera, una fundadora de los Vengadores que cayó en el olvido años atrás y de quien nadie se acordaba hasta ahora.
El planteamiento de esta historia nos recuerda poderosamente a dos historias previas del Universo Marvel. Por un lado, está la obvia Contienda de Campeones, y por otro, el pasado olvidado de Viajera no deja de ser un remake de la historia del Vigía. Pero todo ello pasado por un filtro bombástico que no deja un minuto de descanso al lector y le viene muy bien al tono de acción desenfrenada, pero nos hace echar de menos los momentos más intmistas de la historial original del Vigía.
Justo antes del inicio de Sin Rendición, la franquicia Vengadora estaba formada por tres series principales: Vengadores, escrita por Mark Waid, Vengadores U.S.A., por Al Ewing, y la serie del Equipo Unidad, Imposibles Vengadores, por Jim Zub. Cuando llega esta historia, los tres guionistas se unen para escribir la historia que tenemos recopilada en un tomo a seis manos juntando a todos los personajes que estaban manejando en sus respectivas series y cancelando las dos secundarias, marcando con esta historia el final de la irregular etapa de Mark Waid y dejando el terreno de juego despejado para su sucesor, Jason Aaron. Al hacerlo todos juntos en lugar de escribir cada guionista un número protagonizado por sus propios personajes, la historia da una sensación mucho más uniforme en lo argumental, quedando mucho más sólida que en otras historias de estas características.
En el plano gráfico también hay cambios. Antes de esta traca final, Vengadores estaba dibujada regularmente por Mike del Mundo, Imposibles por Sean Izaakse y Vengadores U.S.A. por Paco Medina. Evidentemente, es imposible que una historia con el nivel de detalle que tenemos entre manos pudiera ser dibujada por tres autores, que deberían haber sido capaces de producir dieciséis números en tan solo cuatro meses. Para ello, además de mantener en algunos números a Izaakse y Medina, se prescinde de Mike del Mundo -posiblemente, el mayor lastre que tuvo la etapa de Mark Waid en Vengadores- y entran en la plantilla de autores rotativos Kim Jacinto, Mike Perkins, Joe Bennett, Stefano Caselli y la gran bestia parda que es Pepe Larraz, un autor espectacular que si fuera más rápido sería la gran estrella de la editorial. Aún así, es uno de los mejores autores de los que dispone Marvel.
El volumen integral de la línea Marvel Now! Deluxe en el que Panini recopila íntegramente esta historia supera las 400 páginas, llegando casi al rango en el que se mueven algunos volúmenes de Marvel Héroes. A los dieciséis números de Vengadores que forman el grueso de la historia se añaden las páginas del Marvel Legacy de Jason Aaron en el que se presentaba a Viajera y una extensa colección de extras en la que se recogen textos sobre el proceso creativo y de coordinación de esta historia y la habitual colección de portadas alternativas.
Hay que señalar también que en este tomo se incluye un número con una importante trascendencia posterior: en el número 684 aparece por primera vez el Inmortal Hulk, que poco después protagonizaría la memorable etapa de Al Ewing al frente de la serie del Coloso Esmeralda.
No hay la más mínima duda de que Sin Rendición no es una historia original que venga a revolucionar el género. Utiliza recursos argumentales ya conocidos previamente, y maneja los códigos superheroicos con respeto, manteniendo un equilibro entre tradición y modernidad. Pero también es cierto que proporciona un largo rato de entretenimiento palomitero que muchas veces es lo que buscamos cuando nos acercamos a un tebeos de estas características. Es, posiblemente, la mejor historia de Los Vengadores que ha visto la luz tras la inmensa epopeya de Jonathan Hickman que concluyó con Secret Wars en 2015.
