Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Marvel Must-Have Vengadores Secretos 2: Los ojos del dragón

Marvel Must-Have Vengadores Secretos 2: Los ojos del dragón
Guion
Ed Brubaker
Dibujo
Mike Deodato Jr., Will Conrad
Color
Rain Beredo, Sotocolor
Formato
Cartoné, a color, 184 páginas
Precio
20 €
Editorial
Panini Cómics. Junio 2024
Edición original
Secret Avengers 6-12

Bueno, pues se acabó lo que se daba. Ed Brubaker apenas ha durado un año en la serie vengadora más molona (con permiso de “Academia Vengadores”) de todo el relanzamiento conocido como “La Edad Heroica”, resultante del crossoverAsedio, que terminó con el reinado oscuro de Norman Osborn. Una docena de episodios en los que hemos podido disfrutar de un par de historias con aroma a cine añejo de artes marciales. Algo que ha sido especialmente notorio en el segundo arco, “Los ojos del dragón”.

Los ojos del dragón manejan los hilos

Para el segundo arco de la serie, Ed Brubaker recupera a Shang Chi. Pero además, recupera la versión que mola del artista marcial. La que recuerda poderosamente a la serie regular “Master of Kung Fu” de Doug Moench y Paul Gulacy. Sí, esa serie que por culpa de los remilgos de Disney no se puede reeditar debido a la aparición de Fu Manchú, padre de Chi, sacado directamente de las novelas Pulp de Sax Rohmer. Siempre nos quedará recurrir a estos libros o bien disfrutar de las cintas protagonizadas por Christopher Lee.

Antes que nada, debo reconocer que he disfrutado mucho de esta versión de Shang Chi en clave thriller de espías. Sobre todo si tenemos en cuenta la versión chusca del MCU, con un protagonista aparcacoches con cara de tonto. Sus recientes tebeos en Marvel Comics no han sido mucho mejores, buscando acercar al personaje a su homólogo cinematográfico, con un tono mucho más cercano a la fantasía que a lo que podemos leer en las páginas de estos Vengadores Secretos.

“Los ojos del dragón” es una historia que apela a la nostalgia desde la evocadora portada de Mike Deodato Jr. que, de manera inevitable, nos hace pensar en las carátulas de cintas clásicas de Bruce Lee como “Operación Dragón”. La trama tampoco se asemeja demasiado de aquellas películas en las que el actor debía acabar con organizaciones criminales.

La premisa de “Los ojos del dragón” es sencilla y directa. El equipo de operaciones encubiertas de Steve Rogers debe evitar que un puñado de ninjas capture a Shang Chi con la finalidad de utilizar su sangre para completar la resurrección de Zeng Zhu (no se le puede llamar Fu Manchú, pero todos sabemos que lo es). Brubaker nos ofrece una adrenalínica historia de cinco números que no baja el ritmo en ningún momento. Destaca la representación que hace del villano, siendo tan sádico, manipulador y despiadado como en la mejor de sus novelas.

Ahora bien, también es cierto que Ed Brubaker escribe “Los ojos del dragón” con el piloto automático, logrando que el resultado sea tan previsible como funcional y efectivo. Pero, claro, Brubaker es mucho Brubaker aunque esté a medio gas.

También me parece digno de mención que el guionista se acuerde de los conceptos y personajes creados para la excelente miniserie El proyecto Marvels a la hora de rescatar a cierto héroe de pasado misterioso al que da una vuelta de tuerca adicional. Dicho personaje, del que no desvelaremos su identidad, es el protagonista del arco final de dos números que, apoyándose en numerosos flashbacks para su narración, nos hace viajar nuevamente a los días en los que el Capi luchaba contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Dichos flashbacks son dibujados por Will Conrad, con un estilo similar a Mike Deodato Jr., que cumple su cometido con eficacia.

Y ya que hablamos del artista brasileño, mencionar que también deja la serie junto al guionista, pero que antes se marcará algunas páginas para el recuerdo. Especialmente aquellas donde la acción lo desborda todo.

En resumidas cuentas, “Los ojos del dragón” es uno de esos cómics que no buscan en ningún momento hacer historia, crear tendencia o marcar un hito. No, lo que persiguen con esta serie Brubaker y Deodato Jr. es que pasemos un buen rato leyendo un tebeo directo, sencillo y muy divertido. Por mi parte, objetivo cumplido al cien por cien.