Tras la guerra entre Hammer y Asgard, el Universo Marvel salió de las tinieblas en las que estuvo sumido durante el “Reinado Oscuro” de Norman Osborn. Una nueva era más optimista y luminosa estaba en ciernes. Los Vengadores volvieron a ser el equipo abanderado de los héroes más poderosos de la Tierra. Los Nuevos Vengadores dejaron de operar en las sombras para ocuparse de problemas más mundanos. Pero todavía hacía falta un equipo que se encargara de las amenazas antes de que estas supusieran un problema y llegaran a oídos de la opinión pública. Hacían falta unos Vengadores Secretos.
Los Vengadores Secretos de Steve Rogers
Otro de los cambios que nos trajo el comienzo de la Edad Heróica es que Steve Rogers se convirtió en el poli definitivo de América al quedar al mando de las fuerzas de seguridad. No fueron pocos los que se sorprendieron de que no volviese a ser el Capitán América. En su lugar, Bucky continuó con el escudo en la cabecera del primer vengador escrita por Ed Brubaker, guionista encargado de escribir la serie que tienes en tus manos.
Ed Brubaker ya demostró en Batman, Gotham Central, o la mencionada serie del Capitán América, que se le da muy bien llevarse las series al terreno que más le gusta o en el que se siente más cómodo. Así pues, aunque sean títulos de superhéroes, sus historias en las colecciones citadas destacaron por un fuerte aroma a thriller o noir dependiendo del caso.
Con estos mimbres, Vengadores Secretos se antojaba como la serie perfecta para un escritor como Ed Brubaker. Y sí, la serie estuvo muy bien, pero nos encontramos con la versión más mainstream del escritor. No es su mejor trabajo, pero al menos no fue el desastre que fue su Patrulla X.
El problema de este primer arco es que promete una cosa pero da otra muy distinta. Uno podría pensar que un grupo formado por Steve Rogers, Sharon Carter, la Viuda Negra, el Hombre Hormiga (Eric O´Grady), Caballero Luna, Valquiria, Bestia y Máquina de Guerra se puede encargar de misiones de espionaje cual thriller de Tom Clancy. Algo de eso hay, lo que pasa es que, a las primeras de cambio, el escritor los manda a Marte. No, no es un spoiler. El título de la historia lo pone bien grande en la portada. Este cambio de ubicación descoloca mucho cuando uno espera ver una trama llena de giros, intrigas y traiciones.
Soy consciente de que no comulgar con el tono de esta aventura es un problema propio. Y es que, aunque la acción se traslade a otro planeta e incluye referencias, alusiones y cameos de escala cósmica, no deja de ser una misión de infiltración y reconocimiento, así como una primera toma de contacto con el Consejo de las sombras, los malos de la función que quieren hacerse con el control de objetos de poder como la Corona Serpiente. Aún con esto, uno no puede evitar la sensación de que Brubaker ha hecho trampas y ha encarado la escritura de la serie con el piloto automático. Casi parece que hubiera aceptado el encargo para asegurarse de que nadie usaba al capi de una forma que hubiera interferido en sus planes con el personaje.
Así pues, tenemos un guion con truco, pero que funciona como un tiro. Bru maneja el suspense y la tensión como pocos autores del medio. A nada que te gusten estos personajes entrarás en la historia como el que más. Me gusta también que el grupo tenga la intención actuar de manera proactiva como hicieron los Vengadores en la etapa de Kurt Busiek (en concreto en los números dibujados por Alan Davis) o como The Authority, sin llegar a ser una fracción que la panda de cabroncetes creada por Warren Ellis.
En Estados Unidos los miembros de los Vengadores Secretos fueron revelados poco a poco en una original campaña de publicidad que solo mostraba las siluetas de los personajes. Una forma de crear hype para una serie que no hizo todo el ruido que hubiera merecido por culpa de un Brian Michael Bendis que, una vez más, acaparó todos los titulares con el relanzamiento de la franquicia. De hecho, su escasa relevancia tuvo su eco en España, pues este es uno de los escasos títulos “core” de Marvel que no ha sido reeditado nunca hasta su presente llegada a la línea Must-Have.
Ahora hablemos un poco de la parte artística. El arco de “Misión a Marte” viene firmado por Mike Deodato Jr. El artista brasileño se muestra tan explosivo como de costumbre, regalando al lector unas escenas de acción impresionantes y un diseño de personajes bastante inspirado. Sin embargo, la guinda del pastel es el quinto episodio donde Brubaker se reúne con David Aja, Michael Lark y Stefano Gaudiano, viejos colaboradores, en un tebeo 100% de espías con el mejor regusto al Nick Furia de Steranko. Un colofón maravilloso.
En definitiva, una serie muy apetecible para los fans de los espías, los superhéroes y, en general, para todos aquellos que quieran pasar un ratejo de lo más entretenido.
La edición de Panini incluye los extras habituales de la línea tales como portadas alternativas, diagramas, cronologías, biografías de los autores y artículos de lo más variado.