El relanzamiento de la franquicia mutante de 2004 conocido como Reload se apoyó en tres pilares básicos. El primero, La Increíble Patrulla X, de Joss Whedon y John Cassaday. El segundo, la vuelta de Chris Claremont a La Imposible (ugh) Patrulla X con un siempre perfecto Alan Davis a los lápices. Y ahora nos llega el tercero: la entrada de Peter Milligan en Los desadjetivados X-Men, cuyos primeros nueve números recopila Panini en Golgotha, primer tomo de esta etapa en Marvel Must-Have.
X-Men fue la serie central de la época en la que Grant Morrison fue el responsable principal de la franquicia mutante, renombrada por entonces como Nuevos X-Men. Tras su salida, su sutituto, Chuck Austen firmó una corta etapa de transición que comenzó en el número 155 americano y duró tan solo diez números, recibiendo bastante poca apreciación entre el fandom. Después de un número escrito por Chris Claremont, entra como guionista regular Peter Milligan, un clásico autor del sello Vertigo de DC Comics que pocos meses antes había terminado una memorable etapa en X-Force/X-Statix junto a Mike Allred, con lo que la franquicia mutante no le era del todo ajena. El tema es que no es lo mismo encargarse de una serie periférica, como una intrascendente X-Force que estaba por debajo de los 40000 ejemplares vendidos al mes, que de X-Men, una de las series centrales de la franquicia mutante, que superaba los 80000 y entraba en el top 10 de ventas. Quien se espere encontrarse aquí al Peter Milligan de X-Statix que se lo piense dos veces antes de decepcionarse.
En este tomo tenemos dos arcos argumentales completos con un total de nueve números americanos, Golgotha y Extraño triángulo amoroso. En el primero nos encontramos con la Patrulla X viajando a la Antártida para investigar qué ha ocurrido con una colonia mutante, en una historia con un tono de terror que nos recuerda en sus primeros momentos a La Cosa de John Carpenter. Golgotha es un hongo psíquico alienígena que juega con los miedos y los traumas de los seres con los que entra en contacto, y de eso los X-Men andan más que sobrados. Y una vez lo encuentran, deciden llevarlo de vuelta a la Mansión para estudiarlo con detalle allí. Mala idea.
En Extraño triángulo amoroso nos encontramos con un tono mucho más cercano a lo que había hecho Chuck Austen que a obras anteriores de Peter Milligan: el culebroneo es constante en esta historia, y a falta de un triángulo amoroso, tenemos dos. Por un lado, Polaris está en una relación con el Hombre de Hielo, lo que no termina de hacerle gracia a Kaos. Y por otro, Gambito y Pícara están intentando encontrar una solución a sus problemas de acercamiento físico, con la consiguiente dosis de frustración, pero la presencia de una nueva estudiante hipersexualizada llamada Foxx no ayuda precisamente a suavizar este proceso. Bueno, la verdad es que aunque no sea una de las principales señas de identidad en la obra de Milligan, lo de los mutantes que piensan con las hormonas era uno de los temas presentes en X-Statix.
Aunque no estemos ante el Milligan más personal, hay toques de sus temas más habituales aquí y allá. Los miedos y las frustraciones que se tratan en Golgotha son parte del juego de identidades que conforma el eje central de la obra del guionista inglés, y las inseguridades de los personajes son parte fundamental de todo lo que nos encontramos en este volumen. A ello ayuda también la alineación de esta serie: Pícara, Gambito, Emma Frost, Kaos, Polaris y el Hombre de Hielo. También está Lobezno, que queda un poco de pegote en este grupo pero es uno de los mayores fan favourites del grupo, y en una serie superventas hace falta al menos un personaje comercial.
Al dibujo tenemos a Salvador Larroca en posiblemente los mejores años de su carrera. Ya ha desarrollado un estilo personal totalmente reconocible, es totalmente eficaz en su forma de contar la historia, y aún está lejos del casi fotorrealismo al que llegaría años después, que le daría un toque estático que aquí , afortunadamente, no tiene. Quizás lo menos afortunado en el plano gráfico son los colores de Liquid!, que dos décadas atrás eran super molones y todo eso pero a día de hoy resultan un tanto chillones.
Como decíamos al principio, en X-Men no nos encontramos con el Milligan más personal. Estamos ante una obra de encargo para una de las series principales de la franquicia más comercial de Marvel, y las líneas editoriales en este tipo de productos son tan férreas que quizás despojan de una buena parte de su identidad a autores tan personales como Peter Milligan. Aún así, Golgotha es un tomo bien escrito y que proporciona un rato de lectura entretenida.