Lo hemos dicho en un montón de ocasiones y lo repetiremos las veces que haga falta: si bien es cierto que la presencia de personajes de primera fila comercial en un cómic aseguran un público potencial más amplio que cuando los personajes no son tan conocidos, lo que realmente hace que un tebeo sea recordado años después de su publicación es la calidad del trabajo de sus autores. Así, hay cientos de obras de Batman o de Spiderman de las que no se acuerda nadie, pero aquí estamos hablando de Nextwave casi veinte años después de su publicación original, y sus protagonistas son un personaje de usar y tirar, una mutante de segunda fila que estaba casi olvidada, una de las creaciones menos exitosas de Jack Kirby, la hija de un personaje de segunda de la Bronze Age y una vengadora que tuvo su momento de gloria en los años 80 pero que llevaba tiempo paseándose como invitada secundaria por un buen puñado de series. Que esta serie siga recordándose tanto tiempo después se debe a dos motivos, llamados Warren Ellis y Stuart Immonen.
A mediados de la primera década de este siglo, y tras varios años de tranquilidad, Marvel se metió en una dinámica de crossover casi contínuo. Pasadas casi dos décadas del último evento global (La Cruzada del Infinito), en 2005 llegó Dinastía de M, después Civil War, después Guerra Mundial Hulk, Invasión Secreta y así casi hasta hoy. Desde aquel resurgir del crossover, todo tenía que estar relacionado con las grandes historias épicas que marcaban cada acontecimiento que ocurría en prácticamente todas las series de la editorial. Pero Warren Ellis es un tipo que siempre ha ido bastante por libre. Aunque había firmado un contrato en exclusiva con Marvel, las series que el guionista inglés produjo por aquella época estaban razonablemente distanciadas de lo que ocurría en las principales series de la editorial. Así, pasó por Ultimate 4F, Iron Man, donde hizo la memorable Extremis, o esta Nextwave. En esta última, al coger personajes de segunda fila (o tercera, o…) su libertad creativa fue total y nos presentó una serie de humor macarra con muy mala leche, pero también con una inteligente mirada irónica al cómic superheroico.
Nextwave es un equipo antiterrorista de élite que pertenece a H.A.T.E. (Highest Anti-Terrorism Effort), una organización dirigida por Dirk Rabia, que recibe sus fondos de la Corporación Beyond (sí, esa Corporación Beyond), que anteriormente fue S.I.L.E.N.T., un antiguo grupo terrorista. Evidentemente, todo esto es una más que evidente parodia de S.H.I.E.L.D. y Nick Furia, con las historias de conspiraciones por debajo de conspiraciones que hemos visto en más de una ocasión alrededor del personaje. Pero también tenemos homenajes a los primeros tiempos de la editorial, con la presencia de Fin Fang Foom, ideas descerebradas como trabajadores de Recursos Humanos siendo cultivados (eh, ¡eso ya lo vimos en Amanece que no es poco!), homenajes a los Transformers, parodias de la sección mágica del Universo Marvel o hacia la forma de escribir de Grant Morrison, especialmente dirigidas hacia su Doom Patrol, y, en resumen, pullas cargadas de mala leche hacia todo lo que se le cruza por delante a Warren Ellis.
El equipo está formado por Monica Rambeau (antes Pulsar, y Fotón, y Capitana Marvel), que fue en tiempos la jefa de los Vengadores como no para de recordar, Tabitha Smith (alias Bum Bum, y Boomer, y Meltdown, y Bomba de Tiempo… y no descartemos que lo de Doctora Madame McExplosiva no fuera sólo un chiste de Sabia), Aaron Stack (convertido en un robot alcohólico y con un punto racista), Elsa Bloodstone (un personaje que hunde sus raíces en el pasado de la editorial pero que sólo había salido en cuatro tebeos antes) y el Capitán (un personaje de nueva creación que parodia los superhéroes macarras noventeros). ¿Y qué tienen todos estos tipos en común? Absolutamente nada. Si vas a hacer una sátira del género, el equipo disfuncional no puede faltar.
En palabras del propio Warren Ellis, Nextwave no va sobre arcos de personaje ni aprendizaje ni moral ni abrazos (…) Va sobre las locuras que hay en los cimientos del Universo Marvel, sobre los efectos especiales del cine asiático, niveles absurdos de destrucción, un sentido del humor retorcido, espectáculo y cosas que explotan y gente siendo pateada. Especialmente sobre COSAS QUE EXPLOTAN Y GENTE SIENDO PATEADA.
Y si el guion de Ellis está inspiradísimo, lo de Stuart Immonen es de otro planeta. El ilustrador canadiense, que nos lleva haciendo babear con su trabajo desde Superman: Identidad Secreta es un genio de la narrativa gráfica y la composición. Sus escenas de acción tienen un dinamismo como pocos autores consiguen, pero es que además algunas de sus splash pages son para imprimirlas a gran tamaño, enmarcarlas y colgarlas en el salón.
Respecto a la edición de Panini dentro de la línea Marvel Must-Have, luces y sombras. Por un lado, se ha mejorado parcialmente la rotulación respecto a la edición en dos tomos 100% Marvel de 2007. En la edición original, Warren Ellis juega con la censura de términos malsonantes, poniendo en lugar de los tradicionales asteriscos una calavera con dos tibias. En la anterior edición, estos símbolos fueron o eliminados o cambiados por un taco directamente. En la nueva edición, se ha respetado la edición original y lo que en 2007 fue Capitán Capullo, ahora es Capitán ☠️☠️☠️☠️. Pero por ejemplo, los nombres de personajes que aparecían como onomatopeyas fuera de bocadillo en lugar de rotularse correctamente, integrados en el dibujo, se han metido dentro de un cuadro de texto, uno de los grandes males de las coediciones.
En el lado de lo negativo, tenemos algo que ya hemos visto en más ediciones de Panini y nos ha hecho torcer el gesto en todas y cada una de ellas. Cada capítulo de Nextwave tras el primero comienza con un texto humorístico de Warren Ellis a modo de recapitulación e interacción con lectores ficticios. En la edición en tomo de Marvel, todos estos textos aparecen en su sitio. En la edición de Panini no está ninguno, prescindiendo de parte de la labor creativa del guionista y del criterio de la editorial original.
Al margen de defectos de edición, hay que decir que Nextwave es un tebeo que, siendo conscientes de su mala leche y su intención humorística, roza la perfección. Quizás los más puristas del género puedan no entrar en el juego que plantea Warren Ellis (la portada del número 11, por ejemplo, parodia las de los tie-ins de Civil War con el texto «Mark Millar chupa cabras»), pero incluso este tipo de lector quedará maravillado ante el arte de Stuart Immonen. Y los fans de Warren Ellis ya saben lo que se van a encontrar aquí dentro y no quedarán decepcionados.